El emocionante viaje de 14 chicos jujeños que pudieron conocer el mar
Fue una odisea que permitió que muchos sueños se cumplieran. Catorce estudiantes de primaria de una escuela del barrio Alto Comedero cruzaron medio país, desde Jujuy hasta Monte Hermoso (sur de la provincia de Buenos Aires), a 2000 kilómetros de distancia, en un viaje que demandó 33 horas con el objetivo de conocer el mar por primera vez.
"Maestra, acompáñeme hasta mar, tengo miedo que el corazón se me salga por la boca", le dijo un alumno a Silvina Márquez, Directora de Educación de la Municipalidad de San Salvador de Jujuy, quien acompañó a los niños y los trató de contener en la emoción. "Sentí que se iba a desmayar", agrega. Fue un viaje muy largo que se hizo posible gracias a una red de voluntades que involucró a las municipalidades de ambas ciudades y a sus clubes de Rotary. "Les cambió la vida poder conocer el mar", afirma la docente.
El largo viaje comenzó en el Alto Comedero el lunes 19 de noviembre a las 9 de la mañana. 24 horas después llegaron a Retiro, y desde allí los niños iniciaron el tramo final hasta el sur de Buenos Aires, llegando a Monte Hermoso a las 18 horas del martes. "Pasamos por el Obelisco, sacaron fotos, no podían creer lo que estaban viendo", cuenta Márquez. La mayoría de los niños jamás había salido de su barrio ni mucho menos de su provincia. "Iban contando los carteles de la ruta, faltan 500… faltan 300 kilómetros para el mar", agrega. Cruzaron por todos los paisajes hasta llegar a la llanura. "Los últimos kilómetros iban cantando una canción que habían inventado sobre la playa", recuerda.
El viaje no tuvo ningún costo para los niños. La municipalidad de San Salvador de Jujuy se hizo cargo del traslado hasta Retiro. Y de ahí a Monte Hermoso, la municipalidad de la ciudad balnearia. La logística interna y producción de actividades estuvieron a cargo del Rotary Club de Monte Hermoso.
"El martes que llegaron fue un día espectacular de 28 grados, el mar planchado, poco viento", resume Poliotti. A las 18 y luego de recorrer medio país en un viaje de 33 horas, los catorce niños del Alto Comedero vieron un paisaje diferente. La llanura dejó pasó a los médanos. El sol se estaba despidiendo. El micro se detuvo en el camping. "Les dijimos muy lentamente que del otro lado de las dunas, estaba el mar", sostiene Silvina. Con los niños viajaron las maestras de grado Miriam Arjona y Fabiana Fernández. "Estaban temblando de emoción", recuerda Márquez. Los hicieron formar, tomando distancia y les pidieron que cerraran los ojos. En fila, recorrieron los últimos metros y cuando bajaron los médanos, la emoción los descontroló. "No pudieron más, rompieron la formación y comenzaron a correr hacia el mar, se tiraron con la ropa puesta, estaban felices, gritaban, saltaban", cuenta la funcionaria jujeña.
El Alto Comedero es el barrio más populoso de San Salvador de Jujuy. De alguna manera, es lo opuesto a Monte Hermoso, donde abunda el agua y el frescor marítimo. Viven alrededor de 60.000 personas. Su nombre proviene de los trabajadores rurales que usaban este espacio para hacer pastorear su ganado, era un "comedero" para los animales. Se formó hace treinta años y su población original se nutrió de los trabajadores mineros y de los golondrina, que dejaban allí a sus familias para ir a la zafra en Tucumán y a la vendimia en Mendoza. "Somos una provincia fronteriza, así que también tenemos vecinos de Bolivia, Perú y Chile", resume Márquez.
Los catorce niños que viajaron hasta Monte Hermoso son estudiantes de la Escuela Municipal "Marina Vilte", que tiene una matrícula de 1100 alumnos. "Es una escuela que brinda un gran servicio, tiene comedor y hasta consultorio odontológico", sostiene Márquez. "La elección de los chicos no se fijó solo en las notas, sino en aquellos niños que mostraran compromisos de solidaridad y compañerismo", señala Márquez.
El Alto Comedero es un barrio que tiene una red social muy importante. La solidaridad es un valor común. "Fueron muchos los estudiantes que resultaron elegidos, pero sólo podían viajar catorce, hicimos un sorteo: siete del turno mañana y siete de la tarde", sostiene la funcionaria. "Les contamos muy despacio que iban a conocer el mar", asegura. "Hasta último momento las familias no creían que fuera gratis", afirma.
Los días en Monte Hermoso fueron plenos. Se metieron en el mar todos los días, hicieron intercambio con escuelas en las que pudieron mostrar su "Carnavalito", los recibió el intendente en el Concejo Deliberante y tuvieron la aventura de ir en cuatriciclo, atravesando los médanos hasta la desembocadura del río Sauce Grande. "Fuimos felices ellos y nosotros", resume Nicolás Poliotti. "Después de meterse al agua, comenzaron a recolectar caracoles, para llevarles de regalo a sus compañeros que no habían podido venir", relata Márquez. Esos cinco días también a ella le modificaron los sentimientos. "Si uno sueña y se esfuerza mucho, las cosas se dan. Nunca pensé que estos niños me podrían haber enseñado tanto", concluye.
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