Crianza: no se dejen llevar por teorías salvadoras
Toda la vida hemos criado a nuestros niños con una mezcla de experiencia compartida, conocimientos e intuición. Tengo la impresión de que las redes han provocado en madres y padres lo que el GPS (navegador satelital) nos hizo a muchos de nosotros. Antes de tener Waze o Google Maps yo me las ingeniaba para llegar a todas partes, de a poco se me había ido armando un mapa en la cabeza con muchos recorridos a partir de las infinitas veces que me perdí y a partir de las consultas en la calle a gente que amablemente me ayudaba a ubicarme. Hoy hago lo que me mandan esas apps y lentamente se me va borrando ese mapa interno de la ciudad y sus alrededores que hace unos años me permitía saber dónde estaba y cómo ir de un lugar a otro. Hoy llego puntualmente, sé donde estacionar, esquivo los embotellamientos, pero ya no soy yo la conductora.
Algo parecido está ocurriendo en la crianza con algunos cambios culturales que dejaron a las madres "en manos" de las redes sociales.
Hace unos cuantos años las madres vienen dejando de escuchar a sus propias madres, "vos no sabés", "eso era antes". En algunos temas tienen razón porque las abuelas quizás no conozcan la importancia de que los bebés duerman boca arriba para prevenir la muerte súbita o no tengan claro que alzarlos no es malcriarlos. O que no es buena idea dejarlos llorar. Pero de otros temas las abuelas sí saben y sería bueno tenerlas como referentes para que madres y padres no queden tan solos a la hora de educar, tan sin brújula y necesitados de buscar orientación afuera de ellos mismos, de su entorno cercano y de su intuición, y lejos de sus seres queridos.
Lamentablemente en muchos casos el pediatra viene perdiendo influencia también. La consulta del hospital o por obra social no siempre da tiempo para establecer un vínculo sólido y confiable entre profesional y progenitores. O los padres van a la guardia porque el pediatra no atiende en ese horario, o no atiende sin turno, o van directamente al especialista para ganar tiempo sin pasar por su médico de confianza, por lo que los chicos son vistos por muchos profesionales y conocidos por ninguno. Y los padres siguen solos.
Y resulta que se pierde esa mirada general, global, síntesis de experiencia y conocimientos de las abuelas y los pediatras que podrían acompañar a madres y padres en la construcción de su propia y personal forma de criar.
Las redes sociales y sus "expertos" vienen a llenar ese hueco, esa soledad, esa sensación de estar perdidos en el universo de la crianza, les permite sostener la ilusión de que allá afuera alguien "sabe" y que sólo es cuestión de buscar hasta encontrarlo.
¿De qué "expertos" hablo? Y los hay para infinidad de temas, no sólo de crianza. Se muestran como dueños de una única verdad: las cosas "son" de una determinada forma, la única buena manera de hacer las cosas es la que ellos proponen. Y transmiten una tentadora seguridad para esas familias que se sienten solas, al faltarles el sostén familiar o de un pediatra de confianza.
¿Pero qué ocurre? Por una cuestión de "algoritmos" internet descubre lo que les interesa a esos padres y madres y los invita a conectarse sólo con aquellos que piensan como ellos y terminan creyendo que la verdad de ese experto es la única verdad y que ese es el único camino.
Los años vividos, la maternidad, mi profesión, cada vez me hacen dudar más de las verdades reveladas, absolutas, únicas. Aprendí a respetar las modalidades de cada familia y a acompañar a padres y madres con más preguntas que los ayudan a pensar que con respuestas, a animarlos a bucear adentro de ellos hasta que sepan qué les hace bien a ellos y a ese hijo en particular por el que consultan, qué es compatible con sus cosmovisiones y realidades personales y familiares en infinidad de temas como ¿cohabitación o colecho?, ¿amamantamiento prolongado?, ¿a qué edad se escolarizan?, ¿cuánta tele es bueno que vean?
Y muchas de sus palabras me hacen dudar, amplían mi mirada y enriquecen mi propia cosmovisión, lo que no ocurriría si yo me creyera la dueña de una única verdad.
Queridos padres y madres: recuperen su confianza en ustedes mismos, busquen un pediatra y apóyense en él, escuchen a tías y abuelas con experiencia, además de leer libros e investigar en las redes. No se dejen llevar por teorías salvadoras, armen su propia y personal forma de criar a sus hijos, escuchándose a ustedes mismos, a su pareja y a lo que viene desde afuera, para hacer una síntesis de lo vivido, lo escuchado y lo aprendido, sin enamorarse de ninguna teoría.