La Corte Suprema escuchó los argumentos a favor y en contra de la enseñanza religiosa en las escuelas de Salta
Los jueces del máximo tribunal les hicieron preguntas a las partes en disputa
No había más lugares disponibles. La sala estaba repleta, y hasta un grupo de alumnos de cuarto año del Colegio Nacional Buenos Aires ingresó a último momento para presenciar la última audiencia pública en la Cortes Suprema de Justicia de la Nación sobre la discusión de la enseñanza religiosa que se da en todas las escuelas públicas de gestión estatal en la provincia de Salta.
Esta vez, y a diferencia de los últimos tres encuentros, donde expusieron sus argumentos –a favor y en contra- alrededor de sesenta amicus curiae (amigos del tribunal), fue el turno de las partes involucradas en el juicio. Por un lado, un grupo de madres que junto con la Asociación de los Derechos Civiles (ADC) reclaman que la normativa, impulsada por el gobernador Juan Manuel Urtubey y que incluyó la materia dentro de la currícula obligatoria en 2008, es discriminatoria, viola la libertad de pensamiento y no garantiza la libertad religiosa, consagrada en la Constitución Nacional. Por otro, la ministra de educación salteña, Analía Berruezo, que defendió junto con la fiscal de Estado la postura de la provincia.
Pero en esta ocasión, el máximo tribunal no sólo se limitó a escuchar a los oradores, como lo hizo con cada uno de los amigos del tribunal, sino que participó activamente haciendo preguntas. Era lo que preveía, según había confesado previamente a LA NACION, el presidente de la ADC, Hernán Víctor Gullco, que fue el primero en exponer y en ser interrumpido a los pocos segundos de haber comenzado su discurso por el presidente del máximo tribunal, Ricardo Lorenzetti.
“Quiero destacar primero la contribución de los amigos del tribunal, que han hecho un valioso aporte. Pero tenemos algunos interrogantes”, deslizó el magistrado, y le cedió el turno a su colega, Elena Highton de Nolasco, que quiso saber si el principal cuestionamiento por parte de la ADC estaba centrado en una cuestión fáctica o normativa.
“Se habla sobre la imposibilidad de lograr una pluralidad religiosa en los contenidos, en la aplicación de la norma, pero también se dice que es inconstitucional”, señaló la jueza, y agregó: “¿Se impugna la norma o su aplicación?”.
Para Gullco, la impugnación debería darse sobre la normativa tal como ha sido aplicada, ya que de la única manera en que no sería objetada es que la enseñanza religiosa confesional se dicte fuera del horario de clase, como se podría dar un taller de teatro, de danza o algún deporte. “Si es fácticamente posible estaríamos de acuerdo, pero como hay 44 cultos reconocidos en la provincia de Salta nos resulta casi imposible que el Estado pueda llevarlo adelante”, reflexionó Gullco.
Los ministros Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti (Carlos Rosenkrantz estuvo ausente como en las demás audiencias, ya que hasta el año pasado fue uno de los directivos de la ADC) también quisieron saber qué había sucedido luego del fallo de la Corte salteña, que le dio la razón al gobierno provincial pero que exigió la existencia de un programa alternativo para los demás alumnos.
“No cambió nada –aseguró Gullco-. No hay programa alternativo, pero también impugnamos el remedio que ofreció la Corte salteña, porque eso conlleva a realizar una clasificación entre los alumnos según su religión”, lo que atenta, según Gullco y otros amigos del tribunal que expusieron sus opiniones, como Juan Vicente Sola, director del Centro de Estudios en Derecho y Economía de la UBA, contra el artículo 19 de la Constitución, “que hace referencia a las acciones privadas de las personas, y una de las primeras cuestiones inadmisibles de la normativa es que obliga a los padres mediante un formulario que se les envía a revelar a qué condición religiosa pertenecen”.
“Separados no significa iguales –dijo Gullco- y no se puede garantizar la enseñanza de todos los cultos”. Sobre este punto, los jueces quisieron saber cuál era el destino de los chicos dentro de la escuela que no participaban de las clases de religión. Y tanto la parte actora como la demandada, reconocieron ante el tribunal que los alumnos que no quieren participar de las clases pueden salir del aula y “hacer tareas de refuerzo con alguna maestra ir a la biblioteca o quedarse dentro del aula de manera pasiva”.
Luego llegaron las preguntas para la ministra de educación salteña, y cada uno de los jueces, a su turno, interrogó sobre distintas cuestiones. “¿No se genera un sesgo a los menores y se daña su libertad de conciencia al obligar a los padres a cuenten sobre sus creencias”?, comenzó Highton de Nolasco.
“¿Se dan contenidos diferentes en cada escuela? ¿Si la materia forma parte de la currícula, no debería estar unificado ese contenido? De acuerdo con las respuestas de Berruezo, no se genera sesgo de ningún tipo porque “no se orienta a ninguna práctica determinada, sino que se trata de saberes universales de la religión”.
En cuanto al contenido del programa, Berruezo señaló que “es abierto y flexible”, y reconoció que el contenido también “se selecciona a instancias de lo que piden los padres”. Luego advirtió que, desde 2012, existe una resolución que solicita “la no imposición de cualquier tipo de culto”, y que también “se está trabajando de forma conjunta para determinar los contenidos en una mesa interculto, para 2018”.
En cuanto a la práctica común de oraciones al inicio de la jornada escolar, la celebración de una misa o el hábito de bendecir la comida en el comedor escolar, algo que para la ADC es discriminatorio y anticonstitucional en el ámbito de la escuela pública, Berruezo aseguró que varias instituciones fueron cuestionadas y se labraron actas. “Somos conscientes y trabajamos en capacitaciones. Pero esto no ocurre solo con el maestro de religión. También los maestros de grado suelen hacer una oración al inicio de la jornada o al desayuno”, reconoció la ministra.
Cuándo se expedirá la Corte Suprema sobre el asunto nadie lo sabe. El máximo tribunal no tiene plazos. Hoy, los alumnos salteños de las escuelas públicas dividen sus horas de clase entre asignaturas como Lengua, Matemática, Gimnasia, Música y Religión.
Por último, Highton preguntó: "¿Cuál es la posición de la provincia con respecto a la posibilidad de enseñar religión fuera del horario escolar?" Berruezo fue categórica: “Entendemos que forma parte de la formación integral de los niños, y por eso defendemos que sea dentro del horario de clase”.