Coronavirus en la Argentina. La Ciudad ya trabaja en los protocolos para una posible apertura después del 17 de julio
Las concesiones que realizó la ciudad de Buenos Aires para acompañar el endurecimiento de la cuarentena en el área metropolitana, donde se concentra la mayor cantidad de casos de coronavirus, tienen fecha de vencimiento. El Gobierno porteño se mantiene firme en las convicciones de tomar sus propias medidas a partir del 17 de julio cuando se cumpla el plazo de las nuevas restricciones anunciadas junto a la Nación y a la provincia de Buenos Aires, para afrontar las próximas etapas de la pandemia si los indicadores que evalúan a diario le dan la razón.
Por eso, varios de los principales funcionarios del equipo del gabinete de Horacio Rodríguez Larreta trabajan, desde hace varias semanas, en los protocolos que se implementarán en rubros que están sin actividad desde marzo, cuando comenzó el aislamiento social preventivo y obligatorio. La apertura paulatina de peluquerías, industrias, el sector artístico y cultural, actividades profesionales que también estaban vetadas, comercios de indumentaria y calzado serían parte de la próxima fase; no así la gastronomía y otros rubros que suponen la circulación de muchas personas.
El vicejefe porteño, Diego Santilli, el jefe de Gabinete, Felipe Miguel, y el ministro de Desarrollo Económico, José Luis Giusti, son los funcionarios que encabezan las conversaciones con los comerciantes y las cámaras. Son parte del equipo que recorre los comercios e intercambian opiniones con comerciantes que elaboraron sus propios protocolos para que sea estudiado y, si son avalados, puestos en práctica.
Es el caso de una reconocida peluquería de Chacarita -donde son habitúes los futbolistas de muchos clubes de fútbol de Buenos Aires, principalmente de River Plate- que visitaron los tres funcionarios. Allí el propietario presentó las medidas que tiene implementadas en el local, ya preparado para cuando reciba la autorización para trabajar.
Un dispositivo que rocía un líquido sanitizante al cruzar la puerta, alcohol en gel y medición delatemperatura corporal, espacios de trabajo para los peluqueros separados por mamparas de nylon, tijeras y máquinas de corte rociadas con una solución de alcohol al 70%, entre otras medidas, fueron parte de las sugerencias expuestas en esas visitas. Los funcionarios tomaron nota para volcarlas en el protocolo final que deberá ser avalado por el Ministerio de Salud.
En el entorno del ministro de Salud, Fernán Quirós, afirman que los valores monitoreados a diario y que serán la clave para ablandar la cuarentena comienzan a responder, por ejemplo, el índice de contagiosidad o número R que se encuentra en 1,05 cuando al principio de la pandemia se ubicaba en 1,14 y en mayo llegó a 1,2. Colocarlo por debajo de 1 indicaría que la curva de contagios se está controlando y se podría habilitar las actividades que se están estudiando, como lo había adelantado LA NACION el viernes pasado.
Otro valor que alienta el optimismo en la ciudad es la cantidad de días de duplicación que en su mejor marca se ubicó en 25 días y, en el peor momento, en 15 días. Hoy esa cifra se ubicaría por encima de los 20 días y se espera que mejore en la recta final de las restricciones estrictas.
Cuidados preventivos
Sin perder de vista que si estos parámetros se disparan no será posible una apertura paulatina y, además, teniendo por delante al menos seis meses de cuidados preventivos con el uso del tapabocas y el distanciamiento social, en el Gobierno de la Ciudad sostienen que este será el último gran esfuerzo que se le pedirá a los porteños.
Después del 17 de julio se pretende habilitar actividades profesionales que no funcionan desde el 20 de marzo, cuando se inició la cuarentena, como las de abogados y contadores. También están en estudio protocolos que permitan ensayar obras teatrales para que, cuando se habilite la apertura de teatros, las compañías puedan debutar lo antes posible. En el rubro artístico, entraría en vigor la apertura de galerías de arte.
En un segundo plano, aunque con la misma importancia para lo que representa en la economía porteña, se encuentran las industrias, por ejemplo, del rubro textil. La apertura de la actividad, aseguran en la administración porteña, supondría una mayor circulación de personas entre la ciudad y la provincia ya que muchos de los trabajadores viven en el área metropolitana.
El aforo permitido en restaurantes, bares y cafés está en evaluación constante, pero la autorización para la actividad comercial no será parte de la próxima apertura. En el Gobierno consideran que para permitir el regreso de las salidas se deberían dar otras condiciones.
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