El asesinato del periodista José Luis Cabezas. El juez Macchi dijo que quedaron muy pocos cabos sueltos
Habló con La Nación y refutó las críticas al cierre de la causa
DOLORES.- "Los que dicen que la instrucción de la causa se cerró con numerosos puntos sin resolver no leyeron el expediente", aseguró a La Nación el juez José Luis Macchi, después de haber cerrado la instrucción del sumario en el que se investigó el asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas.
"Estoy tranquilo -añadió-, porque íntimamente sé que antes de llegar a esta instancia utilicé todos los medios a mi alcance para despejar los principales interrogantes que aparecieron durante estos 23 meses", afirmó el magistrado.
La decisión de Macchi fue criticada con dureza. Los padres del reportero gráfico asesinado el 25 de enero de 1997, en Pinamar, cuestionaron la resolución y, a través de su abogado, solicitaron que se investigue al ex comisario de dicha ciudad Alberto Gómez por su presunta participación en una asociación ilícita con policías de la costa, que estaría vinculada con el crimen.
A Macchi también le cuestionaron haber cerrado el caso con demasiadas dudas.
"Desde que me hice cargo del caso hablé muy poco y no voy a aprovechar este encuentro para intentar una defensa. Si alguien tiene cuestionamientos para hacerme no voy a responderlos yo; para eso están los 220 cuerpos de la causa en los que claramente se ve que siempre me he guiado por el Código de Procedimientos", expresó Macchi.
-Ahora que cerró la instrucción, ¿no cree que quedaron muchos cabos sueltos?
-Puede ser, pero si usted se fija, notará que esos cabos sueltos no son tan significativos y las figuras principales se pueden distinguir claramente. Tenemos diez detenidos a los que considero estrechamente vinculados con la muerte de José Luis. Yo prefiero que estos responsables deban enfrentar el juicio oral y no quedarme sólo con el móvil del hecho.
Lo importante es poner al alcance de la Justicia a los responsables de un crimen aunque no se conozca el móvil.
-Y más allá de esto, ¿tiene idea de por qué mataron a Cabezas?
-Sí. Lo anticipé cuando dicté el procesamiento y la prisión preventiva de Gustavo Prellezo. A José Luis Cabezas lo mataron por una cuestión vinculada con su trabajo.
-¿Le creyó a Silvia Belawsky cuando afirmó que Yabrán estaba detrás del crimen?
-Lo que puedo decirle es que ese día, ni bien escucharon a la mujer, los defensores del señor Yabrán quedaron demudados. Pero más allá de la anécdota, esa afirmación confirmaba lo que ya había dicho el testigo Daniel Cibert. En pocas palabras, aquella presunción que se escribió en mayo de 1997 no fue desvirtuada por los indicios que aparecieron a posteriori.
-El nombre de Yabrán apareció en escena ni bien se conoció la suerte corrida por Cabezas, ¿no sintió temor al suponer que tarde o temprano iba a tener que enfrentarse con él?
-Yo tuve los temores lógicos que puede sufrir cualquier magistrado puesto en mi lugar y éstos no provenían de tal o cual persona.
-Yabrán no era una persona común.
-Cuando empezó todo hablé con mi mujer y mis hijos y les dije: "Vos no tenés más esposo y ustedes no tienen padre". Lo que tenga que ocurrir, ocurrirá, porque voy a hacer lo que corresponda.
-Entonces, no fue por temor que dejó ir a Yabrán el 10 de octubre de 1997, teniendo en cuenta que para ese entonces ya tenía 31 indicios que lo señalaban como presunto instigador.
-No ordené la detención de Yabrán ese día porque mi tribunal de alzada estaba recusado y, además, no había incorporado el testimonio de los peritos psiquiatras. Recuerde que cuando se resolvieron estas cuestiones dicté su captura, el 15 de mayo último.
-¿Ahí, ya se había convencido de que Yabrán estaba detrás del crimen?
-Si ordené la detención fue porque tenía indicios que permitían fundamentar esa presunción.
-Siete meses después de haber ordenado la captura, ¿sigue creyendo que Yabrán pudo haber sido el instigador?
-Le repito, los indicios indicaban que esa posibilidad podría ser cierta. Hasta ahí llegué, porque Yabrán murió. Pero si bien en aquel momento pensaba en Yabrán, nunca me olvidé de Los Pepitos.
-¿Usted pensó seriamente que Margarita Di Tullio pudo haber sido la presunta instigadora y sus compañeros los supuestos partícipes primarios?
-Las diligencias que se hicieron ni bien fueron detenidos Di Tullio y sus compañeros arrojaron siete reconocimientos positivos para Pedro Villegas y el secuestro del arma con la que mataron a Cabezas, en la casa de Luis Martínez Maidana.
-¿Cómo explica la aparición de Carlos Redruello?
-No sé si Redruello pretendió embarrar la cancha , como dijeron por ahí. Pero sí sé que él nos llevó hasta el revólver y a uno de los hombres que, luego, fue reconocido en la casa de Andreani y en el lugar en que secuestraron a Cabezas.
-Todavía no se explicó cómo llegó el arma homicida hasta Pinamar y cómo fue llevada hasta la casa de Martínez Maidana.
-El arma es el arma. Cuatro peritajes así lo indican.
-Entonces, ¿a Redruello no se "lo plantaron" para resolver el caso cuanto antes?
-A mí nadie me impuso nada y nunca hubiera aceptado presiones de ninguna naturaleza.
-¿Es cierto que el ministro del Interior, Carlos Corach, lo llamaba todos los días?
-La única vez que lo atendí fue el 12 de febrero de 1997, cuando vino con Alberto Kohan a darme el respaldo del gobierno nacional. Después, sé que llamó al juzgado, pero nunca hablé con él.
-¿Y quién lo atendía?
-Mi secretario Mariano Cazeaux, y siempre le respondía igual: estamos profundizando la investigación. Es más, creo que la última vez que llamó se le contestó lo mismo, se rió y dijo: "Está bien, muchachos, investiguen pero no profundicen tanto". Después, nunca más llamó.
Aunque se me ha tratado de timorato, si leen la causa podrán ver que esa recomendación jamás tuvo efecto.
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