El caso Schenone. Horacio Conzi, cada vez más comprometido
Reconocen la camioneta del empresario
No fue un buen día para Horacio Conzi en el juicio oral que se le impulsa por su presunta responsabilidad en el asesinato de Marcos Schenone.
Ayer, los jueces Federico Ecke, Carlos Vales Garbo y Osvaldo Rossi rechazaron por "infundado" el planteo de recusación presentado por los abogados del dueño del restaurante Dallas.
Además, el oficial Raúl Carvajal, el primer policía en llegar a la escena del crimen la madrugada del 16 de enero de 2003, dijo que las dos chicas que viajaban con Schenone en el remise baleado, Paula Alonso y Gisella Carabeta, le contaron que "Horacio, el dueño de Dallas", conducía la camioneta 4x4 que los perseguía.
La declaración del policía coincidió con el testimonio de Alonso, pero no con los dichos de Carabeta, quien, en la primera audiencia del debate, negó haberle dicho al uniformado y a su amiga que el conductor de la camioneta era "Horacio, el dueño de Dallas" [por Conzi].
Mientras que un remisero que trabaja en un agencia situada en la esquina de Florencio Varela y Avenida del Libertador, en Beccar, frente al lugar del crimen reconoció que desde una camioneta gris similar a la que pertenece al imputado se dispararon los 14 tiros contra el Ford Galaxy bordó conducido por Rodolfo Fernández y en el que viajaban los citados Schenone, Alonso y Carabeta.
Carvajal recordó que la chica "más gordita", en alusión a Carabeta, tenía "mucho miedo de declarar", porque "estaba su hermano de por medio y temía que perdiera el trabajo", debido a que se desempeñaba como carpintero en el local de Conzi.
El remisero describió primero la camioneta 4x4 que vio y cuando el tribunal le mostró una foto de la Jeep Grand Cherokee de Conzi la reconoció y aportó detalles sobre las llantas deportivas.
El último testigo que declaró ayer fue Héctor Sosa, el perito de rastros de la Policía Científica de San Isidro que estuvo en la escena del crimen. Sosa recordó que levantó muestras de sangre, mechones de cabello de la mano de Schenone -eran de Alonso y fueron arrancados cuando la víctima protegió a la chica- y los restos de pintura gris del lateral izquierdo del remise que había sido rozado.
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