El crimen de un joven argentino en Brasil. Ferrugem: sospechan de hijos de políticos
Son correntinos, pero no se emitieron órdenes de captura
CORRIENTES.- Aunque la Justicia brasileña todavía no emitió la orden de captura, la Policía Federal Argentina sigue de cerca los movimientos de siete jóvenes correntinos, familiares de políticos y empresarios de esta provincia, sospechosos de estar implicados en el homicidio de Ariel Malvino, un chico de 21 años asesinado la semana pasada a la salida de un boliche en las playas de Ferrugem, al sur de Florianópolis.
Fuentes policiales confirmaron que los sospechosos, todos mayores, se encuentran individualizados y que la vigilancia es estricta. Los investigadores tienen en carpeta los domicilios de cada uno y aguardan que el trámite judicial se formalice la semana próxima, luego de que la Cancillería argentina reciba el pedido de captura y extradición. A partir de ese momento, Interpol, cuya representación en Corrientes es ejercida por la delegación local de la Federal, tendrá vía libre para detener a los sospechosos.
Un calificado vocero de la fuerza confió a LA NACION que todos son hijos de familias muy conocidas del ambiente empresarial y político de Corrientes. Las influencias que pudieran ejercer sus padres hicieron temer un manto de impunidad, pero las pruebas recogidas por la policía civil del vecino país son contundentes, según dijeron las fuentes; en particular, las declaraciones testimoniales de otros jóvenes que se encontraban en inmediaciones del pub Bali -uno de los más conocidos de Ferrugem-, en la madrugada del jueves 19.
Los detalles obran en poder de la Policía Federal, que reconstruyó los hechos con sorprendente puntillosidad. La información que se maneja a nivel oficial indica que tres de los siete correntinos sospechosos de participar de la gresca en la que resultó muerto Malvino habrían tenido contacto físico con la víctima. Alguien lo empujó, otro acertó un puñetazo y un tercero arrojó una piedra de más de 17 kilogramos hacia Ariel, cuando el joven tenía convulsiones tendido en la calle, tras golpearse la cabeza contra el pavimento.
"El golpe fue mortal, y es muy difícil decir que no hubo intención de matar", advirtió a este diario uno de los investigadores argentinos. Ese punto de vista coincide con la visión del Tribunal de Justicia del estado brasileño de Santa Catarina, que instruye un expediente por homicidio bajo el número 167.06.000361-3. El proceso se puede seguir por Internet y hasta ayer no se habían producido incidentes.
Un detalle que compromete aún más a los sospechosos fue la huida meteórica que protagonizaron después de la pelea callejera. La misma fuente policial indicó a LA NACION que poco antes del incidente los siete correntinos decidieron prolongar su estadía en la zona y extendieron sus reservas en una hostería de Ferrugem. Sin embargo, abandonaron las habitaciones pocas horas después de la trifulca.
Escaparon por la única frontera seca entre Brasil y la Argentina: el paso situado en jurisdicción de la ciudad misionera de Bernardo de Irigoyen. Un descampado de agreste topografía separa a esa población argentina de Dionisio Cerqueira, el enclave brasileño limítrofe. Algunos lo hicieron en un Toyota Corolla gris, perteneciente a uno de los sospechosos, y otros decidieron pasar caminando. En ese momento los controles fronterizos no estaban informados de que debían buscar a un vehículo con patente argentina por el crimen de Ferrugem.
Ya en sus casas, cada joven relató su versión de los hechos. Algunos dijeron que sólo habían sido testigos y que habían decidido anticipar su regreso debido a la inseguridad.
Al principio pensaron que sus actos no tendrían consecuencias, pero el abogado contratado en Brasil por la familia Malvino movió cielo y tierra para identificar a los presuntos autores del homicidio. Ayer, los padres salieron en busca de los más reputados penalistas de Corrientes.