Frostinistas en la New York Fashion Week
En plena ola polar, ellas superan a las fashionistas en su determinación de enfrentar el frío a la hora de ir a los desfiles
NUEVA YORK.– ¿Fashionistas? Definitivamente imposible en un año de frío polar en la Gran Manzana. Pero para las valientes que, con tal de llegar a la Fashion Week, luchan contra viento y marea (mejor dicho, contra tormentas de nieve brutales y charcos helados de 30 centímetros) hay un nuevo término: son las frostinistas.
La palabra viene de frost, por la helada, y es, naturalmente, muy apropiada. Lo que se vio este año fue fantástico. Por ejemplo, los acalorados debates en las pausas entre desfiles sobre qué es mejor para protegerse del viento duro que viene con aguanieve, acelerándose entre los rascacielos como dagas mortales. La pregunta de rigor era: ¿carteras grandes de piel de reptil o sobres chatos con monograma de alguna marca de lujo? Respuesta: sobres chatos porque es más fácil usarlos como escudo para proteger la cara al instante, aunque se llegó a ver señoras que vaciaban sus bolsos extra large y metían la cabeza adentro como un casco cuando el frío atravesaba el sombrero y la cola del desfile en el exterior no avanzaba. Y cascos propiamente dichos, de hecho, también llegaron a verse: es que entre los Juegos Olímpicos de Sochi, que Daft Punk los impusiera en los Grammys, y que la gran tienda departamental Bloomingdale’s dedicara recientemente sus vidrieras a cascos de fútbol americano tuneados por Diane von Furstenberg, Narciso Rodríguez, Donna Karan, Helmut Lang, Kenneth Cole y demás estrellas de la moda, quien no tenga uno especial en la Gran Manzana prácticamente no existe. ¿Qué mejor momento para sacarlo del armario que una Fashion Week bajo cero?
Claro que los cascos tienen otro uso fundamental estos días: protegen de las caídas. No hubo medio que dejara de señalar cómo las patinadas en la entrada a los desfiles se convirtieron en el verdadero leitmotiv de la temporada. Sobre todo cuando tantas socialités, celebridades y, ni qué hablar, blogueras-estilistas (como parecía definirse una buena parte de la audiencia) insistían en llegar con tacos aguja.
"Nada peor que el stiletto. Los de gamuza de colores destiñen y van dejando su marca en la nieve, que termina siendo gracioso. Los que más se vieron fueron Louboutin y Charlotte Olympia, que de ninguna manera son impermeables. Carísimos y arruinados para una foto", suspira la diseñadora de carteras Yliana Yepez, cuya colección de zapatos de lujo fue expuesta en el museo del Fashion Institute of Technology.
"El peor error –explica el diseñador top de las socialités, Alvin Valley, conocido como The King of Pants, o el rey de los pantalones– es ir con pantalones largos. El ruedo se arrastra por el lodo que enseguida cubre las calles de Nueva York. Señoritas enlodadas puede ser algo bastante sexy, pero no en este caso", dice divertido.
Por eso, para sus colecciones de invierno, él hace los pantalones hasta el tobillo estilo Capri, como en general se asocia con las colecciones de primavera. "Es fundamental para que entren cómodos en las botas de lluvia, incluso más importantes que las de nieve para los días de barro, que son muchos más", concluye.
Algunas mujeres de avanzada, por el contrario, doblan la apuesta. Los zapatos no sólo son de taco, sino peep-toe, o con las puntas abiertas. La solución que le encuentran para no congelarse del todo es ponerse gruesas medias de lana abajo, algo que, de hecho, se vio también en la pasarela, como en el desfile de Tracy Reece, y en colecciones europeas como el relanzado Saint Laurent. Para algunos críticos, esto es repelente. "Recuerdan lo que una tía abuela consideraría el look apropiado una vez que la demencia senil hace estragos", sentenció un matutino.
También estuvieron a la orden del día para llegar a la Fashion Week sandalias plásticas como las que usan los jubilados en Miami para acceder a las piscinas públicas, pero con tachas punk agregadas, o tipo Birkenstock, plateadas con agregados metálicos amenazantes, combinadas con medias térmicas color pastel. Sí, las Birkenstock con medias están de vuelta, y los blogs de moda las miran con simpatía, aunque todavía algunas socialités se manejan con sentido común.
"Lo que hago es traerme las típicas botas de esquí peludas de los 70 –explica Whitney Fairchild, considerada la Zelda Fitzgerald del nuevo siglo y que trabajó años en Ralph Lauren–. Las combino con algo más glamoroso arriba y listo."
Si no, con un poco de simpatía, varias asistentes consiguieron que los hombres que pasaban por la calle, o algún portero de edificio que no fuera temeroso, las cargaran a caballito hasta la entrada. Lo mejor del show de la Fashion Week, aun en las peores condiciones meteorológicas, sigue estando afuera.