Cayó de un balcón y se fracturó la columna; hoy corre en dos patas con la ayuda de un arnés
Asustada por el ruido de fuegos artificiales, la perra Shakira se lanzó al vacío desde un segundo piso; le dijeron que no iba a volver a caminar pero su dueño no estaba dispuesto a darse por vencido
La había rescatado de un garage abandonado con apenas horas de vida, cuando todavía conservaba el cordón umbilical y no había abierto los ojos. La bautizó Shakira y le prometió que juntos iban a salir adelante. Y así lo hicieron. Pasaron los meses y, poco a poco, Shakira y José Antonio García Pérez (43) se convirtieron en amigos inseparables. Hacían todo juntos pero lo que más disfrutaban eran los paseos por las playas, el senderismo y los ascensos por las montañas de Tenerife, la isla de la Comunidad de Canarias en España donde actualmente viven los dos. Confiaban el uno en el otro, recorrían caminos que nadie había transitado, se perdían en las montañas y vivían felices. Shakira era una corredora nata y José Antonio lo sabía. "Muchas veces me asustaba porque no la veía mientras corríamos. Ella habia adquirido una técnica de corredor profesional: se me pegaba tanto que iba cortando el viento con mi propio cuerpo. Era maravillloso verla disfrutar de esa forma", asegura.
Pero una tarde, la historia cambió para ellos, especialmente para la perrita que entonces tenía diez años y se había convertido en un animal activo, apasionado por la vida al aire libre y los paseos con José. Comenzaban los festejos de fin de año y los estruendos de los fuegos artificiales anunciaron la tragedia. Estaba sola en casa y asustada por el ruido, instintivamente, Shakira intentó escapar del departamento y saltó al vacío desde un segundo piso. Cayó cuatro metros, se fracturó la columna y la médula se vio seriamente comprometida. "Hubo que operarla de urgencia: tenía la columna partida, había que estabilizarla porque estaba sufriendo y tenía mucho dolor. Las posibilidades de que no volviera a caminar eran altísimas pero en ningún momento Shakira se dio por vencida. Desde el minuto cero en que volvimos a casa y pudo moverse, comenzó a arrastrarse, a traerme sus juguetes, me despertaba todas las mañanas para salir a pasear casi sin darse cuenta que sólo se podía manejar con dos patas", recuerda José Antonio.
Y fue ese espíritu de lucha el que animó a José a tomar un camino diferente para su amada perrita. Siempre había sido auto-didacta y, gracias a su profesión como Profesor de Educación Física y a su pasión por los deportes y la vida sana, comenzó a investigar alternativas diferentes con el fin de ayudar a Shakira en su rehabilitación. No sólo tuvo que aprender a asistirla para poder hacer sus necesidades, sino que cumplió al pie de la letra las indicaciones que le dieron los veterinarios en cuanto a los beneficios de la electroestimulación para el tipo de lesión que tiene Shakira. Pero también fue por más. "Todos los días trataba de sumarle algún elemento nuevo a la recuperación de la perra. Implementé un sistema en casa que la ayudaba a mantenerse erguida y ejercitar sus patas delanteras. También le armé un arnés para poder salir a pasear, eso que tanto ella disfrutaba de hacer antes del accidente. Lo hice con un cinto, un collar de perro y agarraderas de los materiales del gimnasio", explica José Antonio.
Correr para sanar
Siempre pendiente de brindarle lo mejor a su perra, un buen día José Antonio descubrió que lo que Shakira deseaba era tener grandes aventuras, de esas que solían tener antes del accidente. "Cuando la gente la ve arrastrarse impulsada por sus patas delanteras, me pregunta si es feliz o si en realidad está sufriendo. La respuesta es que ella sufre cuando no sale a pasear. Pero ella no quiere salir a dar una vuelta, quiere que la lleve a sitios preciosos, oler la hierba, la tierra húmeda, quiere tener experiencias nuevas todos los días. Yo sé lo que es tener esa sensación, la veo en sus ojos. Hace mucho tiempo tuve un accidente de moto, pasé dos meses postrado y estuvieron a punto de amputarme la pierna. Y cuando la vi después del accidente supe que ella quería correr. Me acuerdo de la primera vez que salimos con el arnés: me daba vuelta para verle la cara de felicidad con la lengua afuera y al viento, era mágico", cuenta con emoción.
Fue así que a los diez meses del accidente, humano y perra se inscribieron en el Canicross de Arico, una carrera de 8 km que recorre senderos de montaña en pleno contacto con la naturaleza. La experiencia fue gratificante y emocionante para ambos y desde entonces adoptaron los entrenamientos al aire libre como parte de la recuperación de Shakira. Cuando José Antonio tiene días libres en el trabajo disfrutan estar juntos. "Duerme conmigo desde que nació. Nos levantamos, la ayudo a vaciar su vejiga y tomamos café. Luego, en función del lugar que elija, le pongo su arnés o el carrito. Solemos ir a la playa a nadar o subir alguna montañita. A veces la llevo en brazos para el ascenso y después ella baja corriendo", detalla.
José Antonio no está dispuesto a bajar los brazos. Asegura que haría una y mil veces de nuevo todo por Shakira. "Siempre ha estado, en los momentos buenos y en los malos de la vida. Es una simbiosis de energía que nos alimenta y me permite mantenerme optimista. Ella es mi refugio cuando todo lo demás está atravesando una tormenta. A veces me preguntan porqué hago lo que hago. Y yo pienso: ¿qué harían ustedes por alguien con quien han compartido gran parte de su vida?", dice con una sonrisa. Y sus esfuerzos están dando frutos. Hoy Shakira logra mantenerse sobre sus cuatro patas por algunos segundos e incluso consiguió dar unos pasos en la playa. Forman un equipo único y ellos lo saben.