El asesinato de un joven en La Matanza: venganza de los amigos de la víctima. Destrozan un boliche por un crimen
Luego de una marcha en reclamo de justicia, quemaron un patrullero y apedrearon a la policía local
LA PLATA.– Nació como un reclamo de justicia; degeneró en violencia y vandalismo. Una parte de los que manifestaban por el esclarecimiento del asesinato de Diego Lucena, muerto en circunstancias poco claras el domingo pasado, en Isidro Casanova, destrozaron ayer el local bailable del cual el joven había sido expulsado poco antes de morir, incendiaron un patrullero y apedrearon a la policí a local, a la que, justamente, la familia de la víctima responsabiliza por el crimen.
Ayer, el Ministerio de Seguridad desplazó de la fuerza a dos policías que prestaban servicio en la zona a la hora del hecho. Sin embargo, el pase a disponibilidad no guarda relación con su presunta participación en la muerte de Lucena, de 22 años: se debe a que ambos estaban borrachos –uno dentro del boliche y el otro, en el patrullero– en lugar de hacer recorridas por la cuadrícula.
En oposición a lo que opinan los familiares de Lucena, desde el ministerio apoyan la hipótesis que, por ahora, resulta más plausible para el fiscal de La Matanza a cargo del caso, Gustavo Banco: que una patota de entre cinco y seis personas atacó al joven lucena.
El fiscal le tomó ayer declaración a cuatro testigos del hecho. Según fuentes judiciales, coincidieron en que, antes de la pelea, uno de los integrantes de esa patota invitó a Lucena a pelear "mano a mano", y que éste, entonces, aceptó y lo llamó por su apodo, un indicio de que posiblemente lo conociera de antemano.
Nada de eso, sin embargo, se reflejó en la manifestación que terminó convertida en barbarie. "Nos dio odio." Así, simplemente, describió ayer Roberto Lucena, padre del joven asesinado, los motivos por los cuales los allegados a Diego ocasionaron los destrozos. También dijo que la policía "miente" y le adjudicó participación en el hecho.
En un comunicado oficial del ministerio se dice que Roberto Lucena es integrante del Polo Obrero y "tiene antecedentes judiciales por su participación en los saqueos a comercios ocurridos en diciembre de 2001". Pero Sergio, hermano de la víctima, aseguró que Diego era del Frente de Trabajadores Combativos. Por eso, comparó su muerte con la de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, asesinados por la policía en Avellaneda, hecho del cual mañana se cumplirán dos años.
"A Kosteki y Santillán los mató la policía por ser luchadores sociales. A Diego también lo mató la policía y también era un luchador social", dijo Sergio, de 29 años, a LA NACION.
Lidia, madre de Diego, afirmó que hay testigos que vieron a dos camionetas de la policía bonaerense perseguir a su hijo a la hora del crimen, pero "tienen miedo" de declarar. También dijo que en el cuerpo de la víctima quedaron indicios de un presunto ataque hecho por policías. "Tenía el brazo doblado hacia atrás, como hace la policía; en la muñeca había marcas como las que dejan las esposas. En la cara tenía quemaduras de cigarrillo y los golpes en la cabeza semejaban culatazos", dijo.
En la vereda opuesta, el ministerio desmintió oficialmente la participación de policías en el crimen, y sostuvo que la confusión sobre cómo ocurrieron las cosas abreva en dos hechos no vinculados entre sí que ocurrieron al mismo tiempo.
La policía dice que Lucena fue echado de Invasión Tropical poco antes de las 4 por "patovicas", al parecer, porque intervino en una pelea. Horas más tarde, y a cinco cuadras de allí, apareció muerto en la calle, con la cabeza destrozada a golpes.
Según el ministerio, un móvil llegó al boliche poco después de que Lucena fuera expulsado, porque dos policías de la comisaría de San Carlos que custodiaban el local estaban borrachos. Uno, el suboficial mayor Luis Lara, dormía en el móvil, y el otro, el cabo Daniel Rebollo, fue echado del local por custodios que le habían quitado el arma reglamentaria, con la que había armado "un importante desorden".
Se explicó que Lucena "intentó entablar relación con una mujer" dentro del local, lo que causó una pelea con varios hombres que la acompañaban, y que luego de ser echado del boliche una patota "comenzó a correrlo y le dio alcance" a una cuadra de allí, "donde le aplicó una feroz paliza y le causó la mu erte por ahorcamiento".
Hechos trágicos
12/05/2004: luego de diez días de permanecer internado falleció Paolo Germán Celaya. Había sido golpeado brutalmente en la cabeza con un bate de béisbol o un taco de pool en una discoteca de Mar del Plata.
28/12/2003: el joven Federico Medina, de 20 años, murió de varios puntazos de cuchillo en la discoteca El Teatro, del barrio porteño de Colegiales.
26/04/2003: a pocos metros del boliche The Place, en el barrio de Palermo, tres jóvenes fueron agredidos por 15 individuos. Ariel Scciulli, de 19 años, quedó desfigurado.
18/04/2003: un custodio de El Sublime, en el barrio de Núñez, pateó a Guido Anachuri, de 19 años, y lo dejó en coma. Estuvo internado diez días. El patovica fue detenido.
29/06/2003: un policía que trabajaba como custodio de la discoteca salteña Puerto Mega fue detenido acusado de la muerte de Carlos Jaime, de 19 años. El policía estaba dentro del local sin autorización.
02/03/2002: Martín Adolfo Esper, un periodista deportivo de 22 años oriundo de Pergamino, fue asesinado de dos puntazos de cuchillo en el estómago. El joven estaba en el boliche Apocalipsis, en la zona conocida como Arcos del Sol, en Palermo. Esper trabajaba para la revista de Pre Match y en Radio Rivadavia.
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