Karlic: "Es inmoral no interesarse en la política"
Monseñor Karlic: en un extenso diálogo con La Nación, el nuevo presidente del Episcopado dijo que toda la sociedad, incluidos el Gobierno y la misma Iglesia, viven una profunda crisis moral.
PARANA._Con la severa advertencia sobre la pérdida del sentido moral en muchos estamentos de la sociedad, incluido el Gobierno, la renovación de autoridades en la Iglesia argentina parece haber marcado algo más que un simple cambio de estilo.
La mirada reflexiva que el nuevo presidente del Episcopado, monseñor Estanislao Karlic, le imprimió al último pronunciamiento de los obispos, en el que se mostró el perfil de un país herido por los escándalos, constituye el eje central de una nueva etapa, que apunta a revitalizar la acción de la Iglesia en todos los campos, sin distinción de compartimentos estancos.
"Es inmoral no interesarse por la política", aseguró Karlic en esta ciudad, en una entrevista con La Nación, al abrir las puertas de una estrategia que apunta a llevar el mensaje evangelizador de la Iglesia a todos los rincones de la sociedad.
Lo hizo manteniéndose fiel a su estilo austero, sencillo y profundo, para evitar tal vez las negativas reacciones que puede suscitar el carácter admonitorio que muchas veces baja desde el púlpito.
Sin dejar de advertir con severidad y preocupación sobre los males que aquejan hoy a nuestro país, Karlic prefiere partir de una invitación a la revisión de los errores. Pero incluye a la propia Iglesia en la primera fila del confesionario, para examinarse a sí misma.
Sin embargo, no deja a la intemperie a los sectores más postergados por la crisis y advierte que "no basta con crear muchos bienes para que se diga que el país es rico". Por el contrario, "resulta necesario lograr una distribución más justa y equitativa para lograr que todos puedan crecer".
Sin medas tintas, el arzobispo de Paraná, diócesis a la que llegó hace trece años para suceder a monseñor Adolfo Tortolo, asegura que "el planteo de buscar una sociedad rica y poderosa, donde muchos miembros padezcan necesidades está muy alejado de la doctrina social de la Iglesia".
Distancia, pero no desinterés
Poco afecto a las declaraciones altisonantes, Karlic prefiere marcar una distancia en la relación con el Gobierno, sin que ello implique desatender las necesidades apremiantes de los sectores más postergados.
Todos reconocen en Paraná que el nuevo presidente del Episcopado casi no frecuenta los despachos oficiales. "Mas bien es al revés; los que reciben llamados son los teléfonos del Arzobispado", recordaba días atrás una crónica viva del perfil de Karlic publicada por el matutino local El Diario.
En la propia sede eclesiástica recuerdan el caso de un dirigente católico que no pudo viajar a un congreso porque Karlic se negó a gestionar el pasaje ante autoridades oficiales.
Recostada sobre la avenida Costanera, a orillas del río Paraná, la sobria residencia del arzobispo -una casa de dos plantas, a la que se accede por una escalera de piedra, a unos 200 metros del hotel Mayorazgo, en el barrio Parque de la ciudad- fue el lugar donde Karlic recibió a La Nación, a una semana de haber asumido su nueva responsabilidad episcopal.
La invitación del fotógrafo para hacer la entrevista al aire libre, en el balcón de un pequeño jardín, fue aceptada de buen grado por Karlic, que acomodó los dos sillones de la galería para prestarse a un diálogo abierto, con vista al río, que se prolongó durante una hora.
-¿Las críticas del último mensaje episcopal incluyeron al Gobierno?
-Nos incluye a todos, empezando por la Iglesia. Por eso invitamos a todos a revisarse y queremos examinarnos nosotros, la Iglesia, en primer lugar. Lo intentamos hacer caminando hacia el tercer milenio, como lo aconsejó el Papa, pero esta actitud tiene que ser permanente.
-La decisión de institucionalizar una amplia ronda de diálogos con la sociedad y el mundo de la cultura ¿está orientada a relegar los posibles acercamientos individuales que algunos obispos puedan tener con determinados sectores políticos?
-Nosotros queremos que en nuestros gestos y en nuestras palabras se manifieste la acción evangelizadora, que tiene como destinatario al mundo entero. Nos hemos propuesto que la acción de la Iglesia no tenga otro acento que los intereses de la evangelización. Pero para ver este horizonte es necesario tener muy en claro la jerarquía de verdades.
-¿Se pueden esperar cambios en la relación de la Iglesia con el Gobierno?
-La Iglesia valora la política. Pero no quisiera empezar el diálogo sin valorar a toda la sociedad. Hay que estar en todos los ámbitos y no podemos dejar de acercarnos al ámbito político.Quiera Dios que nos acojan y que nosotros sepamos acercarnos. El diálogo incluye al Gobierno, a los partidos políticos, a las autoridades.
-¿Habrá una presencia más activa de la Iglesia?
-La que exija el diálogo pastoral. Vamos a rechazar todo lo que no sea diálogo pastoral. Trataremos de acercarnos con espíritu evangélico cuidando mucho de no tener manifestaciones que puedan aparecer como no siendo pastorales.
-¿Qué significado tiene la designación del cardenal Primatesta al frente de la comisión de Pastoral Social?
-Se quiso reconocer su sensibilidad y sus valores pastorales, que el Episcopado no quiere perder.
-¿La incorporación de monseñor Laguna apunta a dar más preponderancia al área de Pastoral Social ante la opinión pública?
-Siempre fue una comisión importante. Me parece que se ha constituido un equipo muy valioso, que va a tener una presencia muy seria y honda para ofrecer la doctrina social de la Iglesia.
-¿Qué pueden esperar de la Iglesia los sectores más debilitados y postergados de la sociedad?
-Primero debemos sostener permanentemente la conciencia de que la vida política, entendiendo como tal la vida de los dirigentes como la de quienes constituyen el pueblo, es una vida moral. Lo político pertenece a lo moral. Eso significa que tiene que ser vivida de acuerdo con las leyes morales. Y es inmoral no interesarse por la política, porque es desprenderse de la obligación de atender al bien común, que nos atañe a todos. Y si nos atañe a todos, todos estamos obligados.
-¿Ese interés por la política exige una presencia más activa de la Iglesia?
-Nuestra gran contribución será la difusión de la doctrina social de la Iglesia, que coincide con la moral natural política. Y esto siempre con un respeto sincero por quienes piensan distinto.
-¿Usted siente que la Iglesia está cerca de la gente más postergada?
-Si me hace una pregunta moral, le tengo que decir que todo lo que hemos hecho es poco para todo lo que debemos hacer. Porque la conducta siempre tiene la medida superior de la caridad y la caridad nunca queda satisfecha diciendo "he hecho todo". Siempre podemos hacer más. Pero yo le diría que se fije en todo lo que hacen las parroquias, especialmente en las zonas más pobres, donde la Iglesia se intenta acercar, a veces con juguetes, para que los chicos aprendan y prestar así ese servicio maravilloso que es la educación.
El pecado también está en la Iglesia
PARANA (De un enviado especial).- Para monseñor Karlic, los signos que evidencian la existencia de una crisis moral no están dados por una sumatoria de pecados, sino por el intento de quebrar el sentido del pecado y romper el sentido moral.
"No solamente hay faltas contra leyes que se aceptan, sino que hay pecados que se quieren justificar", dijo, al expresar su preocupación por "una crisis antropológica profunda, que supone el olvido de Dios, el secularismo".
-Cuáles son los signos alarmantes de pecado que los obispos denunciaron en la declaración de San Miguel?
-La falta del sentido de la vida. Como dice el Santo Padre, una actitud que toca los comienzos y los fines de la vida, cuando aparece en la concepción y cuando está acabando su carrera noble y majestuosa. Porque toda vida tiene la majestad de la eternidad. Otro de los problemas que miramos con preocupación es haber perdido el sentido gozoso de la vida humana, la pérdida del sentido moral y del sentido de la verdad, que significa perder la comprensión y el valor de la inteligencia.
-¿En la Iglesia hay también signos alarmantes de pecado?
-Por supuesto. El Papa nos reclama que no nos quedemos tranquilos mientras no logremos la unidad con los hermanos separados. Tenemos que trabajar para que este escándalo de la desunión acabe.
-Así como en la anterior asamblea el Episcopado hizo una revisión de sus errores, ¿se puede esperar una profundización de la autocrítica y extenderla a fallas u omisiones cometidas en los tiempos que corren?
-El Episcopado ha pedido que todos en la Iglesia hagamos esta revisión. Pero creo que el examen de conciencia es algo que corresponde a la condición humana. No sé cómo se puede organizar. La Iglesia nos dice que al final de cada día es conveniente y muy saludable hacer el examen de conciencia de la jornada. Quiera Dios que encontremos modos para hacerlo, que adquiramos una disciplina para revisar nuestras conductas. No para estar siempre volviendo hacia atrás, sino para mejorar lo que es y lo que será.
-¿El alcance de esta recomendación excede los muros internos de la Iglesia?
-Exacto. Como dice nuestra última declaración, más responsabilidad, no solamente por lo que pasa sino por lo que pasará, tienen aquellos que más saben, más tienen, más pueden.Quien más debe a la comunidad debe tener más cuidado para la moralidad de su acción y también mucho más cuidado para revisar sus acciones.
-La creación de un consejo para la Causa de los Santos en el Episcopado apunta a lograr la canonización de algún argentino?
-Soñamos con que prospere la causa del cura Brochero, que está bien orientada y en buena marcha. Otra causa que nos entusiasma es la de fray Mamerto Esquiú, pero lamentablemente no está tan avanzada.
-¿De qué depende que una causa de beatificación se acelere?
-De la marcha de las investigaciones históricas, el seguimiento de la causa. A veces se detiene porque no se encuentran hechos que puedan ser presentados como milagros.
-¿Hay influencias, lobby, en el Vaticano?
-No, (sonríe) para nada. En absoluto. Gracias a Dios ...
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