Coronavirus en la Argentina: con un bar a cielo abierto, los gastronómicos de Mar del Plata reclamaron volver a trabajar
MAR DEL PLATA.– No se le caen las lágrimas. Llora, que es otra cosa. Y cuando Walter Orlando Bertinat se seca los párpados y las mejillas, le tiemblan las manos como quizás nunca le pasó desde que comenzó a trabajar en 1974. "Primero, nos sacaron la posibilidad de trabajar y ahora lo que más necesitamos, los parroquianos", dice este mozo del café Manotas, que le puso rostro al original reclamo de gastronómicos de esta ciudad para volver a abrir en plena cuarentena.
"Abrimos o cerramos", se tituló la convocatoria de este mediodía, mientras esperan una decisión del gobierno que les dé algo de aliento a corto plazo. Las decenas de persianas que se bajaron y no volverán a levantarse dejan en evidencia el cimbronazo que significó para el sector esta obligada parálisis que lo tiene hace 90 días sin ingresos o con facturación mínima, apenas aliviada por las opciones del formato delivery y take away.
Propietarios de restaurantes, confiterías y cervecerías, acompañados por su personal, se concentraron frente a la sede del municipio y montaron con sillas y mesas un "bar a cielo abierto" para insistir con el pedido de que los dejen recibir clientes con los debidos cuidados.
"Es urgente comenzar a funcionar, porque además de sueldos ahora hay que pagar aguinaldos, y los responsables de los comercios no resisten más", dijo a LA NACIÓN la titular local de la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos (Uthgra), Nancy Todoroff. Confirmó cierres definitivos, entre ellos varios nombres de peso y con varias décadas de historia en la ciudad.
Hace dos semanas, luego de la supervisión municipal, se elevó al gobierno provincial un protocolo de funcionamiento con una serie de cambios y exigencias para garantizar distancia social y medidas sanitarias adecuadas para la atención dentro de los locales.
Excepción
El Partido de General Pueyrredon se encuentra en Fase 4, a un escalón de la instancia de mayor flexibilización de actividades en este contexto de aislamiento social, preventivo y obligatorio. Pero la condición de no tener casos de coronavirus durante 21 días consecutivos es un paso lejano –tal vez imposible todavía– para un distrito con más de 800.000 habitantes. Aun así, en más de tres meses, solo tuvo 43 casos positivos, de los que hay cuatro activos. Y no hay ninguna cama ocupada –tanto en establecimientos públicos como privados– en los espacios reservados para pacientes con Covid-19.
Desde el municipio, que por superar los 500.000 habitantes tiene otra nivel de dependencia de autoridades superiores, se insistió ante la Provincia para que se autorice la gastronomía con atención en mesa. Buscan argumentar que aquí hay mejores condiciones –cantidad de casos y sin evidencia de circulación del virus– que las de algunas provincias que ya habilitaron esta actividad.
El reclamo apunta ahora a que se permita reabrir los establecimientos gastronómicos por vía de excepción. "Con protocolos y analizando el impacto de cada apertura", advirtió Alejandro Rabinovich, coordinador de Gabinete del intendente local, Guillermo Montenegro. Y dejó en claro que el gobierno municipal "será el primero en dar marcha atrás" si esas condiciones no se respetan. "Mar del Plata no es una ciudad de irresponsables", afirmó.
La presentación del protocolo para gastronomía se realizó hace tres semanas en un café del Paseo Diagonal. Contempla la toma de temperatura y el uso de alcohol en gel cuando ingresan los clientes, distancia mínima de 1,50 metros entre mesa y mesa y la posibilidad de mamparas cuando no se pueda lograr esa medida. También incluye una ocupación del 50/60% de la capacidad que cada local.
Están en juego los puesto de más de 10000 trabajadores de establecimientos que se desempeñan en las distintas variantes que tiene la gastronomía. Algunos sobreviven a fuerza de envíos a domicilio y la ayuda del gobierno nacional, que paga la mitad de los salarios. Aunque no todos los operadores del rubro lograron ese beneficio.
Transformaciones
Seguir en pie, implicó cambios rotundos en la dinámica del servicio. Fernanda Sarasa, una de los responsables de Sarasanegro, una de las cocinas de la ciudad con reconocimiento internacional, por primera vez debió caminar por la senda del delivery.
"Fue un giro rotundo, pero es lo que nos permite mantener el local en funcionamiento y afrontar los sueldos", dijo sobre el formato de platos listos para calentar en casa que ofrecen a un valor de 390 pesos, casi cinco o seis veces menos del promedio de cubierto que tiene la exclusiva carta del restaurante que comparte con el chef Patricio Negro.
El tradicional Pehuén; Todo en Papa; Café Vitti y Los Chicos de Europa, dos sucursales de la cadena de cafeterías la Fonte D´Oro, y Talante Cervecería son solo algunos de los locales que ya no volverán a abrir. Hay decenas más que transcurren en silencio esta agonía, seguros de un destino de cierre definitivo.
Un escenario dramático que se da a mitad de año y mientras las dificultades para viajar al exterior hacen presumir que el próximo verano será con mucho turismo para la costa atlántica. Todoroff reconoce que existe esa expectativa, pero también advierte sobre las urgencias: "El desafío es llegar a la temporada, y si esto no cambia serán muchos menos de los que hoy todavía están en pie", advirtió la dirigente gremial.
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