La crisis de la seguridad: repercusiones tras la tercera marcha de Blumberg. En la Casa de Gobierno nadie quería arriesgar la cantidad de concurrentes
En la Cámara alta, Blumberg escuchó críticas por parte de algunos senadores que lo recibieron
El Gobierno guardó anoche un ostensible silencio ante la marcha de Juan Carlos Blumberg, aunque extraoficialmente algunos funcionarios deslizaron que la convocatoria estuvo a la medida de lo que esperaba en privado el presidente Néstor Kirchner.
A última hora de anoche, el jefe de la Policía Federal, Néstor Valleca, aclaró que las estimaciones policiales sobre la concurrencia a la marcha eran de 30.000 personas. En rigor, el cálculo real del Ministerio del Interior fue de 55.000 personas, tales los números que suministró la SIDE. El Gobierno había estimado previamente que se congregarían unas 60.000 personas.
Consultado por LA NACION sobre si quedaba desmentida la cifra que trascendió previamente de fuentes policiales y que alcanzaba las 80.000 y hasta 100.000 personas, Valleca dijo: "Sí, totalmente. Esas cifras son extraoficiales y no son las que dio la Policía Federal en forma orgánica".
Por lo que pudo saber LA NACION, luego de los trascendidos que indicaban una estimación de 80.000 personas por parte de la Policía Federal, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, estuvo reunido en su despacho con Valleca por más de una hora. "La Policía Federal, de acuerdo con las cámaras de video de la central de operaciones, está estimando unas 30.000 personas según los técnicos", dijo Valleca luego de esa reunión.
Impresiones del discurso
En estricta reserva, la evaluación de los principales funcionarios de la Casa Rosada era que "el discurso de Blumberg fue agresivo y tuvo un alto contenido político". Los principales argumentos de la Casa Rosada eran que criticó duramente al gobierno bonaerense de Felipe Solá, a los organismos de derechos humanos y al Parlamento.
En Balcarce 50 no terminaban de digerir que Blumberg introdujera en sus reclamos elementos políticos como la eliminación de la lista sábana, la reforma del financiamiento de los partidos políticos o el castigo al vaciamiento de las empresas. "Es un petitorio político", sostuvo un alto funcionario.
También en la Casa Rosada observan que la presencia de dirigentes políticos como Mauricio Macri y Ricardo López Murphy terminó por politizar la marcha. "Blumberg cambió el contenido original de la marcha, que es la seguridad, por una politización. Presentó un plan de gobierno. Está en un plan político", dijo un funcionario de la Casa Rosada.
También relativizaron el alcance de la convocatoria. "En esta oportunidad la gente llegaba hasta el monumento de la Plaza de los Dos Congresos, mientras que en la marcha anterior la gente ocupó hasta el final de la plaza", dijo un secretario de Estado en estricta reserva.
La orden de Kirchner fue no opinar ni hacer evaluaciones públicas sobre la marcha de Blumberg, para evitar avivar el conflicto y enfrentamientos con los sectores que reclaman mayor seguridad. La estrategia del Gobierno será mostrar a la administración en acción y tomando medidas para articular operativos para superar el problema de la inseguridad. En estas horas, sólo cabe esperar de la Casa Rosada un profundo silencio de los funcionarios políticos para no agravar el conflicto.
Otro escenario
Mientras en el Gobierno se discutía sobre la concurrencia, en el Salón Gris del Senado, Juan Carlos Blumberg agradeció a los legisladores que lo recibieron por la tarea cumplida hasta ahora, pero acto seguido pidió más, y exhibió un nuevo petitorio.
Los diputados y senadores recibieron la solicitud, aunque deslizaron, sutilmente, que las soluciones que él demanda no le competen sólo al Congreso, sino también a otros poderes del Estado. No sólo eso: los legisladores expresaron sus diferencias respecto de algunos de los puntos del nuevo petitorio.
Ante sus argumentos, Blumberg se quedó callado. Estas diferencias se evidenciaron, por ejemplo, cuando se planteó la reforma del Consejo de la Magistratura. Blumberg, en su petitorio, solicita una menor representación del sector político en el cuerpo, a lo que el presidente del bloque de senadores del PJ, Miguel Angel Pichetto, respondió que si esa representación quedaba menguada el cuerpo quedaría dominado por los jueces y abogados, lo que sería perjudicial a la hora de juzgar a los magistrados. También señaló que otro punto que demanda Blumberg, la ley de financiamiento de los partidos políticos, ya está sancionada.
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