Entregan libros en braille hechos por presos de la Unidad 6
LA PLATA.- En la Unidad Penal de Dolores los presos trabajan en el taller “Puntos de Luz”, un espacio donde escriben libros en braille. Hoy entregaron dos ejemplares a un jardín municipal y a la biblioteca popular de Chascomús: uno de El Alquimista y otro de Platero y yo. Todo lo hicieron a mano, con punzón y regleta.
Hernán Acuña tiene 49 años, y hace siete que está preso. El lunes a la noche habló por teléfono con su hija, una nena que vive en Mar del Plata y él no conoce. Ella le dijo: “Papi, portate bien”. Hoy a la mañana lo llevaron desde la unidad hasta la municipalidad de Chascomús primero. En un acto lleno de cámaras, la directora municipal de Educación, Laura Bigatti, le entregó un regalo: una resma de hojas de 150 gramos. El intendente escuchó, sorprendido, lo que hacen. Aunque esté a una hora de distancia, no tenía idea del taller.
Después de ese pequeño acto, más hecho para la foto que para el proyecto, lo llevaron al jardín municipal. Ahí, de nuevo en una sala llena de funcionarios, le entregaron una plancha de fibrofácil y acrílicos. “Para seguir trabajando”, se rió Hernán. Para esa institución, emblema para los habitantes de Chascomús, los internos hicieron más de diez rompecabezas de colores con dibujos de oficios: bombero, basurero, enfermero.
La Unidad 6 de Dolores es la cárcel más antigua del Sistema Penitenciario Bonaerense: cumplió 140 años. Ahí se alojan 516 internos, y sólo siete forman parte del taller “Puntos de luz”. Para elegir qué libros hacer en braille, primero los leen. Decidieron, este año, escribir El Alquimista, de Paulo Coelho. “Es la primera vez que los internos hacen el libro de principio a fin, incluso el anillado”, le dice Andrea Español, coordinadora de Cultura y Prensa de la Unidad 6, al intendente. La última entrega de un libro en braille a ese municipio fue hace dos años: un ejemplar del Martín Fierro, que ahora está en un museo.
Los libros son cuadernillos grandes de hojas blancas con anillados transparentes. Trabajaron cuatro meses para terminar Platero y yo. También hicieron una zapatillita de madera para que los chicos del jardín aprendan a atarse los cordones.
Fabio Rodríguez es asistente social del Patronato de Liberados. Trabaja con Hernán Acuña. Y en el encuentro con el intendente aprovecha para pedirle si pueden hacer la señalización de las calles principales de la ciudad en el sistema braille. Al intendente le parece una buena idea. “Sería la primera ciudad en tenerlo”, insiste Fabio. En Dolores hay 40 presos que son oriundos de Chascomús.
Hace dos meses que tienen en el taller “Puntos de Luz” una máquina para escribir en braille. Hernán dice que ya la sabe usar, pero el resto está aprendiendo. Como dentro de poco podría tener el beneficio de las salidas transitorias, le enseña el sistema a los demás, como lo hizo con él Mariano Bocacio en su momento, antes de salir en libertad.
Mariano fue uno de los iniciados del taller. Ahora trabaja con su propia cooperativa de braille, afuera. “Es importante que usen el tiempo en actividades productivas y no estén pensando en negativo”, dice Fabio Rodríguez. Y da el ejemplo de Mariano, que usó esa herramienta como salida laboral.
El taller funciona de 8 a 13.30, y después se enseña a leer y a escribir a otros internos. “Cada vez entran pibes más jóvenes que son casi analfabetos”, sabe Hernán. Él estudiaba Derecho a distancia en la Universidad de Mar del Plata hasta que el convenio se cayó. Ahora sólo espera salir lo más pronto posible. Mientras, sonríe para la cámara.