Cierra Sobremonte, la última y más exclusiva discoteca de Avenida Constitución
MAR DEL PLATA. "Las horas más felices que puedas imaginar", se promocionó el último tiempo, cuando ya Constitución perdía aquello de "la Avenida del Ruido" y en la zona sus pistas eran la última trinchera de una movida nocturna que hace un tiempo ya andaba encontrando nuevos horizontes entre balnearios del Sur y Playa Grande.
"Sobremonte", una de las discotecas más exclusivas y reconocidas de la ciudad en las últimas décadas, cierra para siempre. Su propietario confirmó que la decisión la tomó por dificultades derivadas de una investigación judicial que afrontan por cuestiones impositivas y el alza de impuestos y tarifas, condición que haría inviable el negocio.
Abierto por primera vez en 1972, durante las últimas décadas se consolidó como el boliche top por excelencia. Los principales DJs y artistas le aportaban una cuota de mayor nivel en cada temporada, que se vivía con instalaciones colmadas de lunes a lunes.
Sobremonte tiene sus instalaciones en Constitución y Carballo. Nació como una pequeña edificación de estilo español y en los 90 terminó ocupando una manzana completa que además tenía dos restaurantes, uno gourmet y otro de comida mexicana. Y en el centro, una piscina climatizada al aire libre en la que se zambulló hasta Charly García.
"Lo que no pudo la guerra de Malvinas, ni los militares, ni la maldita policía, lo pudo un juez influenciado por los fiscales de la AFIP, que le contaron el cuento de la asociación ilícita como si fuéramos unos delincuentes", acusó Eduardo Aracil, dueño de Sobremonte. En declaraciones al diario La Capital afirmó que quien mató al negocio "fue el fundamentalista del juez Santiago Inchausti", que está a cargo de aquella causa por asociación ilícita. También se quejó por el alza de tarifas, con recientes facturas de luz de 160000 pesos y otros 8000 por consumo de agua.
Hace poco más de un año fueron las últimas fiestas en esa discoteca. Temprano, los adolescentes. De noche, los mayores de 18. Todos querían estar en Sobremonte. En los últimos años, con una oferta de casi 10000 metros cuadrados, al escenario histórico le habían sumado El Divino, el reducto más selecto y exclusivo de la ciudad.
Desde su cierre los jóvenes, que este verano se multiplicaron respecto de años anteriores, se empezaron a mudar a paradores del Sur y ahora a los bares y discotecas de Playa Grande, el gran epicentro de esta temporada. Sobremonte, cerrado, empezaba entonces a transitar el camino de la historia y el mito.
Aracil anticipó no solo el cierre del lugar sino también la inminente demolición del complejo, camino que ya siguieron en los últimos años otros reductos históricos de la noche marplatense como Enterprisse y –más reciente- El Castillo, ambos ya reducidos a escombro.
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