Influyeron los costos y el empleo en la ciudad
Era un predio virgen el del Aeroparque durante la década del 40. No había torres en Belgrano ni en Núñez, ni mucho menos restaurantes de moda ni discotecas.
Pero la ciudad creció y los avances urbanos convirtieron un terreno relativamente seguro en un complejo riesgoso. Llegaron las críticas, entonces, y los pedidos de los vecinos de la zona para que el Jorge Newbery desapareciera de la Costanera. O de esa porción de la Costanera, al menos.
Construir una aeroísla o rellenar una superficie nueva sobre la costa y levantar encima una pista costaba una fortuna, en principio, sumado a que nadie sabía cómo podían impactar estas construcciones en el medio ambiente (oficialmente, al menos, estos estudios no se conocen).
La variante era llevar los vuelos de cabotaje o corto recorrido a Ezeiza. Según el informe de una comisión interjurisdiccional conformada ad hoc, esto implicaba construir nuevos accesos terrestres entre la ciudad y Ezeiza. Y prever una variante tal como un tren especial.
La presencia del Aeroparque en la Capital, además, colabora con el sostenimiento de 6500 empleos directos y alrededor de 18.000 indirectos, de acuerdo con el mismo estudio.
Y hay más: como buena parte de los vuelos desde el interior a Buenos Aires tiene como destino la ciudad, llevar la terminal a Ezeiza hubiera significado un costo adicional por traslados desde la provincia hasta la Capital de al menos 75.000.000 de pesos anuales para los usuarios.
Como conclusión, entre el aumento de los costos, la declarada "incomodidad" de muchos pasajeros encuestados y las demoras que se producirían en los traslados, las compañías de aeronavegación hubieran perdido un 20% de sus operaciones, aseguró el informe.
Los vecinos del Aeroparque probablemente no estarán contentos. Buena parte de los usuarios, seguramente, sí. Y Aeropuertos Argentina 2000 dice que la firma hubiera preferido irse a Ezeiza. "Es el doble de personal, dos torres en lugar de una... la ecuación no da", explicó Sergio Resumil, de AA2000. Son, de alguna manera, los afectados directamente por la renegociación.
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