Cómo era la Córdoba donde nació la reforma universitaria
CORDOBA. Hoy a las 15, en Ciudad Universitaria, se realizará el acto central de conmemoración del Centenario de la Reforma Universitaria. El festejo comenzará con la actuación de la Orquesta y los Coros de la Universidad Nacional de Córdoba y luego tendrá lugar la Graduación del Centenario de la que participarán el rector Hugo Juri; representantes de todos los claustros y como las autoridades de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC); de la Federación Universitaria Argentina (FUA); y de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes.
Los graduados del último año serán homenajeados con el Diploma del Centenario de la Reforma. Desde inicios de este año hay actos y actividades especiales para recordar el movimiento reformista.
Hace un siglo, a comienzos de 1918, arrancaban los primeros hechos que desembocarían en la reforma universitaria. Córdoba , por ese entonces, tenía 134.000 habitantes (hoy 1,4 millones) y en la Universidad Nacional de Córdoba (una de las tres estatales que existían en el país con la de Buenos Aires y La Plata ) cursaban 1001 alumnos: 202 eran de Derecho; 166 en Ingeniería y 593 en Medicina, la facultad más numerosa y también la más aguerrida. En la actualidad son 112.000 y la carrera más convocante es Abogacía.
"Mientras en el país gobernaba (Hipólito) Yrigoyen, Córdoba iba a contrapelo con los conservadores en el poder –describe el historiador Esteban Dómina-. La situación se extendió y el radicalismo fracasó en su desembarco; claro que el movimiento reformista podría catalogarse como más apartidario, con un tinte ideológico más socialista".
Carlos Ighina, abogado, notario e historiador, recuerda –en un escrito sobre la reforma- que en aquellos años comenzó la renovación de la infraestructura urbana con, por ejemplo, la inauguración en 1916 del monumento a San Martín en la plaza central; la ampliación del edificio de la Legislatura (una obra del arquitecto húngaro Juan Kronfuss); la reciente inauguración del hospital de Clínicas (epicentro de la reforma) y la construcción de la estación del ferrocarril Central Argentino (hoy Mitre).
Ya eran edificios "símbolos" de la ciudad el Palacio Ferreyra, el Hotel Victoria (donde se alojó Carlos Gardel ), el teatro Libertador, la Academia de Ciencias y el Banco de Córdoba. En el año de la reforma, el barrio Alberdi estaba orgulloso de su Plaza de las Carretas y la avenida Colón era una calle angosta. La ciudad mostraba "calles pavimentadas de granito o canto rodado y servicios de modernidad tecnológica, como los teléfonos y la luz eléctrica; circulaban los tranvías a caballo", continúa Inghia.
Muy cerca del Clínicas, estaba "El Infiernillo", un basural ubicado casi en los límites del hospital-escuela; era un barrio de cirujas. Todo Alberdi eran grupos de casas en medio de grandes baldíos, que los estudiantes aprovechaban para sus partidos de fútbol. Todavía hoy es barrio de estudiantes y de inmigrantes.
Dómina menciona que la reforma dividió la sociedad y al periodismo: "La Voz del Interior, de cuño radical, la apoyó y Los Principios, de línea clerical, se opuso. Hubo cierto ambiente en la sociedad, pero mucho menor al que se producirá n los ’60 cuando el eje del debate era ‘libre o laica’. Es entendible porque la universidad era elitista, de un ambiente muy cerrado".
EL PERFIL QUE NACE
El censo nacional de 1914 reveló que en Córdoba existían 2.836 industrias; las principales eran alimenticias y constructoras. Un mojón en el paisaje urbano era la chimenea de la Cervecería Córdoba, inaugurada en 1917, que producía las marcas "Córdoba", "Munich" y "Pilsen"; estaba enclavada en Alberdi y hoy sus terrenos son base de un emprendimiento desarrollista. Otra cervecería, la Río Segundo, ocupaba a 1.300 empleados.
En su "Historia del barrio Clínicas", Miguel Bravo Tedín señala que el bar "El 43", de Juan Micheli en la esquina de El Chaco y Santa Rosa, era el elegido por los estudiantes, a quienes el dueño solía prestarles plata; también era lugar de apuestas y juegos de cartas y dados. "Los estudiantes pasaban el día de pijama, guardapolvo y alpargatas, y con esta vestimenta concurrían a las retretas de la plaza Colón". Todavía no existían la Maternidad Nacional y el Colegio Normal en los alrededores.
Las "buenas familias" de la ciudad se reunían en la confitería "La Oriental", en el centro de la ciudad; allí compartían tardes de té y organizaban las reuniones del "Crisol Club" en el Parque Sarmiento (diseño de Carlos Thays), "por entonces el círculo social más significativo y selecto de la ciudad". La "Confitería del Plata", frente a la plaza San Martín, era parte de la vida social ciudadana.
En ese ambiente se gestó la reforma. Pablo Buchbinder, historiador e investigador del Conicet, insiste en que la UNC tenía una elite conservadora y reaccionaria que buscó impedir la reforma a la que, en 1918, se revelaron los estudiantes. "En Buenos Aires y en La Plata ya había cambios en el sistema de gobierno; Córdoba era más arcaica y cerrada".
"Yrigoyen interviene la universidad y una asamblea los docentes eligen a los conservadores; los alumnos irrumpen, la toman e imponen la idea de que la única manera de democratizarla era con su participación", apunta. En todo el país había 8000 universitarios (6000 en Buenos Aires; 1200 en La Plata y el resto en Córdoba); hoy son 1,9 millones.
Los estudiantes eran casi exclusivamente hombres y, en su mayoría, de familias en buena situación económica. "Las condiciones materiales limitaban una universidad de masa; ese es un fenómeno de los años ‘40 y ‘50", aporta Buchbinder.
EL PARTIDO CORDOBES
Dómina está persuadido de que no hubo (ni hay) una sola Córdoba: "Siempre hubo tensión dialéctica entre la tradicionalista y la disruptiva; existió siempre un Partido Cordobés, una entelequia por encima de los partidos políticos que en los años de la reforma estaba representada por la Corda Frates, una sociedad semi secreta integrada por la doctoral y la clerical; su cabeza visible era Arturo Bas".
En su "Historia Crítica del Movimiento Estudiantil de Córdoba", el historiador Roberto Ferrero refiere que la UNC estaba dominada por un "un catolicismo intolerante" bajo la dirección de la Corda Frates.
Enfatiza que la universidad cordobesa se caracterizaba "por ser el baluarte más cerrado del oscurantismo social y cultural. Las cátedras, vitalicias –consigna Ferrero-, existían para los profesores y no éstos para aquellas". Cuenta que en la Facultad de Derecho "enseñaban seis Garzón, tres Posse, dos Ferrer, dos Pizarro, dos Novillo y dos Deheza".
"En Córdoba la Iglesia siempre fue particularmente fuerte –avanza Buchbinder- pero también fuertemente anticlerical; suelen darse esas situaciones en la historia. En la universidad, la acumulación de tensiones en el tiempo fueron determinantes para la reforma".
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