Coronavirus. Hinchas colombianos: llevan dos meses en la Argentina, denuncian "trato inhumano" y sufren abstinencia
Hay ocho en el hotel La Perla, en Jujuy 36. Hay tres en Castelli 75, un hospedaje que lleva el mismo nombre que su dirección. Y hay 11 en Cambalache, un hostel en Rivadavia 1709. Entre la Plaza Miserere y la Plaza del Congreso, sigue encerrado un grupo de hinchas –algunos señalan que son barrabravas– de Independiente Medellín, un popular equipo colombiano, que tuvieron una idea excelente: conocer la Bombonera.
Sin embargo, la travesía –con la excusa de disfrutar de un partido de fútbol de Copa Libertadores–, se convirtió en una odisea interminable: desde hace casi dos meses que están en la Argentina. Por el avance del nuevo coronavirus y por el cierre de fronteras, no pueden volver. Cruzaron la mitad de la Argentina, ida y vuelta. Vivieron en un comedor comunitario, con un "trato inhumano", según sus palabras. La vuelta, vía La Quiaca, resultó un martirio. Y en Buenos Aires, la pasan mal.
Algunos de los integrantes del grupo tenían antecedentes de consumo de drogas y se les da contención psicológica. Hubo días –y noches–, que no resultaron nada fáciles. Del 2 al 14 de abril, estuvieron alojados en el Hotel FATSA, un alojamiento de la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad Argentina, en Dean Funes 1242, en el barrio de San Cristóbal. Hubo tanto revuelo y tensión, que se tuvo que trasladar a un grupo de repatriados para que se sintieran más cómodos y seguros, mientras hicieron la cuarentena, coordinado por un equipo de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires.
"Son un poco complicados. Tenemos personal de la Policía y algún cuerpo de Infantería allí que les piden que se porten bien", contó, días atrás, Diego Santilli, el vicejefe de Gobierno de la Ciudad.
Los colombianos, en realidad, no ingresaron como parte del protocolo de Ciudad: se los alojó en el hotel por una orden judicial. Y hasta hubo un conflicto diplomático entre el Poder Ejecutivo de Jujuy y la Embajada de Colombia, cuando el Gobierno de Gerardo Morales envió un ómnibus de regreso a Buenos Aires, cuando los colombianos pretendieron cruzar Jujuy hacia el norte. Intervino el juzgado que encabeza Julián Ercolini, Migraciones, la Embajada y el Consulado de Colombia, quienes realizan un delicado equilibrio en la contención.
Hay residentes de Medellín, Cali y Bogotá. No hubo hechos de desorden serios. Sin embargo, durante algunas noches tomaron la planta baja para pedir cigarrillos –y otras exigencias– a otros pasajeros. A partir de esos episodios, se reforzó la seguridad policial de forma preventiva. Todos fueron testeados con resultados negativos. Ninguno está infectado. Pero no pueden salir.
Hace 15 días, el Consulado los trasladó a esos hoteles, separados por pocas cuadras, mientras siguen los trámites de repatriación. Siguen bajo la cobertura del Consulado, a cargo de Jorge Villamizar Trujillo. Santilli había sido claro: "Colombia debe tomar este caso porque tenemos que ir liberando los hoteles". Así fue, luego de una coordinación con María Florencia Carignano, Directora Nacional de Migraciones, con Jorge Villamizar Trujillo, el cónsul y Álvaro Pava Camelo, el embajador.
La travesía arrancó el 1° de marzo, cuando los simpatizantes decidieron llegar a Buenos Aires, conocer la Bombonera y tomarse unos días para el turismo. En ese tiempo, el Covid-19 ya hacía estragos en Asia y tomaba por asalto a parte de Europa. Viajaron por tierra desde Medellín. Cruzaron Ecuador, Perú y Bolivia, ingresaron en la Argentina por Jujuy y llegaron a Buenos Aires el día 9, un día antes del triunfo de Boca ante DIM por 3 a 0, por la segunda fecha del Grupo H de la Copa Libertadores. Es una aventura habitual para algunos grupos de hinchas –no exclusivamente barras–: compartir una travesía de varios días para seguir al club de su simpatía.
Se quedaron unos días en Buenos Aires, lo que resultó un error. Cuando quisieron cruzar la frontera argentina de La Quiaca hacia la boliviana Villazón, un paso fronterizo que suele ser populoso y de controles laxos, se quedaron de este lado del camino. El 18 de marzo, la frontera estaba cerrada. El mundo ya era otro por el avance del nuevo coronavirus. Según se supo, fueron alojados por las autoridades municipales en un comedor junto a dos ciudadanos venezolanos y uno de origen peruano. Allí, denunciaron "trato inhumano".
Las autoridades de Independiente Medellín les solicitaron a los gobiernos argentinos y colombianos una ayuda humanitaria. Y un pronto regreso a su país. Sin embargo, el 1° de abril, pese a las restricciones de circulación impuestas por el Gobierno Nacional, fueron enviados a Buenos Aires, en una noche que causó revuelo. El ómnibus recorrió el país con 61 personas, la mayoría, extranjeros.
La Embajada, en su momento, suscribió un duro comunicado contra Morales. "… Un riesgo innecesario no sólo a mis compatriotas y los demás extranjeros trasladados, sino adicionalmente, a todos los argentinos que participaron en el operativo por usted ordenado y a las personas que en el tránsito de las 7 provincias estuvieron expuestas", decía, en uno de los párrafos.
Suelen tener ataques de pánico y ansiedad. Y serios síntomas de abstinencia. "Presos, porque la palabra es: presos. No podemos salir ni de una habitación. Llevábamos 12 días que ni entre nosotros nos habíamos visto, porque nos tenían encerrados en piezas diferentes", había contado el vocero, días atrás, cuando todavía estaban en San Cristóbal, en el mismo hotel. Hoy están encerrados… y separados. Con contención psicológica y social, mientras esperan, algún día, poder volver.
Más leídas de Sociedad
Juicio oral. “Rompan el pacto de silencio”, el pedido de Mariano Cohn a los médicos acusados por la muerte de su hermano
Tenían 17 años. Murieron dos de los estudiantes que chocaron cuando iban a la clase de Educación Física en Posadas
¿Ciencia o espionaje? Cómo es y a qué se dedica la antena espacial que Europa tiene en Mendoza: “Nada que ocultar”