Forma, contenido
Siempre es una buena noticia que la moda se asocie con el arte y actúe como motor de desarrollo, como sucede ahora con Proyecto Monserrat, Arte & Moda.
Por iniciativa de vecinos y organismos oficiales, la idea es rescatar el perfil textil de ese barrio para transformarlo también en opción turística con muestras de diseño, bares temáticos y recuperación de edificios con valor arquitectónico, entre otras cosas. Se suma a la movida la nueva sede del Museo de Bellas Artes, donde la moda se codea con la plástica.
Ahora bien. Si el museo más representativo de la Argentina le da al diseño de indumentaria un espacio, ese espacio, se supone y espera, tendrá que ser ocupado por aquel con valores muy propios, original, que informe sobre la más genuina creatividad nacional. ¿Qué sentido, si no, puede tener exhibir ropa o accesorios de discurso obvio en un lugar de esa naturaleza?
De ahí la importancia de que la moda en Bellas Artes cuente con un comité asesor de probada seriedad y, cuando llegue el caso, con curadores imparciales, especialistas del métier. Cosa de evitar lo que suele acosarnos, las famosas argentinadas.
Ya el hecho de incluir la moda en el proyecto es una excelente señal. Pero con la forma no alcanza; lo decisivo, por supuesto, es el contenido.
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