De la Rúa cree que quedará en la historia
A 48 horas del recambio municipal: inquietudes y proyectos del nuevo intendente. El futuro intendente no convalidará las cifras de la gestión anterior, convocará al capital privado y planteará una remodelación integral de la zona costera del Río de la Plata.
Fernando de la Rúa deberá empezar pasado mañana a responder a las expectativas y esperanzas que despertó en el 38,82 por ciento de los porteños, que lo impuso como intendente el 30 de junio último.
La inminencia del estreno lo mantiene hiperactivo y exultante. En su despacho del segundo piso del Senado se superponen citas y citados, mientras él cruza llamadas con sus colaboradores, revisa proyectos y más proyectos y repite sus principales ideas de gobierno como para ratificarse a sí mismo la importancia que les adjudica.
Sueña con que su paso como primer intendente electo en la historia de Buenos Aires marque una suerte de antes y después.
"Cada ciudad tiene sus características y no vamos a parar hasta que Buenos Aires recupere las suyas", dice.
Ese es el comienzo de una conversación de casi dos horas en la que anticipó a La Nacion sus primeras medidas como intendente.
Los rótulos de grandes carpetas a la vista anticipan los debates que se vienen: aeroísla, costanera, puerto, paseos públicos, deuda municipal. Eso es sólo el comienzo. Hay también un mapa de la ciudad con 20 puntos rojos donde caerán las primeras medidas de transformación urbanística. Entre tanto entusiasmo, el casi jefe de gobierno deja que se cuele la realidad, o su impresión de la realidad, que no es lo mismo pero es igual, y advierte: "La deuda de Buenos Aires es mucho más alta de lo que dice (el actual intendente) Jorge Domínguez", afirma.
-¿Cuánto más? -El habla de un compromiso por 2000 millones de pesos. Pero eso no parece computar un paquete de juicios en trámite por un total de 1100 millones, así como la cantidad de documentos de pago que vencen en uno o dos años.
-Usted dijo que no aumentaría los impuestos, entonces... ¿qué van a hacer? -Tres cosas: administrar mejor, no convalidar ninguno de los números que deja la gestión saliente y solicitar una revisión a la Auditoría General de la Nación.
De la Rúa habla con tono sereno. Se pasea por la habitación y se detiene frente al gran mapa de la ciudad.
-¿Cuáles serán sus primeras cinco medidas después de asumir? -No se cuáles serán exactamente las cinco primeras. Pero sí hay cosas que no pueden esperar ni un minuto más.
-¿Por ejemplo? -Apenas asuma dejarán de pasar camiones con contenedores al lado del monumento de Las Nereidas, en la Costanera Sur. Lo están destruyendo.
-¿Y cuál otra? -Quiero recuperar la Costanera. Volveremos a ganar tierra al río, más allá de las construcciones que se han hecho ahora. No puede ser que ésta sea una ciudad sin río o que se hagan cosas a la buena de Dios, según surgen las excepciones.
-¿Qué extensión ganarían? -No sé exactamente. Pero sí estamos seguros de que toda la costa, desde el Riachuelo hasta Olivos, será una extensa zona de gestión que incluirá, por supuesto, una nueva Costanera.
-¿Sobre el río? -Sí. Más allá de los boliches, de las disco y del driving, donde se practica tiro de golf. Lo que tiene que quedar en claro es que en nuestra ciudad ya no se podrá tapar el río porque a alguien se le ocurra y otro le apruebe una excepción.
-¿Significa eso que hará respetar el Código de Planeamiento? -No. Hay cosas que deberán modificarse. Ese código tiene limitaciones absurdas que condenan al atraso a muchas zonas de la ciudad. La Boca, Barracas, Parque Patricios y San Telmo tienen bloqueadas sus posibilidades de desarrollo comercial por culpa de un criterio conservacionista mal entendido..
-Bueno, pero si piensa competir con Domínguez en cantidad de obras, le va a resultar difícil.
-No creo. Primero, porque pensamos en obras que no son faraónicas y que pueden realizarse sin comprometer el equilibrio del presupuesto. Y, además, apelaremos al sector privado: todos aquellos que quieran colaborar y sumar su esfuerzo para hacer o mantener cosas en la ciudad serán bien recibidos.
-¿Piensa dejar el Rosedal con sus rejas? -No me parece mal. Lo que sí, es que parece tener pocos accesos. Haremos más.
-¿Y habrá más paseos de ese estilo? -Es posible. Estamos pensando en hacer un gran parque en las cercanías de lo que fue el albergue Warnes. Del mismo estilo, con rejas y cerrado por la noche.
-Da la impresión de que faltan instalaciones sanitarias.
-Desde ya que pondremos baños en las plazas. Hay pocas ciudades en el mundo que tienen un uso tan intensivo de las plazas como la nuestra y para ir al baño hay que pagar un café en un comercio. París tiene sus típicos baños en las esquinas, que son muy usados, y no sé si aquí usaremos equipos químicos.
-¿Cuál es su posición sobre la autopista que debe unir el sur y el norte de la ciudad por Puerto Madero? -Se habló de muchas alternativas e, incluso, de hacerla pasar por debajo de los espejos de agua. A mí me parece mejor construirla sobre el agua, no en forma de túnel y menos por delante de Puerto Madero.
-Una versión dice que mientras subsistan las posibilidades de que Buenos Aires sea sede de los Juegos Olímpicos del 2004 el Gobierno no le restará ningún apoyo. -Yo apoyo la postulación. Creo que Buenos Aires se merece ser sede y puede serlo.
- ¿Tiene idea de cuánta plata encontrará en la caja? -No.
-¿Y no le preocupa? -Sí, pero todas las gestiones que hicimos para obtener información fueron absolutamente inconducentes. Nos vamos enterando de a poco, con cuentagotas.
-¿Tiene, o no, los 2500 millones anuales por ingresos tributarios? -No. Ya de entrada se reducen a más o menos 2000 millones porque el resto está comprometido en fiducias acordadas por Domínguez, esto es, un sistema de pagos con garantía de la recaudación municipal. De ese modo, ya tenemos una porción de ingresos desviada para levantar esos compromisos.
-Pero, ¿sabe de cuánto dinero dispone? -No. Ignoramos cuánto del presupuesto se ejecutó y cuánto está disponible.
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