El crimen del empresario Bernardo Loitegui (h.). Dos testigos comprometieron al acusado
Confesión: dos remiseros aseguraron ante el tribunal que Guillermo Alvarez les dijo que mató a Loitegui (h.) y al policía Aguirre.
Ayer, y por primera vez en dos años, Bernardo Loitegui fue la máscara del dolor: tuvo la oportunidad de estar frente a frente con el acusado de haber asesinado a su hijo.
El 27 de julio de 1996 el empresario Bernardo Loitegui (h.) fue asesinado de dos balazos cuando, acompañado de su hija, ingresaba en la casa de su padre, en Martínez. La adolescente aún carga con severos problemas psicológicos.
Durante unos segundos, los ojos celestes de Loitegui padre se clavaron en la humanidad de Guillermo Alvarez, quien, sorprendido, acusó el golpe y no tuvo tiempo de ocultar su mirada detrás de sus anteojos, tal como lo hizo durante toda la primera jornada del juicio oral y público que se impulsa en los tribunales de San Isidro.
Los integrantes de la Sala I de la Cámara de Apelaciones de San Isidro, Fernando Maroto, Juan Carlos Fugaretta y Roberto Borserini, tambien juzgan a Alvarez por su presunta participación en tres asaltos ocurridos en Victoria y en Martínez, entre cinco y dos días antes del crimen.
La primera jornada del juicio no resultó favorable para el acusado.
Dos remiseros aseguraron ante el tribunal que Alvarez confesó ser el autor de los asesinatos de Loitegui (h.) y del subinspector de la Policía Federal Fernando Aguirre, ocurrido un día después, durante el asalto al Pub Company, de Belgrano.
Por otra parte, el acusado, Guillermo Alvarez, alias "El Concheto" o "El Patovica", está señalado como el líder de la "Banda de los chicos bien", que asoló restaurantes porteños hace dos años.
Los buenos modales y la forma de vida de Alvarez sirvieron para dar el nombre la banda.
Entre los golpes que le adjudican a Alvarez y a sus cómplices figuran el asalto el pub Company, situado en Migueletes 1338, de Belgrano, donde fueron asesinados María Andrea Carballido y el subinspector Aguirre.
Al grupo también le imputan los atracos cometidos, durante la misma época, en los restaurantes Harry Cipriani, Alkorta, Chungo, La Parolaccia y Camerún.
Más allá de todas las sospechas que vinculan a Alvarez con los asaltos mencionados, los camaristas juzgarán al acusado sólo por delitos ocurridos en jurisdicción de San Isidro. Los otros crímenes sucedieron en la ciudad de Buenos Aires, por lo tanto, esa competencia pertenece a los tribunales porteños.
"Un día compró varios diarios; los abrió y me mostró los artículos sobre el crimen de un importante empresario en San Isidro. En ese momento me dijo: ´Yo maté a este tipo; el gil se quiso retobar y le pegué dos tiros en el pecho´. Después lo llevé hasta la villa Uruguay, de donde salió con un estuche de guitarra lleno de armas", aseguró el remisero Víctor Rodríguez.
Su colega Augusto Rinaldi recordó una conversación entre Alvarez y una mujer, presumiblemente la hermana de su cómplice Oscar Reinoso, durante el asalto a Company.
Según Rinaldi, la mujer amenazaba con denunciarlo. A lo que Alvarez respondió, indignado: "A mí no me pueden decir nada. Si al policía que le tiró a tu hermano lo cociné a tiros..."
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