Múltiples miradas para una misma ciudad. Dividida de ocho maneras diferentes, la Capital muestra límites poco claros
Secciones electorales, sanitarias y escolares conviven con barrios y comisarías, de cara a las comunas
Ocho miradas diferentes. Ocho maneras de dividirla. Ocho mapas que responden a sendas funciones porteñas. Buenos Aires tiene ocho clasificaciones: la división en 48 barrios, las 28 circunscripciones electorales, los 16 Centros de Gestión y Participación (CGP), los 21 distritos escolares, las 12 áreas hospitalarias, las 53 comisarías y las seis zonas de recolección de basura. Y en el futuro próximo: las 15 comunas.
Ninguna coincide con las otras. "Algunas son nacionales, como las secciones electorales, y otras, como los CGP, son los herederos de los consejos vecinales", explicó a LA NACION el jefe de Gabinete del Ministerio de Gestión Pública y Descentralización porteño, Julián D Angelo.
Adelantó que es prioridad del ministerio la progresiva unificación de tan disímiles "mapas". Precisó D Angelo: "De hecho, antes del 31 de diciembre de este año se debe definir cuál será el nuevo esquema de distritos electorales para elegir las autoridades de las comunas". Con esa reforma, comenzarían a reducirse las múltiples "miradas" de la ciudad.
"Aunque educación y salud no son competencias exclusivas de las comunas, vamos a empezar a gestionar acuerdos para que las juntas puedan tener voz en ambos temas", señaló D Angelo. Y agregó: "Uno de los ejes de trabajo en el plan de transferencia hacia las comunas es empezar a unificar esos ocho mapas". Para él, tanta dispersión de límites es "antioperativa".
"Por eso se buscó que las 15 comunas respetaran los límites barriales. Más allá de que la discusión sobre la identidad barrial es algo «en movimiento», al menos se hizo coincidir dos de los mapas en cuestión."
Al mismo tiempo, el imaginario porteño lleva una suma de barrios que no está lejos de la centena. Si se suman los 48 barrios reconocidos oficialmente a la extensa nómina que integran aquellas zonas que el saber popular considera igual, se está muy cerca de aquellos "cien barrios porteños/ cien barrios de amor/ cien barrios metidos/ en mi corazón" a los que cantaba Alberto Castillo.
Sin ir más lejos, las más de diez denominaciones que fraccionan a Palermo, los varios "Belgrano", los tradicionales Once o Abasto y las zonas más modernas, como Nuevo Bajo (en Retiro, en las inmediaciones de Florida, la avenida Córdoba y Reconquista) o Barracas Dulce (alrededor de las ex fábricas Bagley y Canale), hacen que el mapa de la ciudad reconozca mucho más que las 48 regiones que oficialmente dividen su geografía.
Aunque los usos y costumbres o los edificios emblemáticos van dando nombre a algunas manzanas, lo cierto es que el mercado inmobiliario bautizó muchas zonas de la ciudad.
"Lo hemos institucionalizado mucho las inmobiliarias. Si uno consulta las guías, esos barrios no aparecen. Sirven para orientar a la gente dentro de los barrios más grandes", dijo, casi como un mea culpa, Jaime Llauró.
"Responde a un criterio de diferenciación desde la oferta", señaló Mario Gómez, director de Toribio Achával. "En otros casos, se ha extendido a determinados barrios con «chapa» vendedora hacia otras zonas que no le pertenecen a ese barrio", explicó Horacio Berberian, de Shenk.
Una lista que crece
El último en sumarse al mapa porteño fue Parque Chas. El 28 de julio del año pasado, la Legislatura porteña resolvió restituir la condición de barrio al laberinto de calles comprendido entre La Pampa, la avenida Triunvirato, Combatientes de Malvinas, la avenida Chorroarín y la avenida de los Constituyentes. Treinta años atrás había sido barrio por seis meses y dos días. Creado en 1976 por el Concejo Deliberante, perdió su carácter barrial por un decreto del intendente Osvaldo Cacciatore. El número 47 había sido Puerto Madero, que se incorporó al damero porteño en 1996.
En la Legislatura se encuentran dos proyectos que podrían convertir en barrio a Belgrano R. Sería el número 49. De prosperar las iniciativas, Palermo deberá resignar 45 manzanas en favor de Belgrano, y las modificaciones incluirían cambios en los límites de otros cuatro barrios: Belgrano, Palermo, Villa Urquiza y Villa Ortúzar.
"La división en barrios es una construcción que cada época va haciendo", señaló la directora del Instituto Histórico de la Ciudad, Liliana Barela. En el "Libro del barrio", Barela comparó los antiguos planos con los recuerdos de los vecinos. "La ciudad nunca tuvo territorialmente una única división. Tenía divisiones administrativas: una electoral, otra escolar, la policial. Cumplen una función administrativa que se utiliza desde la época en que la ciudad no estaba dividida en barrios. Porque hasta comienzos de siglo se daba nombre a los barrios, pero no se les ponían límites", recordó.
-¿Considera que debe darse carácter de barrio a las distintas zonas que la gente reconoce?
-No es necesario que haya tantos barrios. Es el mismo criterio de cambiarle los nombres a las calles... Es una moda peligrosa porque las calles tienen que ser el referente de la memoria más vieja, no de la más nueva.
"Cada uno encierra un recuerdo, cada uno me trae una emoción. He querido rendirles a los barrios un sincero homenaje de amor", cantaba Castillo. Nada más cierto.
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