Conmueve a San Isidro el crimen de un policía
Alarmado porque no veía a las vendedoras del local de venta de ropa masculina de Chacabuco 361, en el centro de San Isidro, el suboficial Aldo Garrido, que desde hace más de 20 años patrullaba la zona, entró en el negocio, poco después de las 10.
El policía, de 61 años, fue sorprendido allí por un hombre y una mujer que estaban robando en el local. Hubo un forcejeo, el ladrón le sacó el arma reglamentaria, le disparó dos balazos en el pecho y lo remató de un tiro en la espalda.
La noticia provocó una inusual conmoción entre vecinos y comerciantes de una zona que, en los últimos tiempos, ha sido golpeada reiteradamente por la inseguridad y el crimen.
Todos en el centro de San Isidro conocían, apreciaban y respetaban a Garrido, un clásico "policía de la esquina", de los que ya casi no se ven. Tras el asesinato, los comerciantes bajaron de inmediato las persianas y colocaron crespones en todos los locales de la calle Chacabuco, entre 9 de Julio y Belgrano.
A las 19, la Catedral de San Isidro se vio desbordada por centenares de personas que, con bronca y dolor, se acercaron para participar de la misa en la que se recordó al policía, cuya conducta era considerada ejemplar.
"Gracias, Garrido querido", "Amigo policía, siempre te recordaremos", "Se fue un amigo, que se haga justicia", eran las leyendas de algunos carteles que los vecinos colocaron en la puerta del negocio en el que asesinaron al policía.
"A pesar de que había pasado la edad para jubilarse, Garrido me pidió que hablara con los jefes policiales para que le permitieran seguir trabajando. Me dijo que quería seguir siendo útil. Anteayer lo encontré y le dije que en el Ministerio de Seguridad habían accedido a su pedido, que podría seguir siendo policía. Entonces se fue a dormir con una alegría; un día después lo mataron", recordó el juez Luis Cayuela, integrante de la Cámara de Apelaciones de San Isidro, quien conocía a Garrido desde hacía más de 20 años.
Luego de balear a Garrido, la pareja de asaltantes huyó del negocio con el arma reglamentaria del policía. Al cierre de esta edición, los investigadores habían logrado identificar a un sospechoso. La pista surgió a partir del hallazgo de un llavero que se le cayó al homicida cuando escapaba del negocio.
Además, los rostros de los asaltantes fueron grabados por las cámaras de seguridad del local. Los dueños del comercio habían instalado esos dispositivos debido a la serie de asaltos que sufrieron en los últimos meses.
Los dos últimos robos se registraron en diciembre y en enero pasados. En ambos casos, los delincuentes actuaron a plena luz y cuando había mucha gente en la zona. En ninguno de los casos hubo sospechosos detenidos.
Analizan imágenes
Por tal motivo, los investigadores se abocaron anoche a comparar las descripciones de los asaltantes que cometieron los dos últimos robos para establecer si coincidían con los delincuentes que ayer mataron a Garrido. Además, los investigadores analizaban las imágenes de las cámaras instaladas en los otros negocios de la cuadra.
En principio, las dos vendedoras señalaron a una pareja de novios. Pero después, a partir de la descripción del aspecto fisonómico de los delincuentes, se determinó que la mujer era mucho mayor que el ladrón y que los asaltantes serían una madre con su hijo.
Si bien una versión que surgió entre los vecinos indicaba que la mañana en que lo mataron Garrido debía concurrir a los Tribunales de San Isidro para declarar en una causa en la que se investigaba un robo ocurrido en la zona, fuentes judiciales y policiales afirmaron a LA NACION que el policía no había sido convocado por ninguna fiscalía o juzgado.
La principal línea investigativa que seguían los responsables de la pesquisa sobre el móvil del homicidio apuntaba a que se trató de un asalto al voleo y que Garrido fue asesinado porque intentó impedir el robo.
Debido a la conmoción que provocó el hecho, y para investigar con mayor celeridad, el fiscal general de San Isidro, Julio Novo, dispuso hoy la creación de un grupo de trabajo integrado por los fiscales Diego Calegari, Virginia Toso y Eduardo Rodríguez.
Los fiscales aguardaban esta tarde que los empleados del local de ropa salieran del estado de shock en que quedaron tras el crimen para poder declarar y aportar datos a la causa.
"El asesinato del policía Garrido, en San Isidro, me impactó de la peor manera. La muerte no tiene explicación, me puedo acostumbrar a un montón de cosas, pero me impacta de la peor manera. Salió de su casa para trabajar en algo que él creía y lo mataron. No tiene explicación", expresó el ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación, Aníbal Fernández, luego del acto en el que se inauguró el año judicial en el Palacio de Justicia porteño.
Tan grande fue la conmoción que provocó el asesinato de Garrido que más de 200 vecinos de San Isidro armaron grupos en Internet para recordar al policía (ver aparte).
"El homicidio de Garrido fue un hecho brutal, salvaje y cobarde. Yo lo conocía. Era un hombre impecable, un héroe", dijo el jefe de la policía bonaerense, el comisario general Daniel Salcedo, al finalizar la misa para recordar al policía asesinado.
El ministro de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli, ascendió ayer post mórtem a capitán al suboficial asesinado. Garrido era suboficial mayor o teniente, según el escalafón instalado durante la gestión del ex ministro León Arslanian. Tenía el mayor grado entre los suboficiales y debido a que murió en cumplimiento del deber Stornelli lo ascendió a capitán.
Al cierre de esta edición, los restos de Garrido eran velados en la cochería Paraná situada en Maipú 4152, de Olivos, y el sepelio se realizará hoy, a las 11.30, en el cementerio de San Isidro.
El personaje
ALDO GARRIDO
Suboficial Mayor
Profesión : policía bonaerense
Edad : 61 años
Nacido en Tucumán, ingresó en la policía a los 30 años. La mayor parte de su carrera transcurrió en el partido de San Isidro, donde también vivía.