El personaje en la noticia. El gran privatizador
Fue el encargado de llevar adelante los sueños que Carlos Menem tenía para Buenos Aires. El que imprimió, con fuerza, la fiebre privatizadora que se vivió en todo el país desde que el justicialismo comenzó su gobierno en 1989.
Y por alguna extraña fortuna, Carlos Grosso, intendente municipal entre 1989 y 1992, siempre supo esquivar los avatares de la Justicia, a pesar de ser duramente cuestionado.
Como jefe comunal, dio en concesión, alquiló y licitó cuanto espacio porteño le fue posible. De su despacho salieron el proyecto para cambiarle la cara a la estación Retiro -aún inconcluso- y el de recuperación de Puerto Madero.
Pero otros de sus planes fueron aún más explosivos por la resistencia que generaron y porque terminaron en voluminosas causas judiciales, muchas de ellas, curiosamente olvidadas en Tribunales.
Mientras tuvo el poder en sus manos, fue un hombre de movidas ambiciosas y millonarias. Su tarea fue posible gracias a un Concejo Deliberante que aprobaba, sin oposición, cuanto cambio de zonificación fuera necesario. Un cuerpo legislativo que escribía, con rapidez, las ordenanzas que allanaban el camino para "la ciudad del futuro".
Algunas de las concesiones que luego se investigaron fueron: los carritos de la Costanera, Parque Norte, el Velódromo y el Campo Municipal de Golf, la estación de servicio y los restaurantes debajo de la autopista Arturo Illia, el Club Hípico Municipal, la escuela-shopping de Once y el shopping de Recoleta.
También fue quien dinamitó el albergue Warnes y quien privatizó el control del estacionamiento en el micro y macrocentro.
Hoy, a los 55 años de edad, Carlos Grosso cultiva el bajo perfil. Se acostumbró a que no lo invitaran con tanta asiduidad a los programas de televisión y optó por una tarea anónima. Ahora vive en el Palacio de los Patos -en Ugarteche 3050- con su mujer y un hijo menor de edad.
Este hombre, nacido en el Chaco, comenzó su actividad en el nacionalismo peronista en plena adolescencia. Ex seminarista, militó como presidente del centro de estudiantes de la Facultad de Letras de la UBA.
Entre otras tareas partidarias, fue jefe del PJ en la Capital Federal. Cuando su situación fue insostenible en el aparato justicialista, la figura de Grosso se fue desdibujando hasta quedar prácticamente en la oscuridad. Un lugar del que sale, de tanto en tanto, cuando la Justicia reflota algunas de las causas que lo tienen en la mira. Como ahora.
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