El fiscal José María Campagnoli pidió la prisión preventiva de quien chocó a Macarena Mendizabal y él habló por primera vez
El principal acusado en la causa, Santiago Silvoso, habló sobre el accidente y negó las acusaciones; el juez Omar Fente lleva más de un mes sin pronunciarse sobre la solicitud de la fiscalía
Pasaron casi dos meses desde el día que, en Tribunales, la familia de Macarena Mendizabal, de 23 años y que se encuentra en estado vegetativo, se vio por primera vez a la cara con el principal acusado de haberla chocado en 2015. El primero de junio pasado, el corredor de autos Santiago Edgardo Silvoso, de 37, debía prestar declaración indagatoria por primera vez en la causa más de dos años después del día del choque. Pero Silvoso no declaró. Presentó un escrito y, tras enfrentar a la madre de Macarena en la puerta del juzgado al decirle "eso no es verdad", cuando Adriana Aruj, acongojada, le decía que nunca antes había aparecido, se fue sin decir más. A pesar del gravísimo hecho por el cual se lo investiga, Silvoso nunca fue preso.
Seis días después de su concurrencia a Tribunales, la fiscalía ahora a cargo de José María Campagnoli solicitó al juez penal Omar Fente el procesamiento del acusado y su prisión preventiva, al sostener que Silvoso estaba alcoholizado, que cruzó un semáforo en rojo y que infringió los límites de velocidad la madrugada que impactó contra el auto de Macarena. Fente, aún no se pronunció al respecto. Puede aceptar procesarlo como también sobreseerlo o dictar la falta de mérito.
Hoy, Silvoso, que trabaja en la empresa de su familia y que sigue manejando vehículos, habló por primera vez con LA NACION y contó su versión de los hechos. Desconocía que Campagnoli había solicitado su prisión preventiva unas semanas atrás y dijo sentir "una angustia tremenda" al enterarse de eso. Pocas semanas atrás, el acusado le envió una carta a los padres de Macarena, lo que generó indignación en la familia.
El domingo de Pascuas del 5 de abril de 2015, Macarena salía de un boliche de la Costanera en el asiento del acompañante de su auto Volkswagen Gol cuando Silvoso la embistió con una camioneta Honda Civic SI. Al volante del Gol estaba Ramiro Sala Giménez, que salió ileso y se negó a hacerse el test de alcoholemia que le solicitaron en el hospital. Sin embargo, la principal acusación en la causa recae sobre Silvoso; la fiscal antes interviniente -Claudia Katok- había solicitado su declaración indagatoria y el sobreseimiento de Sala Giménez.
El accidente le valió a Macarena 500 días de internaciones en distintos hospitales y constantes intervenciones quirúrgicas. Se encuentra en estado vegetativo desde entonces. Macarena, que estudiaba psicología en la Universidad Católica Argentina (UCA), era campeona de patín y dedicaba su tiempo libre a un niño de un hogar llamado Javier, al que invitaba a dormir a su casa casi a diario.
El trágico hecho que paralizó la vida de la estudiante también hizo lo suyo con la de José Luis Mendizabal y Adriana Aruj, que desde entonces viven la peor pesadilla: sobrevivir al dolor de ver a una de sus hijas sin poder hablar, moverse o siquiera ver. Macarena, que respira por su cuenta, logró en febrero de este año la internación domiciliaria en una casa que se adaptó para ella, pero sufrió varias complicaciones y debió ser operada en reiteradas oportunidades. Los especialistas no brindan un pronóstico esperanzador. El pedido de procesamiento con prisión preventiva que firma el fiscal subrogante Campagnoli dice que "la joven presenta debilitamiento permanente de la salud, dificultad permanente de la palabra e inutilidad permanente para el trabajo".
Novedades en la causa
Cuando Campagnoli comenzó a entender en la causa, poco tiempo atrás, decidió ir a conocer a Macarena mientras estaba internada nuevamente en el hospital Italiano de San Justo. "Cuando entras a la habitación te tiemblan las piernas, porque ves a su familia así, en esa situación, y a ella ahí...", contaron desde la fiscalía a LA NACION. Campagnoli solicitó el procesamiento de Silvoso y su prisión preventiva después de ese primero de junio, día en que el acusado concurrió por primera vez a Tribunales. Lo que mantiene intranquilos a los padres de Macarena es que el juez de la causa, Fente, aún no se haya pronunciado al respecto. Temen que, tal como sucedió durante estos dos años mientras el caso estuvo a cargo de la fiscal Katok, la causa siga varada.
El pedido de procesamiento de la fiscalía, que ingresó al juzgado el 8 de junio pasado, sostiene que Silvoso actuó con dolo eventual. "Obró con total indiferencia", dice Campagnoli. "Habiendo contemplado la posibilidad de que se produjera un fatal desenlace obró con total indiferencia y causó el gravísimo hecho que aquí se ventila", explica. Silvoso -dice el fiscal- previó la posibilidad del luctuoso resultado y consintió a que éste ocurriera. "Es decir, obró con dolo eventual y debe responder por ello en orden a los delitos de lesiones leves y gravísimas". La pena de prisión contemplada para el caso de lesiones gravísimas es de 3 a 10 años. "A mi juicio, ninguna duda cabe de que conocía cabalmente la peligrosidad de su proceder. Que pudiera confiar en la no producción del resultado no significa en absoluto que no haya creído posible su realización", enfatizó el fiscal.
Fente tenía 10 días ordenatorios (no obligatorios) para decidir si procesaba a Silvoso o no tras aquel primero de junio. Aún, no se pronuncia. "Debía resolver algunas nulidades", dijeron distintas fuentes a LA NACION. Pero ninguna de ellas entiende el porqué de tanta demora. Ahora, en feria judicial, la resolución puede demorar aún más.
Las razones por las que Campagnoli pidió el procesamiento de Silvoso
1. "Macarena Mendizabal resultó gravemente lesionada"
En su dictamen, Campagnoli manifiesta que "la joven presenta debilitamiento permanente de la salud, dificultad permanente de la palabra e inutilidad permanente para el trabajo".
2. "Debe ponerse especial atención al alto nivel de alcohol en sangre"
"No respetó la luz roja del semáforo allí ubicado que lo obligaba a detenerse, transitaba a una velocidad por demás elevada superando ampliamente el límite permitido en esa zona -de 60 kilómetros por hora- y conducía con un alto grado de alcohol en sangre: concretamente 1.46 g/l.", dice el pedido de procesamiento. Luego, enfatiza: "Debe ponerse especial atención al alto nivel de alcohol en sangre que presentó el imputado Silvoso cuando le realizaran el examen aproximadamente 3 horas después del suceso (...) lo cual permite presumir fundadamente que, al momento del suceso, era aún mayor". Silvoso, en su defensa, esgrimía que por una lesión en su estómago -producto del accidente- el test de alcoholemia había dado un resultado erróneo. Por ello, presentó en la causa un informe de un médico que se refería al respecto; en la carta que le escribió a los Mendizabal Silvoso vuelve a hacer uso de esa táctica de defensa. Sin embargo, la fiscalía, "a efectos de descartar todo tipo de duda sobre el método del estudio realizado" requirió a facultativos del Cuerpo Médico Forense de la Justicia Nacional que informen al respecto; ellos determinaron que "…no hay causales que puedan alterar las mediciones del alcohol en el aire espirado…".
3. Excesiva velocidad, alcohol en sangre y semáforo en rojo
Cinco testigos manifestaron en la causa haber visto a Silvoso conduciendo excesivamente rápido y cruzando el semáforo en rojo. Algunas frases de quienes prestaron declaración testimonial, son: "Venía demasiado fuerte"; "yo lo ví como una mancha justo en la curva imagínese como venía"; "agarró como si fuese un auto de carrera"; "cruzó el semáforo con luz roja". Silvoso dijo a LA NACION que las pericias determinaron que Macarena no llevaba el cinturón de seguridad puesto. Para el acusado, ello podría haber impedido el estado actual de la estudiante. Para la fiscalía, Macarena fue bajada del auto por unas amigas que la dejaron sobre el asfalto y no se pudo determinar si llevaba o no el cinturón. Además, afirman que si la víctima llevaba el cinturón o no nunca fue vinculante, dado que sostienen que el hecho de que Silvoso haya cruzado en rojo, alcoholizado y a alta velocidad tiene más peso que cualquier hipótesis sobre el tema.
4. "El acusado no es un conductor común y corriente"
"Debe ser valorado que el acusado Santiago Edgardo Silvoso no es un conductor común y corriente, sino un piloto experimentado de competición", aduce el dictamen. Y añade: "ha participado en distintas carreras de alto rendimiento en la conocida categoría Fórmula Metropolitana, en donde en alguna oportunidad se clasificó en el primer puesto". Sobre el modelo de auto que conducía el acusado, un Honda Civic SI, señala: "tampoco puede soslayarse que se encontraba al mando de un automóvil que viene preparado de fábrica para alcanzar alta velocidad".
5. "Obró con total indiferencia"
El fiscal entiende que el principal imputado en la causa actuó con dolo eventual. Ello implica que, el acusado, "habiendo contemplado la posibilidad de que produjera un fatal desenlace obró con total indiferencia y causó el gravísimo hecho que aquí se ventila". Dice, después: "Señor Juez: las detalladas descripciones (...) permiten tener sobradamente acreditado el dolo eventual con el que actuó Silvoso y en orden a ello debe ser agravada su situación procesal en la causa".
El enfrentamiento entre los Mendizabal y Silvoso en Tribunales
El día en que Silvoso concurrió por primera vez a Tribunales para brindar declaración indagatoria, prefirió presentar un escrito y no declarar. Cuando salió del juzgado escoltado por su entonces letrado patrocinante Sergio Curzi, la madre de Macarena, Adriana Aruj, con quien el acusado había tenido un entredicho antes de ingresar a la sala, aún esperaba en los pasillos acompañada por su cuñada Vanina Fontanazza, sus sobrinas y un amigo de Macarena, Luciano Iturbide. Ese día, José Luis Mendizabal había decidido no concurrir a Tribunales por miedo a no poder sobrellevar la situación.
Fue entonces cuando Aruj le recriminó al abogado, Curzi, si pensaba demandarla a ella "por haberle arruinado la vida" a su hija. Es que Curzi, tal como le dijo a LA NACION en ese entonces, planteaba: "Se trata de un sumario manipulado por la Policía y de una falsa campaña de difamación, por la cual hay incluso denuncias penales en curso". Curzi no le respondió. Tampoco Silvoso, cuando Aruj le gritaba: "Te odio, mirame a la cara porque te odio". Silvoso, la miraba desde el ascensor escoltado por policías, aguardando a que se cerrara la puerta. Tras el episodio, Curzi no volvió a atender a LA NACION y dejó la causa, donde ahora intervienen los abogados Andrea Gabriela Mesa y Sebastián Sal.