El golpe a la sede del Banco Río, de Acassuso: avances en la investigación. Fueron cinco los ladrones en el banco
Aparecen en los videos aportados por la entidad y fueron descriptos por los rehenes; descubren marcas en el desagüe pluvial
A partir de las declaraciones de los 23 rehenes y del análisis preliminar de las filmaciones de una cámara instalada en el salón de atención al público de la sucursal Acassuso del Banco Río, se determinó que fueron cinco los ladrones que irrumpieron en la entidad el viernes último y saquearon 145 cajas de seguridad.
Según informaron a LA NACION fuentes con acceso a la causa, en principio, los testigos habían señalado a cuatro asaltantes, pero luego de escuchar todas las declaraciones de los clientes y empleados que estaban en el banco, los responsables de la investigación concluyeron que actuaron cinco delincuentes; uno de ellos vestido con traje y camisa rosa pálido; dos malvivientes con ropa sport; otro con un delantal similar al que utilizan los médicos, y el quinto también con un traje.
Ayer, los principales responsables de la investigación: el ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian; el fiscal de San Isidro Jorge Ariel Apolo, y el jefe de la policía bonaerense, superintendente Daniel Rago, se reunieron en La Plata, en la sede del Ministerio, con el fin de analizar todos los elementos e indicios acumulados hasta el momento en la causa, definir las líneas de investigación por seguir y realizar un perfil de la banda.
Sobre el último punto, allegados al ministro Arslanian ratificaron que "en forma meticulosa se armó un rompecabezas con todas aquellas personas que pudieron haber realizado un asalto de este tipo y, en todos los casos, coinciden con ex militares, ex agentes de inteligencia o ex policías".
A estas características hay que sumarles que "los asaltantes tenían un importante conocimiento de buceo táctico militar, de manejo de explosivos y contaban con una importante estructura que les permitió comprar equipos para moverse en el desagüe pluvial y orientarse en la excavación del túnel de 14 metros, que comunicaba el desagüe con la sala de máquinas situada al lado del tesoro".
También conocían perfectamente los métodos de la policía para actuar en los casos de toma de rehenes y sabían que la construcción de la sucursal impedía que algún efectivo del Grupo Halcón pudiera llegar hasta ellos para poder seguir de cerca sus movimientos.
Importantes fuentes policiales y judiciales indicaron que los policías asignados a la investigación del audaz golpe ocurrido hace una semana en el banco situado en la esquina de Avenida del Libertador y Perú intensificaron los esfuerzos para tratar de encontrar a los cinco ladrones y se plantearon como un desafío la búsqueda y recolección de pruebas.
"Aunque nos llevan tres meses de ventaja, estoy seguro de que, con el tiempo, se esclarecerá este robo. Hay gente que está trabajando mucho, como los detectives y los ocho buzos tácticos que se pasan nueve horas todos los días recorriendo el desagüe pluvial para tratar de encontrar elementos que pudieron haber dejado los ladrones. Son ellos contra nosotros y los vamos a atrapar", expresó una importante fuente de la investigación.
Si bien todavía los buzos no pudieron determinar el lugar por el que los delincuentes salieron del desagüe el viernes último con un botín estimado en más de seis millones de dólares, ayer realizaron un descubrimiento importante.
Se trata de una serie de marcas pintadas en la pared del caño de casi cinco metros de diámetro, colocadas cada 20 metros y que terminan en una alcantarilla situada a siete cuadras del banco.
Según fuentes judiciales y policiales, esas marcas no se ven a simple vista ni cuando se iluminan con linternas. Sólo pueden verse gracias a lentes de visión nocturna. No obstante, un peritaje realizado en esa alcantarilla determinó que no había sido abierta en mucho tiempo.
Una de las presunciones que tienen los investigadores apunta a que los autores del audaz golpe invirtieron más de 50.000 pesos en la compra de equipos y de información sobre el banco y el desagüe, y que habrían alquilado una casa donde hicieron otro túnel hacia el desagüe con el fin de trabajar con comodidad y sin la presencia de testigos. Tal como ocurrió con el asalto a la sucursal Recoleta del Banco Crédito Argentino, ocurrido el 4 de enero de 1997.
El dique
El trabajo de ingeniería realizado por los boqueteros no sólo incluyó la construcción con precisión extrema del túnel del banco.
También hicieron un dique para controlar el nivel del agua dentro del caño. El dique, levantado con tierra y maderas, estaba dos metros antes de la boca del túnel en el desagüe. Allí, debajo del banco, el agua tiene medio metro de altura y el nivel de agua desciende a medida que se avanza hacia la Panamericana.
Con el precario embalse, cuyas paredes tenían entre 1,70 y 1,20 metros, los boqueteros hicieron que aumentara el nivel del agua para lograr condiciones de flotabilidad necesarias para trasladar el bote inflable y cargar las herramientas, la tierra y el millonario botín.
Los técnicos indicaron que el nivel del agua, a 20 cuadras del banco, aumentó a casi un metro como consecuencia del dique.
Anteayer, muy cerca de la boca del túnel que lleva al banco, los buzos encontraron el bote inflable que había sido abandonado por los asaltantes.
Sobre los asaltantes, ayer, a través de un comunicado, el Ministerio de Seguridad bonaerense confirmó "que se incorporó a la causa material fílmico obtenido de las cámaras de seguridad de la entidad bancaria, donde se observó parte de la actividad de los autores del hecho".
Además, la cartera provincial señaló que "se está trabajando con los medios técnicos disponibles para mejorar la nitidez de las imágenes, lo que permitirá su utilización como base para un posible cotejo fotográfico".
Algunos de los testigos indicaron que debajo de las mangas de uno de los delincuentes y en el cuello de otro de los ladrones sobresalían prendas similares a las que utilizan los surfistas.
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