Cómo se vivió el eclipse lunar en el Planetario
Cuando esto sucedía, los mayas sacrificaban esclavos o animales. Acá, en el Planetario Galileo Galilei del barrio de Palermo, todo está un poco más tranquilo. Los años pasaron y las miles de personas que se acercaron a ver el eclipse total de luna no consideran que estén en presencia de una disputa divina. De todos modos, entender el fenómeno no le quita intensidad al hecho de que la luna se haya transformado en una especie de fruto prohibido que orbita la Tierra.
Del blanco pálido y frío, al negro misterio y luego, al rojo sangre, rojo escándalo, rojo vergüenza. En medio de esta transición cromática, cerca de los dos de la mañana, se prendieron los aspersores que riegan el césped alrededor del Planetario, lo que obligó a cientos de personas a levantar las reposeras y mantas que llevaron, para evitar los chorros de agua. Algo que se podría haber evitado ya que se esperaba una gran concurrencia en el lugar. A pesar de esto, el clima era de alegría y fascinación por lo que se veía en el cielo.
Todo empezó cerca de las nueve de la noche de ayer. Sentarse y esperar a que suceda lo extraordinario. Esa podría haber sido la propuesta en el Planetario. Sin embargo, mientras la luna se alineaba con el sol, se montó un show de blues y jazz en el salón de espectáculos.
"Vine a ver la luna porque me encanta. Soy una fanática. Me encanta cómo ilumina la noche y mi padre siempre me enseñaba sobre las constelaciones. Me enteré por Instagram y no dudé en venir con mi novio", dijo Judimar Vázquez, una venezolana de 21 años que vive en Buenos Aires.
Rodeado de dos heladeritas llenas de alimentos, yerba y bebidas para pasar la noche, Marcelo Perez, de 55 años, dijo: "Estamos con toda la familia, sobrinos, hijos, mi esposa. Vinimos desde Florencio Varela para ver el eclipse, lo podríamos haber visto desde allá pero queríamos venir al Planetario".
Amigos, familias, parejas, curiosos. Todos fueron para que el cielo los sorprenda. La escena podía interpretarse como la de una pequeña comunidad que esperaba el apocalipsis con optimismo, guitarra y armónica, pero eran las 22 y todos querían ver una cosa: el eclipse total de luna y su posterior enrojecimiento que le valió el nombre de "Superluna de sangre de lobo". Este fenómeno se vio en toda América, el oeste de Europa y África.
"Vamos a tener siete telescopios potentes a disposición de la gente manejados por técnicos del planetario. Además, vamos a tener un parlante y van a relatar el eclipse. Después del show en vivo jazz y blues, va a haber música al aire libre como Pink Floyd, The Beatles...", dijo Mariano Ribas, jefe del área de divulgación científica del Planetario a eso de las nueve y media de la noche a LA NACIÓN.
El fenómeno astronómico se generó porque el sol, la Tierra y la luna quedaron perfectamente alineados. La atmósfera de la Tierra filtró la luz azul y verde de los rayos solares pero dejó pasar los rojos y, por este motivo, la luna tuvo un tono atípico.
En el Planetario los chicos corrían entusiasmados y, cómo suele pasar en este tipo de eventos, no faltaron los oportunistas. Se vendían vinchas y espadas con precios que iban desde los 50 hasta los 200 pesos. Estaban llenas con luces y, como todo en esta noche, cambiaban de color. Otros, ofrecían artesanías como portavelas hechos con frascos de dulce o inciensos.
A las 22:30 abrieron las puertas de la sala de espectáculos para escuchar el recital en vivo. La entrada fue libre y gratuita y se repartieron los tickets por orden de llegada. Mientras tanto, la luna estaba redonda y blanca, igual a todas las otras noches de luna llena en las que no queda atrapada en un cono de sombra y alineada con el sol. "Se espera ver el eclipse con total claridad a la medianoche", anunciaban desde el altoparlante.
Luego de unos 25 minutos las entradas se agotaron y el apuro se concentró en hacer la fila de los telescopios, aunque la mayoría esperaba en el parque, alrededor del Planetario, ya que el cielo estaba despejado y el fenómeno se podía disfrutar a simple vista.
El eclipse comenzó, técnicamente, a las 23:36. En ese momento, la luna empezó a disminuir su luminosidad, aunque fue una etapa muy poco relevante en cuanto al impacto visual. A las 00:34 fue cuando la luna entró en la umbra, que es la parte central del cono de sombra terrestre.
A la 1:41 se dio lo que todos querían ver. La etapa más espectacular del fenómeno duró una hora y dos minutos y alcanzó su momento más intenso a las 2:12. A las 2:43 la luna comenzó a salir lentamente del cono de sombra y la luz solar le volvió a dar su brillo habitual.
Habrá que esperar hasta mayo de 2021 para que la luna vuelva a teñirse de rojo.