Fracasó la ley sobre educación sexual
No alcanzaron los votos para sancionar una norma que obligue a enseñar esos contenidos en la escuela
Educación sexual en la escuela: ¿sí o no? Si la respuesta hubiese sido afirmativa: ¿qué papel le correspondía al Estado? ¿Debía definir el plan de estudios solo o con una decidida participación de los padres? A pesar de los discursos fuertes, de los gritos en las gradas y de mucha pasión, la Legislatura porteña fracasó pasada la medianoche en su intento por sancionar una ley sobre la incorporación de estos contenidos en las escuelas del distrito.
Ninguno de los dos dictámenes de comisión alcanzó la mitad más uno de los votos para imponerse. Al que sostenía que la educación sexual era un deber del Estado lo apoyaron 24 legisladores y lo rechazaron 28. Al que, en cambio, priorizaba a los padres en este tipo de enseñanza, lo avalaron 26 diputados, tres lo rechazaron y 23 se abstuvieron de votarlo. En síntesis, no habrá ley de educación sexual hasta el año próximo si es que el tema lo reflota algún legislador.
Veinticinco oradores hicieron oír su voz durante una sesión que comenzó con la discusión de si se incluía la educación sexual como programa de estudio.
Luego, el debate se centró principalmente en el papel que debía corresponder al Estado y a los familiares de los alumnos, y en qué temas debía enseñarse en las aulas de la ciudad de Buenos Aires: ¿homosexualidad, lesbianismo, valores, familia y métodos anticonceptivos tienen que formar parte del programa?
Se presentaron dos proyectos: el de mayoría, firmado por Ana Suppa, Diego Kravetz (Frente para la Victoria) y Florencia Polimeni (Compromiso para el Cambio), que otorgaba al Estado la potestad sobre el plan de estudios; el de minoría, elaborado por Santiago de Estrada (Juntos por Buenos Aires), permitía la presencia de los padres en la elaboración del programa de educación sexual.
Antes de la votación, cuando ambas posturas estaban empatadas en 25 votos, Polimeni intentaba convencer a varios de sus colegas para que aprobaran un texto en general y, luego, los artículos con consenso mayoritario, en particular. En ese caso, los artículos más complejos se tratarían en una próxima sesión. La izquierda prefería terminar el tema esta madrugada. No hizo falta.
Durante la tarde, el jefe de gobierno, Aníbal Ibarra, se opuso a la sanción de cualquiera de los textos. “Estoy de acuerdo con que se enseñe educación sexual, pero no me cierra ninguno de los proyectos presentados. Uno, por muy poco; el otro, por demasiado”, explicó. En la Legislatura adjudicaron la postura del jefe de gobierno a una fuerte presión ejercida por sectores de la Iglesia.
En sintonía con su líder político, las diputadas oficialistas Laura Moresi y Alicia Caruso adelantaron que votarían en contra de ambos proyectos. Para imponerse, cualquiera de los textos necesitaba mayoría simple, es decir, la mitad más uno de los votos de los legisladores presentes.
Curiosamente, en el gobierno no se mostraron uniformes en los criterios sobre la educación sexual. A pesar de la posición tomada por Ibarra, la secretaria de Educación, Roxana Perazza, señaló que estaba en favor de la sanción de una ley. En ese contexto, con el gobierno sumergido en la pelea, con público en las galerías del palacio legislativo, con discusiones fuertes en el recinto y con una resolución abierta, los discursos más pasionales de la noche resultaron ser los de Jorge Enríquez (Juntos por Buenos Aires) y de Daniel Betti (Bloque del Sur).
“La educación sexual debe ser impartida por los padres, con contenidos y valores propios. No se puede dejar el tema en manos del Estado”, opinó Enríquez, que apoyó el proyecto elaborado por Estrada.
Betti recordó canciones rockeras. “Una vez le hice el amor a un Drácula con tacones”, dijo, tal como señala el tema “Preso en mi ciudad”, del grupo Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Inmediatamente, Betti fue interrumpido por un grupo de vecinos que le gritó “asesino” y “porquería”, y que desplegó un cartel con el mensaje “No a leyes impúdicas”.
Tras la intervención de los vecinos, Betti continuó y citó datos estadísticos. “Según una encuesta de Analogías, nueve de cada diez argentinos pide que haya educación sexual en las escuelas, y el 98 por ciento de los encuestados quiere información sobre la prevención del sida. Además, el 72,8% está de acuerdo con que en la escuela se hable de homosexualidad y de lesbianismo”, argumentó. El ex diputado zamorista no fue el único que ofreció estadísticas: también lo hicieron Ana Suppa y Beatriz Baltroc. Por ejemplo: revelaron que por año se realizan en la ciudad unos 70.000 abortos.
El vicepresidente primero del cuerpo, Santiago de Estrada, insistió en su proyecto: “No está en duda la necesidad de la educación sexual. El problema es que debemos determinar quién la orienta, quién la lleva a la práctica, cuáles son y cómo se construyen los contenidos”.
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