Conmoción entre viejos camaradas y familiares
El dolor de los familiares y los ex compañeros de los policías retirados asesinados ayer por la mañana fue dramáticamente palpable en los bosques de Palermo, ayer.
No pocos uniformados y policías de civil intentaban ocultar las lágrimas, y los pocos familiares que pudieron acercarse al perímetro interior del escenario del crimen lloraban, gritaban, insultaban y se abrazaban para soportar el sufrimiento. Importantes oficiales jefes de la fuerza (con rangos de comisario inspector a general, la máxima jerarquía) que habían arribado al lugar intentaban consolarlos.
"Los voy a matar a todos. Mirá lo que les hicieron", gritó con desesperación, al tiempo que señalaba los cadáveres de los ex policías, un familiar de una de las víctimas, que no quiso dar su nombre.
El sargento 1° Juan Carlos Rojo y el suboficial escribiente Omar Navarrette habían revistado más de 25 años en la Policía Federal. Rojo se había retirado en 2001, y Navarrete, en 2005. Sin dar demasiadas precisiones, fuentes policiales dijeron que ambos tenían entre 50 y 60 años, y eran abuelos. Además, contaban con hijos y yernos en la fuerza.
"Trabajaban como recaudadores de Persicco porque, como todos saben, el dinero no alcanza para retirase y vivir con dignidad. Lamentablemente, tendrían que haber elegido otro trabajo", dijo un policía, con emoción y algo de rabia.
Testigos conmovidos de la escena eran taxistas y vecinos de la zona que suelen llegar al parque para realizar actividades al aire libre.
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