El agua demorará 10 días más en bajar
SANTA FE.- Sólo dentro de 10 días la franja oeste de 10 kilómetros de largo por 3 de ancho que resultó severamente dañada por la inundación que generó el desborde del río Salado quedará libre de agua, según afirmó ayer el ministro santafecino de Obras Públicas, Edgardo Berli.
Al mismo tiempo, otros informes oficiales del gobierno que conduce el gobernador Carlos Reutemann alertaron que las 19.000 viviendas que hoy se encuentran anegadas requerirán una semana más para considerarse habitables.
También es posible que se deba instrumentar un plan general de limpieza y desinfección en el marco de un alerta sanitario impuesto para esa zona ante el temor de que la descomposición de materia orgánica e inorgánica se convierta en un foco de epidemias.
Ayer, el sector damnificado presenció el primer respiro. Después de que el cordón defensivo en las inmediaciones del hipódromo del Jockey Club quedó nuevamente cerrado -fue allí donde ingresó la impresionante masa líquida que provocó el posterior desastre- se evidenció el trabajo de las bombas extractoras, que retiran el agua de la zona baja y la expulsan sobre el terraplén Irigoyen nuevamente hacia el río.
En diferentes barrios pudo observarse un progresivo descenso de las aguas, algo más evidente en la zona sur, mientras que centenares de familias aprovecharon para retornar, aunque fuese por algunas horas, a sus viviendas, con el fin de realizar una primera estimación de los efectos provocados. Eso originó también un descenso del número de asentamientos de evacuados, que al final de la tarde sumaba 446, 14 menos que al comienzo del desastre, el martes 29 de abril.
Otro signo alentador es el constante descenso del nivel del río Salado. En el curso superior bajó un metro en una semana, mientras que en Santo Tomé, ciudad próxima a esta capital, en la desembocadura, ya descendió 89 centímetros desde el 30 de abril, cuando alcanzó su pico máximo de 6,37m.
Entretanto, el gobierno y las universidades nacionales siguen trabajando en la elaboración de un plan de reconstrucción, el que será lanzado posiblemente la semana próxima. El mismo contempla obras hidráulicas para contener inundaciones y el estudio completo sobre nuevos asentamientos habitacionales para suplantar las viviendas que, se estima, no quedarán habitables, ya que se derrumbaron o perdieron gran parte de sus estructuras.
Hasta anoche, el Comité de Crisis tenía registrados 72.446 evacuados. El número de damnificados se eleva a 130 mil si se tiene en cuenta el grupo de autoevacuados, mientras que el total de personas fallecidas por la emergencia suma 24 (dos de ellas aún sin identificar).
Además, las clases que se encuentran suspendidas en jurisdicción de esta capital se reanudarán el 2 de junio. Habrá un cambio de matrícula en diferentes establecimientos, ya que de las 24 escuelas que aún están afectadas por la inundación, el Ministerio de Educación recibió informes técnicos de que 10 no podrán ser recuperadas.
Se prevé que será necesario dictar clases los sábados para recuperar el mes perdido, pero no serán suspendidas las vacaciones de julio.
Molestos
En tanto, también se supo ayer que algunos voluntarios se van de la ciudad muy disconformes, ya que, dicen, "vinimos a ayudar, pero no nos dejan".
Ese parece ser el caso de los Bomberos Voluntarios de todo el país, que reunieron a 500 agentes en esta ciudad para colaborar en la emergencia y comenzaron a retornar a sus cuarteles de origen. "Parece que nuestro trabajo ya no es necesario, porque se militarizó la zona inundada y reina una terrible desorganización para afrontar la crisis", sostuvo Ricardo Miranda, jefe del cuartel instalado por los bomberos de todo el país.
Sólo permanecerán 150 para atender alguna emergencia posinundación.