Miradas de mujer y de hombre. La belleza y la angustia
La Marilyn íntima que imagino no está en la cama, desnuda, devorando con sus ojos la lente de una cámara. Se parece mucho más a la de una foto en la que salta por el aire, en su vestido rojo, con los puños y la sonrisa apretados. Es la imagen de la portada de una de esas joyas de biblioteca publicadas por la editorial alemana Schirmer/Mosel ( Marilyn Monroe. Photographs 1945-1962 ), tomada por uno de sus grandes retratistas, el fotógrafo Philippe Halsman.
La idea de retratar famosos en el aire culminó, entre otras cosas, en un trabajo para la revista Life . Los editores querían a Marilyn en la tapa. "Ella fue al estudio de Halsman exactamente tres días más tarde y diez minutos antes de la cita. La foto fue tomada en 1959 y publicada en Life , pero no en la tapa", cuenta el autor de los textos del libro, Truman Capote. Vale la pena mirar con detenimiento esta foto. Marilyn aprieta los dientes, como bruxando el miedo a saltar sin saber en qué momento llegará el click que irá a retratarla tal como es. Aunque de una belleza extraordinaria, parece allí una mujer común y corriente preguntándose si irá a gustarle a los otros en ese raro salto, despeinándose, o si será lo suficientemente capaz de "rescatarse" sola en caso de una abrupta caída.
Marilyn congelada sin poder ejercer el control sobre su sonrisa no tiene el color brillante de esas imágenes suyas plasmadas en las serigrafías de Warhol. Es más real, siente miedo, angustia, tensión, deseos de ser libre y también alegría. "En un salto, la máscara se cae. La persona real se hace visible", dijo Halsman.
¿Ser como ella? No dan ganas. Dan ganas de ponerse en sus zapatos sólo para ofrecer una oreja empática a ese rostro de angustia y tormento. El de la belleza invalidante de cualquier intento de Photoshop . El de la chica curiosamente feliz, con sonrisa de tristeza agazapada, que desde una foto pide a gritos una amiga en un café.
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