Temporada 2006. El sol se dejó ver sólo en algunas playas
Los turistas atestaron los balnearios en la costa atlántica; Uruguay, a la espera
El sol finalmente pudo vencer a las nubes que, con lluvia incluida, habían impuesto su reinado durante casi toda la semana pasada en la costa atlántica. Y los miles de turistas que habían tenido que soportar las inclemencias del tiempo se lanzaron previsiblemente a las playas para disfrutar de un día luminoso y de temperatura ideal.
Después de un sábado en el que en ningún momento paró la lluvia -de a ratos, incluso, diluvió-, y en el que las bajas temperaturas convirtieron a camperas y buzos en prendas obligatorias, el día amaneció casi despejado y con perspectivas de calor. Los balnearios se poblaron rápidamente de visitantes, hasta dejarlos atestados en algunos casos.
No hubo un solo balneario que no estuviera repleto en Mar del Plata. Los que esperaban la aparición del sol colmaron hasta el último recoveco en las playas y hasta en las plazas o paseos públicos cercanos al mar. "Fue lo único que había; nadie nos dijo nada así que suponemos que está permitido", dijo a LA NACION Graciela Albretch, una turista de Rafaela -Santa Fe- para explicar por qué había puesto su carpa playera en el pasillo público de acceso al mar entre dos balnearios concesionados.
Pinamar, a pleno
En Pinamar, el tormentoso sábado había dejado más que desilusionados a todos aquellos que habían llegado para pasar el fin de semana allí -no son pocos, al igual que en Mar del Plata- y a tantos otros que, durante la primera semana del año, apenas habían podido disfrutar de la playa.
Pero el domingo les recompensó, al menos en parte, todos aquellos sinsabores. Por caso, ayer a las 17, los balnearios estaban abarrotados de veraneantes, y los 23 grados que marcaba el termómetro hacían más que disfrutable la estada en la arena.
La salida del sol amplió aún más la sonrisa de las autoridades pinamarenses, enorme ya por el nivel de afluencia de turistas en las últimas horas del viernes y primeras del sábado, con la que, según el secretario de Turismo de la comuna, Juan José Rodríguez, Pinamar va "camino de estar a pleno".
La alegría era contagiosa. Como la que exhibía el porteño Juan Botta Aramburu, que llegó al balneario con un grupo de amigos y dijo a LA NACION: "Espectacular. Después del diluvio, nada mejor que la playa. Hoy es el día más lindo: mucho sol, mucho mar y una tarde de voley en la arena. Espero que siga así unos cuantos días más". El pronóstico, lamentablemente, amenaza con aguarles el deseo a Juan y al resto de los turistas. Para hoy se prevé tiempo inestable, con chaparrones y lluvias.
Punta del Este, encapotada
La lluvia y el cielo encapotado de ayer por la mañana fueron un buen motivo para levantarse más tarde en Punta del Este. Cerca de las 9, el viento era tan fuerte que los paraguas de los pocos turistas que se animaron a caminar por la rambla se doblaban, obligándolos a volver a sus casas. Después de mediodía dejó de llover, y a pesar del día nublado, lentamente salió a las calles la masa de gente que en un día de sol está en las playas. Y todos tuvieron ideas parecidas.
El Punta Shopping estaba lleno; los supermercados, intransitables, y para hacer una cuadra en Gorlero se demoraba casi tanto como en cruzar La Barra a las 3 de la mañana.
Incluso caminar se hizo complicado entre tanta gente, viendo para dónde iba, qué compraba o dónde se sentaba a tomar un café.