Coronavirus: caravana de autos en Tigre en contra de la cuarentena

La advertencia recibida en la víspera, lejos de amilanarlos, fue el combustible que movilizó a muchos que no sabían de la convocatoria o que, conociéndola, no pensaban participar. Tras la caída del sol, la fila de vehículos que arrancó en Villanueva, más allá de Benavídez y cerca del Dique Luján, se hizo cada vez más compacta, más amplia. En la ruta 27, después de Nordelta, la caravana ya era notable. Avanzaba y crecía cada vez más. Cuando cruzaron el río Tigre y enfilaron hacia el paseo Avenida de las Naciones Unidas, bien entrada la noche, eran una multitud: casi un millar de autos y camionetas; miles de personas, en vehículos y a pie, con banderas argentinas que flameaban, bocinazos y un reclamo central: poder trabajar y circular, sin que eso implique clausurar la cuarentena o poner en riesgo la salud.

No hubo, como se temía, complicaciones con la policía, que a primera hora del domingo había enviado a los administradores de los once barrios que componen el complejo urbano Villanueva una intimación en la que se advertía que por la vigencia del DNU que impuso el aislamiento social preventivo y sanitario estaba "terminantemente prohibido todo acto de manifestación".

Hubo un retén policial con camionetas en el acceso a la "calle de las banderas". Pero tras un breve parlamento entre algunos de los manifestantes -que bajaron de sus autos con los barbijos puestos- y oficiales encargados del control, y luego de una consulta con el juez federal de San Isidro Lino Mirabelli, que indicó "no tomar ningún temperamento", la muchedumbre avanzó hacia el centro de Tigre.

Sí se mantuvo el contrapunto con las autoridades comunales. Antes de la llegada de la caravana al centro del distrito el municipio hizo circular un comunicado en el que recordaba que estaba vigente la cuarentena en su formato más férreo.

Anoche, con la protesta consumada, el intendente Julio Zamora declaró a LA NACION: "Tienen todo el derecho a manifestar, pero pusieron en riesgo el esfuerzo hecho por la comunidad de Tigre los últimos 60 días. Tenemos 20 infectados cada 100.000 habitantes, un número que fue fruto del esfuerzo conjunto de todos los actores de nuestra comunidad. Las puertas del municipio están abiertas para canalizar reclamos. Seamos responsables en esta etapa, cuidemos lo logrado".

Tampoco fue todo rosas en el derrotero de la caravana. Hubo personas que, desde las veredas, lanzaron a los automovilistas todo tipo de epítetos y acusaciones.

"Me emocionó que coincidiera con el 25 de Mayo. Hubo bocinazos, pero mucho respeto. Sí tuve una fea sensación en el recorrido porque hubo gente que salió al paso de la caravana y gritaron insultos. Esto refuerza la grieta. Me sentí apenada, porque muchas veces vi marchas en las que no me movilizaba el motivo de la convocatoria y sin embargo los respeté. Me molesta que nos cataloguen de empresarios que quieren hacer trabajar a sus empleados y que nos paseamos en nuestras 4x4 y de alguna manera somos los propagadores de esta pandemia. No somos eso, somos personas que, con responsabilidad, defienden su derecho a poder trabajar y circular, con respeto ciudadano", dijo a LA NACION Natalia, vecina de uno de los barrios de Villanueva.

Ismael, que vive en un departamento del barrio Santa María de Tigre, en la ruta 27, sostuvo que fue a la manifestación para apoyar a la gente que necesita salir a trabajar, o incluso poder caminar con sus hijos, siempre respetando el distanciamiento social. "Hay mucha gente que la está pasando muy mal. Necesitamos poder salir a trabajar con los correspondientes protocolos de seguridad", dijo.

En tanto, a partir de las 19 hubo un cacerolazo en los barrios porteños de Almagro, Belgrano, Núñez, Recoleta y Villa Urquiza.

En Mar del Plata, decenas de comerciantes se manifestaron frente a la Catedral y entonaron el Himno Nacional, en reclamo por el retorno de la actividad minorista en los rubros que no fueron considerados esenciales hasta el momento. También encabezaron una caravana junto a trabajadores autónomos, que pidieron que se les permita volver a trabajar.