Ensayan un producto para prevenir el riesgo cardíaco
Ya se realizó la experiencia en 400 pacientes argentinos.
SANTA FE.- Una solución de glucosa, insulina y potasio (GIK) puede convertirse en una eficaz medicina para reducir el riesgo de mortalidad aguda o inmediata de las personas afectadas por infarto agudo de miocardio.
La experiencia comenzó a aplicarse en unos 400 pacientes argentinos. A su vez, se trata del antecedente de otro estudio más extenso que ya está en marcha en más de 30 países y que involucrará a unos 10.000 pacientes de todo el mundo. Su finalización está prevista para el año 2001.
La solución -que se suministra por vía endovenosa- está integrada por dextrosa (25 por ciento), más insulina y potasio, elementos de uso corriente en los sueros y en diabéticos.
Se trata de un producto que puede ayudar a la subsistencia del músculo infartado hasta desobstruir la arteria coronaria ocluida por un coágulo (angioplastia o agentes trombolíticos).
El estudio clínico piloto, realizado con un resultado alentador, fue diseñado, conducido y coordinado por el grupo de investigadores de Estudios Cardiológicos de Latinoamérica (ECLA), con sede en Rosario. Fue dirigido por los doctores Rafael Díaz y Ernesto Paolasso.
"En los primeros 400 pacientes el estudio demostró una alentadora reducción de mortalidad, del orden del 40 por ciento, cifra no definitiva y que podría mejorar cuando se complete el definitivo GIK II Internacional", explicaron a La Nación los doctores Díaz y Paolasso.
Las investigaciones
El estudio comentado fue efectuado en pacientes inmediatamente después de haber sufrido un infarto de miocardio.
"En aquellos pacientes a los que se les proporcionaban trombolíticos y a su vez la solución de glucosa, insulina y potasio, se logró una importante reducción de la mortalidad", destaca el trabajo elaborado en el ECLA, que fue divulgado en Circulation, un medio gráfico científico de la Asociación Norteamericana de Cardiología.
Si se probara definitivamente que el tratamiento ocasiona una reducción moderada, esto es, de al menos un 15 a un 20 por ciento de mortalidad en infarto agudo de miocardio, "la solución se constituiría en un nuevo logro de la medicina argentina, a muy bajo costo y -en consecuencia- posible de ser utilizado no sólo en países con altos presupuestos destinados a la salud, sino también en aquellos en vías de desarrollo", destacaron los investigadores.
Participarán otros países
En la Argentina, un centenar de organismos especializados completan los estudios. Y se estima que en el próximo semestre habrá alrededor de 400 centros de todo el mundo involucrados en la experiencia.
La investigación se extenderá, en total, a unos 10.000 pacientes distribuidos en América, Europa, Asia y Oceanía.
El grupo de investigadores de Rosario condujo además, en 1990, un estudio que contribuyó a demostrar que hasta 12 horas después todavía podía ser factible intervenir farmacológicamente al infarto y salvar así muchas vidas.
En el trabajo, al que pudo acceder La Nación , se señala que "entre las 6 y las 12 horas posteriores a la aparición de los síntomas, la reducción de mortalidad fue de alrededor del 13 por ciento. Más allá de las 12 horas, la disminución no fue estadísticamente significativa".
lanacionar