“Duermen como presos”: el pueblo bonaerense que instaló una familia en una escuela para evitar que cierre
Los funcionarios del distrito de San Pedro ubicaron a una pareja y sus cuatro hijos en un establecimiento educativo abandonado; hasta el jueves pasado, comían y dormían en el aula, al lado de una garrafa
El caso de la Escuela N°32 del paraje La Bolsa, en la localidad bonaerense San Pedro, es apenas una muestra de la desidia educativa que vive el país. Como en los últimos meses los docentes de la institución dejaron de cobrar el plus que les correspondía por trabajar en zona rural y debieron reubicarse, a los funcionarios de ese distrito se les ocurrió una idea: para que el establecimiento no cierre, decidieron instalar a una pareja y sus hijos bajo la figura de “cuidadores”, quienes hasta el jueves pasado comían y dormían en el aula, al lado de una garrafa.
Fue recién después de varias semanas de denuncias públicas, que expusieron la precaria situación en la que se encontraba la familia, que finalmente lograron ser reubicados en el Hospital de Santa Lucía, según informó el semanario local La Opinión. María de los Ángeles Macchi, de 37 años, embarazada y madre de cinco hijos, relató en varias oportunidades que habían sido trasladados en un vehículo municipal desde Entre Ríos hasta el edificio donde funcionaba la escuela, ubicada en un camino rural, entre los pueblos de Santa Lucía y Pérez Millán, en los límites con los distritos de Ramallo y Pergamino.
“Esto es un desastre, nos queremos ir de acá”, le dijo Macchi a periodistas que la visitaron. “Duermen como ‘presos’ junto a una garrafa”, graficó el medio local lanoticia1.com, que realizó un extenso informe en el que se muestran imágenes de colchones sin sábanas, frazadas agujereadas y paredes y techos castigados por la humedad. Según la propia mujer, el único beneficio de estar en ese lugar era tener “un techo” y que sus hijos tengan clases. Lo gravoso del caso es que relata que la “mandaron a vivir” ahí para que sus hijos de 10 y 7 años sean alumnos y así evitar que la escuela, al no poseer currícula para este ciclo lectivo, cerrara definitivamente.
Hasta el año pasado, el establecimiento educativo contaba con una directora, una maestra, los auxiliares y profesores de inglés, artística y educación física que cobraban el 120% por zona desfavorable. Sin embargo, solo una de ellas continuó asistiendo: la también concejal del municipio local, Vanina Cappelletti, quien les enseñaba educación física.
“No se inventan alumnos. El año pasado egresó el último alumno y se buscaban familias con niños en edad escolar para mantener la escuela abierta. Se sabe que una escuela que se cierre no se vuelve a abrir”, había indicado la concejal, en diálogo con una radio local. Y ante la noticia de que la “casera” no deseaba permanecer en el lugar, respondió: “Ya escapa a mí si ahora quieren irse. Voy y doy clases y me retiro, he visto que ella quiere irse, pero desconozco el caso en profundidad. La decisión no fue mía”.
Carta a Sileoni
A principios de mes, una vez conocido el caso, la Sociedad Rural de San Pedro envió una carta al ministro de Educación bonaerense, Alberto Sileoni, para manifestar su inquietud sobre lo sucedido. “Tras haber consultado sobre esta situación a autoridades municipales y luego de que tomara estado público a través de la prensa local, consideramos que por falta de alumnos, esta escuela no haya sido tenida en cuenta para la currícula educativa y que como se intenta justificar, se hayan cedido a personas que cuidan las instalaciones convirtiéndose en moradores permanentes de este edificio que fue uno de los mas importantes de nuestra zona rural”, describe la misiva.
Para la entidad ruralista, “la merma en la cantidad de alumnos y la poca población alrededor de la escuela invita a medidas más creativas y productivas que a simplemente contratar una familia que en realidad debe ser asistida por áreas municipales y vive en una delicada situación”.
Por este motivo, hicieron un llamado “a un replanteo, sin desconocer la contención de esta y todas las familias que requieren de acompañamiento del Estado, especialmente el cuidado de niños”. En ese sentido, en diálogo con LA NACION, un poblador de la zona dijo que es lamentable que se cierren escuelas rurales, aunque la realidad es que cada vez más personas prefieren trasladarse a centros urbanos.
“A unos 7.000 metros de esta escuela, años atrás, se cerró otra en Colonia Velaz. Ante este problema, lo que se podría hacer es concentrar los alumnos en otra escuela por ejemplo la que está en el paraje Las Flores, donde también hay pocos chicos”, señaló el hombre consultado.
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