Falta impulso político y económico para mitigar el impacto
En lo que va del año, los eventos climáticos extremos se han manifestado sin cesar en todo el territorio nacional. En honor al rigor científico que caracteriza a esta temática, debemos decir que estos eventos deberían repetirse en el tiempo para categorizarlos como cambio climático propiamente dicho. Pero a medida que éstos se suman cada año, nos dan la percepción de que el cambio en la tendencia se está empezando a notar. Ya es tiempo de que en lugar de culpar al clima como si fuera una deidad empecemos a internalizar que cada combustible quemado o cada práctica rica en emisiones es un energizante para el próximo impacto.
Por eso, hoy más que nunca la acción de adaptación y prevención de riesgos de desastres se hace crucial. Por diferentes motivos, la adaptación al cambio climático queda siempre para el final en la agenda de los líderes gubernamentales.
Hace pocas semanas, los ministerios de Defensa y Ambiente crearon un observatorio del clima, justamente para atender estos fenómenos y sus impactos. Si bien a menos de dos meses del anuncio no se puede pretender que esté plenamente operativo, sí vale la pena recalcar que el trabajo de ese observatorio debe progresar a paso firme para prevenir, mitigar y atender estos impactos. El país tiene científicos reconocidos por su trabajo de adaptación, técnicos con experiencia y una sociedad civil dispuesta a colaborar. Sólo falta dar impulso político y económico para que podamos estar lo más adaptados posible a un clima que, hoy, no para de darnos disgustos.
El autor es director del Área Cambio Climático de la FARN
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