Mes de la Cultura, organizado por La Nación. El Código Contravencional fue objeto de un debate abierto
Criterios: cuatro legisladores porteños diferenciaron las contravenciones de los delitos y exigieron el traspaso policial a la ciudad.
El Código Contravencional porteño fue el tema central de la mesa redonda que cerró ayer el ciclo de charlas "La Argentina que viene", organizado por La Nación en el Mes de las Letras.
Los diputados de la ciudad de Buenos Aires Juliana Marino, del Partido Justicialista; Gustavo Beliz, de Nueva Dirigencia; Eduardo Jozami, del Frepaso, y Agustín Sbar, de la Unión Cívica Radical, expusieron sus ideas con la coordinación del editorialista de La Nación Norberto García Rozada, en el auditorio de la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines.
"El Código Contravencional es un tema de moda por méritos propios y voluntades ajenas, que actúa como putching-ball sobre la seguridad de Buenos Aires", dijo García Rozada antes de presentar a los legisladores.
Mientras Beliz se mostró disconforme con el Código Contravencional y lo relacionó con una política global de seguridad, los otros tres diputados se ubicaron en la vereda de enfrente: destacaron la importancia de la nueva norma y la separaron una vez y otra de ser la causa de la inseguridad que padece la ciudad.
Sin embargo, todos los legisladores coincidieron en la necesidad del traspaso de la policía a manos del Gobierno de la Ciudad.
Y aunque el debate social se centró en temas como la oferta de sexo en la vía pública y el merodeo, enfatizaron las nuevas figuras de las contravenciones de tránsito y los hechos ilícitos en espectáculos deportivos.
Ante 150 personas, Juliana Marino puntualizó la importancia de diferenciar la contravención del delito, ya que la primera "no es un delito sino una condición que merece una fuerte condena social".
Agustín Sbar consideró esencial diferenciar "si las contravenciones son delitos de poca monta o tienen una naturaleza distinta de la de los delitos. En el primero de los casos, la sanción corresponde al Código Penal; en el segundo, a la legislación que dicte la ciudad autónoma".
Para la legisladora justicialista, el nuevo código "es un instrumento para lograr la buena convivencia entre vecinos y ofrece una mayor variedad de sanciones" que los derogados delitos policiales.
"Se acusa al Código Contravencional de todos los delitos y de la inseguridad que se vive en la ciudad cuando son el Código Penal y las leyes orgánicas de la policía los que deben ocuparse de sancionar los delitos", aseguró la diputada.
Abiertamente disconforme con el código, Gustavo Béliz disparó: "No hay una política de seguridad ni la decisión de llevarla adelante. Los vecinos son el jamón del sandwich entre las pujas de los sectores políticos trenzados".
"Antes del código, los porteños teníamos dos problemas: el de la inseguridad y la existencia de un régimen jurídico anticonstitucional y autoritario como los edictos policiales", dijo a su turno Eduardo Jozami.
Una hora después, comenzaron las preguntas del público. Cuánto cuesta el traspaso policial y por qué no se acelera o por qué no se penaliza el corte de calles, fueron algunas de las inquietudes.
A la salida de la mesa redonda, Raquel del Toro, de Barrio Norte, dijo a La Nación : "Me pareció interesante porque los vecinos tenemos que conocer estas nuevas leyes". Para otros, no fue tan positivo: "Tenía la intención de que el debate fuera más profundo", se quejó el abogado Nicolás Mazza. "El tema está agotado y se centra en una lucha entre la Nación y el gobierno porteño", se lamentó el jubilado Rodolfo Bencivenga.
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