Charly García incorporó nuevos escándalos a su nutrida colección
Charly García vivió, después de su recital junto a Mercedes Sosa en la ciudad de Mendoza, 72 horas de locura y escándalos en los que agredió a una de sus admiradoras, se zambulló en una piscina desde la habitación del hotel - a 16 m de altura-, golpeó a un cronista de televisión y lastimó a otra periodista arrojándole una mesa desde el balcón de su departamento.
La sucesión de hechos comenzó el miércoles último, cuando, luego de haber sido golpeado en un pub de la capital mendocina, fue acusado de agresión por una de sus fanáticas. Ayer por la tarde, sorpresivamente, se arrojó desde el noveno piso del hotel donde se alojaba para zambullirse en la piscina, ubicada en la terraza del segundo piso de la residencia turística.
Luego, y tras su llegada a Buenos Aires, golpeó a un cronista de Azul Televisión, para luego lastimar a una periodista del diario Crónica arrojando una mesa ratona y una maceta desde el balcón del séptimo piso del edificio situado en Coronel Díaz y Santa Fe.
La seguidilla de escándalos protagonizados por el cantante terminó con la concurrencia a su domicilio de una numerosa comisión de efectivos de la Policía Federal.
Tres patrulleros, más de cuarenta efectivos -cuatro de ellos vigilando la entrada del edificio- y un custodio privado del cantante permanecieron en el lugar para frenar al autoconvocado grupo de fanáticos que coreaba el nombre de García.
A pesar de que el comisario inspector jefe de la Tercera Circunscripción de la Policía Federal, Ricardo Arean, aseguró a La Nación que "no hay denuncias de parte del cronista de Azul ni de la periodista del diario Crónica", lo cierto es que en horas de la tarde Carlos Pompa, cronista del canal de TV, recibió una trompada y empujones de parte del cantante.
Por su parte, la periodista de Crónica fue golpeada por una mesa ratona que García arrojó desde el balcón. Acompañado por su hijo, su manager y algunos familiares, Charly prefirió no hablar con el comisario Arean, quien aclaró que los efectivos estaban allí "sólo para garantizar la seguridad de los vecinos".
Riesgoso clavado
Ayer por la tarde, antes de volar de regreso a la Capital Federal, el músico sorprendió a periodistas y seguidores lanzándose desde su habitación del céntrico hotel Aconcagua a la piscina del mismo, salvando una altura de 16 metros.
"Lo hice otras veces, y desde más alto, como una vez en Miami", declaró el cantante sobre su clavado, y bromeó, rodeado de cronistas: "No quiero estar en el Libro Guinness de los Récords, ya estoy en el de los giles".
Sumergido en el agua, luego de la temeraria zambullida, el cantante dijo: "La estoy pasando bien en Mendoza, pero tengo que volver a Buenos Aires a terminar mi trabajo con la sinfonía y por otros compromisos que tengo que resolver".
Este no fue el único escándalo que protagonizó García en el hotel Aconcagua. En 1983 y en 1987 realizó pintadas y graffiti con pintura en aerosol en las paredes de las habitaciones que ocupó.
Al cierre de esta edición, García permanecía en su domicilio fuertemente custodiado por policías y un guardia privado.
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