Cómo fueron las audiencias en las que se fue forjando el futuro de Parrilli
Los testimonios del debate del juicio a la polémica jueza dificultarían la continuación de la magistrada en su cargo
"Se piró". Con esta frase justificó la jueza Susana Beatriz Parada la reacción de su colega Rosa Elsa Parrilli, que enfrenta un juicio político por mal desempeño de sus funciones.
Parrilli está acusada de amenazar y discriminar a María Itatí Albe y Rocío Marlene Gómez, dos agentes de tránsito de la ciudad, cuando quiso recuperar su vehículo, secuestrado por una infracción. Si bien el juicio penal fue suspendido , el Consejo de la Magistratura de la Ciudad había elevado la causa a juicio político .
Según indicaron a lanacion.com fuentes cercanas a la causa, la defensa culpó a los medios de comunicación por "magnificar" el caso, y consideró que no se trató más que de "una falta de decoro", que sólo justificaría una sanción administrativa.
Además, garantizaron que la jueza pediría licencia médica y no se reintegraría a sus funciones hasta no tener el alta definitiva.
No obstante, la acusación también buscó hacer prevalecer su postura para que el veredicto, tal como se prevé, determine la destitución de la magistrada.
Las pericias. La pericia psiquiátrica y psicológica oficial atribuyó "a la personalidad y, tal vez, a un estado de depresión previa" la actuación de Parrilli, "sin que haya perdido la plena conciencia de sus actos".
En el peritaje, la jueza se reconoció como "cabrona" y los peritos advirtieron que presenta una "hostilidad encubierta".
Por su parte, uno de los peritos de la defensa presentó un dictamen en disidencia con respecto al oficial, sosteniendo que las verdaderas convicciones de la magistrada "no pudieron ser tomadas por las cámaras, pero fueron testificadas por sus dependientes y colegas del fuero".
Las audiencias. Luego de que se desestimaran todos los planteos formales planteados por la defensa, la primera audiencia se realizó el 14 de diciembre. En esa oportunidad, se reprodujo el video que muestra la reacción de la magistrada hacia las empleadas de tránsito. Cuando se proyectó dicha filmación, Parrilli se retiró de la sala.
También declararon las damnificadas, que aseguraron que al momento del enfrentamiento con la jueza temieron por su trabajo o por la posibilidad de ir presas.
Fuentes de la acusación consideraron que en esta primera audiencia "quedó claro que la enjuiciada se presentó como jueza, que fue reconocida como tal, y que, en ejercicio de sus funciones, intentó torcer el regular cumplimiento de un procedimiento dirigido contra ella".
En otra de las audiencias, declaró la jueza de Faltas Graciela Dalmas, que cuestionó que las cámaras no hayan tomado lo que hacían las empleadas, al considerar que "pudieron haber provocado" a la magistrada. "A veces con pequeñas demoras logran desequilibrar a una persona sana, sobre todo cuando se trata de un acta mal labrada", dijo la testigo.
Por otra parte, Andrés Mega, médico psiquiatra que atendió particularmente a Parrilli a raíz de los hechos que motivaron el juicio, contó que la jueza "se automedicaba con un antidepresivo en forma desordenada y anárquica" y que el momento de la agresión fue "un episodio de inconciencia temporaria que no se va a volver a repetir" mientras continúe el tratamiento bajo su supervisión.
El primer testigo presentado por la defensa fue un defensor oficial que sostuvo que Parrilli "tenía un criterio riguroso para juzgar las faltas, pero sumamente permisivo para juzgar delitos". El testigo, formado en psicología, consideró "humana" la ira de la jueza.
Los demás declarantes por parte de la defensa fueron trabajadores judiciales dependientes tanto de Parrilli como de la jueza subrrogante Parada. La mayoría de ellos presentaron el episodio como un caso fortuito.