Educación. "Queremos terminar como empezamos: juntos", el reclamo por los actos de egreso en la provincia
Sara Castillo Marin tiene 18 años y la esperanza de tener, al menos, un atisbo de "normalidad" en su acto de egreso del secundario. Los barbijos, la distancia personal y la entrega de diploma sin contacto son lo de menos: lo que quisiera es poder estar con todos sus compañeros.
Pero el protocolo para los actos de fin de clases que aprobó la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires permite, por cuestiones sanitarias, reuniones de un solo curso y un máximo de 100 personas al aire libre. Es prácticamente igual al que confeccionó la Ciudad hace dos semanas, pero luego actualizó: en la Capital estos eventos ahora pueden hacerse con hasta 500 personas en campos de deporte, clubes de barrio, polideportivos, plazas o parques. Y allí tampoco se hace referencia a las divisiones.
No es difícil llegar a 100 personas en divisiones de 30 alumnos. "Es una cifra un poco restrictiva para quienes tenemos grupos grandes. Si en una clase de 30 chicos cada uno invita a ambos padres el numero de 100 queda absolutamente chico", explica Martín Ferreyra, director ejecutivo del Holy Cross School, un colegio privado situado en Victoria. Desde su punto de vista, no es lógico separar en el egreso a un grupo que trabajó unido toda la vida escolar. "Nosotros tenemos un espacio abierto muy grande en el que cabrían perfectamente 200 personas con la debida distancia. Me parece que a veces salen normativas demasiado rígidas para realidades muy distintas", explica.
En el caso del colegio de Sara Castillo Marin, el Pilgrims' College, que tiene sedes en San Isidro y en Pacheco, la camada que egresa es de 60 estudiantes. Los alumnos hasta propusieron ir todos juntos sin sus padres, pero el protocolo no contempla específicamente esta posibilidad, por lo que, por el momento, se les pidió que asistan divididos en un curso de varones y otro de mujeres. "Lo último que nos quedaba era la esperanza de egresar todos juntos como camada y recibir los diplomas en nuestro tan querido colegio. Crecimos todos juntos, como una camada unida. Queremos terminar como empezamos, juntos", explica Castillo Marin.
Limitaciones
"Lo curioso es que los chicos pueden juntarse en el club, en bares o restaurantes y no en el colegio", plantea Jerónimo Cernadas, director ejecutivo del Pilgrims' College. "Por un lado, tenemos que hacer dos actos separados con 30 chicos, pero después podemos salir a comer afuera todos juntos", grafica. El colegio tiene un predio de dos hectáreas en el que, aseguran, pueden entrar 60 burbujas de grupo familiar (un alumno, padre y madre) con la distancia suficiente. También tiene entradas y salidas diferenciadas. "Podemos poner una mesa delante de cada burbuja con la medalla y cinta para que cada alumno agarre y que en ningún momento haya contacto. No ponemos en juicio el protocolo, porque entendemos que tiene racionalidad, lo que no entendemos es la lógica de limitar en 30 la cantidad de alumnos", explica.
Para los colegios que ya se adecuaron a la norma, la organización de múltiples eventos es compleja. "Tenemos quince graduaciones: cinco cursos de 6to año del secundario, cinco de 6to de primario y dos de kinder", detalla Lucía Monsegur, directora de Relaciones Institucionales del colegio Michael Ham, que tiene sedes en Vicente López y Nordelta. En ambas escuelas ayer se estaban ultimando las preparaciones para recibir a los alumnos y para transmitir por streaming para los familiares que no pueden ir a la celebración. Para Monsegur, el trabajo vale la pena, sobretodo cuando se tiene en cuenta "el valor que reviste para cada alumno poder cerrar esta etapa".
"Sólo les pedimos un poco de empatía"
En una carta abierta que escribieron los estudiantes del colegio Santa María de Las Lomas, de San Fernando, los alumnos plantean que quieren tener la oportunidad de sentir "aunque sea un pedacito de lo que realmente es el último año". En su caso, la ceremonia de fin de año los encontrará divididos en dos cursos. "Entendemos el por qué de la situación, pero creemos que este momento merece la presencia de toda la camada junta. Nos gusta identificarnos como un solo grupo. Pónganse a pensar en su último año de colegio, solo les pedimos un poco de empatía", dice el texto que hicieron circular.
El protocolo de la Ciudad de Buenos Aires, en su primera versión, permitió reuniones para un máximo de cien personas al aire libre. Unos días después, y luego de múltiples pedidos de escuelas que planteaban que necesitaban actos con 120 o hasta 150 personas, se mandó una nota aclaratoria firmada por el Ministerio de Salud porteño, en la que se decía que se podía ampliar hasta 500. Esto se hizo tomando la recomendación establecida para espectáculos de cultura al aire libre que permiten esa cantidad de público. Desde el gobierno porteño aclaran que de allí viene esta cifra y que la recomendación sigue siendo que las escuelas realicen los actos lo más acotados posible. La Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, de la que dependen las escuelas bonaerenses, dijo a LA NACION que por el momento se sigue trabajando con el protocolo original.
En el colegio San Felipe, de Don Torcuato, los tres eventos que suelen realizar para festejar el fin del secundario se acaban de convertir en uno solo, que no deja muy contentos a los alumnos. "Normalmente tenemos tres instancias de graduación: una ceremonia de cap and gown (toga y birrete), una cena de gala donde se entregan los diplomas y una misa. Ahora con la pandemia hicimos un compacto y nos estamos volviendo medio locos porque los chicos quieren estar todos juntos y no los permiten", explica Macarena Irarrázaval, representante legal del colegio. Las graduaciones de sexto año del secundario serán el 11 próximo y en dos grupos separados por 90 minutos, como indica el protocolo. Irarrázaval lamenta que los alumnos que egresan del secundario hayan perdido todo el protagonismo de su último año. Según cuenta, fue notorio como una vez que se habilitaron las clases ningún alumno faltó. "Los chicos quieren venir al colegio", explica.
El St. Nicholas' School, de Olivos, está preparando su entrega de diplomas y medallas de los últimos cursos de jardín, primaria y secundaria -los únicos autorizados para ceremonias presenciales- en el Buenos Aires Cricket & Rugby Club, donde el colegio practica deportes desde sus inicios. Para todo el resto de la comunidad, se hará un acto virtual desde el jardín del colegio. Allí los capitanes -alumnos destacados del último año del secundario- hablarán a todo el colegio por streaming. "Destacamos la excelente predisposición de nuestros alumnos y familias de sostenerse en los sí y no en lo que no se puede hacer para disfrutar de este momento inolvidable", dice Carolina Bengochea, directora del secundario y miembro del board del Colegio. "Le estamos poniendo todo nuestro corazón porque nuestros alumnos, familias y profesores se merecen lo mejor como cierre de un año de gran esfuerzo, compromiso, aceptación y resiliencia".
Más leídas de Sociedad
Informe. Aun con el aumento anunciado, el presupuesto para las universidades es el más bajo desde que se tiene registro
Grupos de riesgo. Advierten que una enfermedad considerada banal puede generar complicaciones graves e instan a vacunarse
Educación. Cuándo es la marcha universitaria nacional contra Javier Milei