Ernesto Sandler: "Las mujeres dejaron de ser actrices de reparto en el mundo empresarial"
El especialista en medios y creador de Utilísima describe en su último libro qué se necesita para impulsar un negocio por cuenta propia;"Hay que arriesgarse aunque el plan esté inmaduro, el secreto es comenzar", asegura en diálogo con LA NACION
Emparentar a Ernesto Sandler con la metáfora de "Hombre Utilísima" lejos está de ser algo arriesgado, provocativo o que falte a la verdad. Empresario y producto se forjaron a sí mismos durante la década de los noventa casi como un espejo, que evolucionó y se adaptó con ingenio a las nuevas reglas de juego, sin apartarse por eso de quien fuera su mejor aliada: la mujer argentina.
El agudo olfato y perspicacia de Sandler como especialista de medios lo llevó a crear la primera señal de alcance mundial, una decena de revistas y mas de 500 títulos de libros, 30.000 horas de contenidos y un canal de Internet, You mujer, con más de 8000 suscriptores y 1.500.000 de visitas, exclusivos para el género.
"He llegado a la conclusión de que toda mi vida se la he dedicado a las mujeres. He vivido de las mujeres y les debo mi vida las mujeres", asegura Sandler, entre risas, durante una entrevista con LA NACION, mientras explica porque decidió publicar ahora Mujeres emprendedoras (MG Editores), su último libro y proyecto ligado al (complejo) mundo femenino, del que se jacta de ser un gran conocedor, casi un magíster en la materia.
Emprender es lidiar con la incertidumbre llevada a su máxima expresión
El creador de Utilísima, quien dice "amar a la gente con talentos naturales" y confiesa que muchas de las personas que trabajan con él son elegidas por su manera de caminar hacia su oficina de 30 metros, está convencido de que la mujer emprendedora se ha convertido en la gran protagonista del Siglo XXI: "Sus condiciones creativas y capacidad para gestionar demuestran claramente que superó la etapa de actriz de reparto que inmerecidamente se le asignó durante mucho tiempo en el universo empresarial".
Es a partir de esa concepción que el experto traza a lo largo de casi 400 páginas -que se entremezclan con su experiencia acerca de cómo son y qué ambiciones, deseos, sentimientos, dudas y temores suelen tener- las características necesarias para que ellas puedan impulsar un negocio por cuenta propia. "El problema es que muchas no lo saben, otras no se animan y algunas necesitan sentirse más seguras de sí mismas antes de dar el primer paso hacia su independencia económica", destaca.
1. Ser emprendedora no es para cualquiera. No todos pueden jugar bien al fútbol o pintar bien un cuadro. Requiere de una actitud y una personalidad emprendedoras. Con este libro busco estimular a las mujeres a que se animen a hacerlo.
2. La dependencia es casi un gran útero materno (le da tranquilidad, estabilidad, asignación universal por hijo, vacaciones pagas) y el emprendimiento es la nada. Lo primero, no importa la edad que tenga, que tiene que preguntarse en el fuero íntimo es: ¿quiero depender o emprender? Esto es muy importante porque la mujer tiene una característica, casi antropológicamente en sus genes, y es que necesita de la contención y la seguridad. Emprender es lidiar con la incertidumbre llevada a su máxima expresión. Hay que tener una espalda muy fuerte para poder resistir los fracasos que son el camino del éxito.
Una emprendedora es una hacedora, aunque el plan esté aún inmaduro
3. Es fundamental capacitarse y aprender, no solamente sobre el negocio que se emprende, sino el contexto exterior, nada desdeñable en la Argentina. En el mundo contemporáneo muchos creen que la inteligencia es la que te permite hacer todo, pero eso es un error. Cuando uno dice en la familia o a los amigos que va a emprender o tiene una idea, suele recibir: «¡Qué genio!» o «¡Dale para adelante!» o «¡Necesitamos gente así!» Ese buen señor aplaudido socialmente, el día que triunfa, se convierte en un empresario y, curiosamente, en enemigo público de la sociedad. Entonces, hay que saber aguantar la presión social de los que ayer te aplaudían y hoy te dicen: «Vos te la llevás todo de arriba». Y eso es muy difícil para una mujer...Hay que tener capacidad de riesgo, aguantar la presión social, formarse, en un mundo machista como el empresarial.
4. Los hombres se resisten naturalmente a que asciendan porque su posición de gallo ha quedado desplumada. Ponen barreras. Basta ver lo que es una foto de la Unión Industrial o de las cámaras empresariales para encontrar mujeres a cuentagotas. Sin embargo, ese es el final de un camino y la mujer tiene que saber que no se llega de un momento a otro: tiene que experimentar.
5. El éxito no es lineal. Les hago un cuestionamiento a los gurúes que pregonan el éxito. A la mujer le digo: «Empezá por el primer paso». Una emprendedora es una hacedora. Hay que arriesgarse aunque el plan esté inmaduro.
6. Con pasión, todo se supera. Si no la hay, es algo etéreo. No es una cosa intelectual. Forma parte de la inteligencia emocional por eso un emprendedor es intuitivo y corajudo. Hay que ir contra la corriente y tener por lo menos la sensación que quiere, al final de su vida, haber dejado una huella. Las mujeres son bárbaras para eso, no quieren pasar a hurtadillas por el mundo.
Hay que ir contra la corriente y dejar huellas
7. Innovar para crecer. Las mujeres tienen la capacidad de mostrar sus fortalezas y ocultar sus debilidades. Siempre me gustó eso de no seguir a la masa. Todo lo que hace todo el mundo no me motiva ni enciende mi pasión. No puedo decir que es el único camino, es el que aprendí y sugiero. Siempre tiene que darle un valor. Eso lo va a hacer diferente y no ser un simple copista. Pueden tener 4 o 5 prioridades al mismo tiempo y asignarles la misma capacidad y eficiencia. Eso es una condición que el hombre no tiene y hay que sacarse el sombrero por ella. Rápidamente se aburren de lo que están haciendo. Eso es muy bueno en un emprendimiento porque la clave del crecimiento en un negocio es la innovación, el cambio. Cuando triunfen todos los que las criticaban las van a halagar. ¿Por qué? Porque todos quieren ser amigos del campeón.
8. Cuando la subjetividad se infiltra en el liderazgo hay que frenarla para tratar de ser objetiva. No puede elegir a sus colaboradores condicionada por prejuicios religiosos, sexuales, políticos, de nacionalidad o por abolengo. Tampoco puede elegir de acuerdo a sus afectos, sentimientos, empatía, relaciones personales u obligaciones familiares. La gestión empresarial debe ser objetiva para que las relaciones que se construyan no sean desvirtuadas por favoritismo o apreciaciones subjetivas. Los vínculos laborales deben caracterizarse por la imparcialidad y neutralidad. Eso se logra con un cierto aislamiento y soledad. No todas están preparadas para soportarlo.
9. No se puede emprender, si hay desequilibrio emocional. El equilibrio tiene que ver con los valores. Si la mujer lo tiene en claro, va a estar equilibrada aunque tenga un coro de gallos cacareando a su alrededor. Lo importante es estar bien plantada para no sabotearse y no abandonar.
10. El secreto es comenzar. La mujer tiene su momento más importante, pero debe saber que eso no es para siempre. Hay una tendencia mundial que debe ser aprovechada. ¿Cómo permanecer en este rol? Mostrando y haciendo. Va a haber mujeres que se destaquen y otros que no tanto. Hay que comenzar a ser . Ese es el secreto.
Sandler sabe que dar ese primer paso (a veces en falso) no es fácil. El mismo lo vivió y lo comparte en distintos momentos de la entrevista. Pero también sabe que acarrear con la incertidumbre y las preguntas hipotéticas o autorreferenciales de por vida en torno a "qué pasaría sí", no aminoran las ganas ni ayudan a saldar cuentas pendientes, sólo las aumentan.
"Posiblemente la búsqueda de seguridad, la falta de estímulos, el temor a fracasar, la baja autoestima, los agoreros de siempre, los mandatos familiares, los prejuicios, la falta de recursos o el machismo dominante, sean algunas de las razones por las que muchas mujeres prefieren un empleo en relación de dependencia antes que lanzarse a emprender un negocio", enumera al sintetizar las principales trabas que aparecen al principio, según su registro y trayectoria.
Sin embargo, insiste, "cometen un grave error al dejar que la mente sea dominada por pensamientos negativos que son inconducentes y frustrantes. Emprender un negocio requiere tener una visión positiva y gran confianza de que se puede. Lo demás es esfuerzo, capacitación y aprovechar oportunidades", concluye. En simultáneo, refuerza el mensaje con un vaivén afirmativo de cabeza.
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