La ciudad tiene un nuevo museo
Funciona en el Registro Civil y se podrán consultar actas de bautismo del 1800.
El dos veces presidente argentino Hipólito Yrigoyen se llamaba en realidad Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús. Este detalle se esconde, junto con otros datos poco difundidos de destacadas figuras de la historia nacional, en los libros parroquiales fechados entre 1858 y 1885 que el público podrá consultar a partir de hoy en el Registro Civil porteño.
La colección integra el patrimonio del complejo de archivo, museo y biblioteca inaugurado ayer en el cuarto piso del edificio de Uruguay 753 por el director general del organismo, Esteban Centanaro.
Lo acompañaron el subsecretario de Gobierno de la ciudad, Jorge Enríquez, y el senador nacional José María García Arecha, autor de esta iniciativa que busca difundir el acervo cultural de Buenos Aires entre vecinos, historiadores y estudiantes.
De las autoridades porteñas dependen los museos Fernández Blanco, de Arte Moderno, Cornelio Saavedra, Larreta, Eduardo Sívori, Del Cine, José Hernández, De la Ciudad y Perlotti. Ayer se sumó el del Registro Civil.
Unos 1000 volúmenes con actas de bautismo, matrimonio y defunción, expedidas por las parroquias de los distintos barrios porteños, anteriores a la creación de las oficinas; una biblioteca especializada en derecho civil y dos vitrinas con mobiliario que reproduce cómo trabajaban los oficiales públicos hace décadas componen las tres áreas del complejo.
Incunables
Visten las paredes que rodean el pasillo de acceso copias encuadradas de las partidas que acreditan la muerte de, por ejemplo, "Bartolomé Mitre, el 19 de enero de 1906" y de "Leandro Alem, por herida de arma de fuego, el 1º de julio de 1896".
"Quisimos exhibir a la comunidad los libros gemelares, algunos únicos porque fueron incinerados los originales guardados en la Curia o en las iglesias. Tenemos interés por la preservación del patrimonio histórico de la ciudad. La colección incluye actas de comunidades que profesan otros credos, en dos idiomas", explicó Centanaro.
El director operativo del Registro Civil, Osvaldo Grossman, dijo a La Nación que "los volúmenes serán de utilidad a historiadores, genealogistas y sociólogos. Los tenemos sistematizados en un archivo para favorecer las búsquedas. Aquí podrán encontrar datos de un particular o trazar las condiciones de vida y las costumbres en determinados períodos".
En tal sentido, detalló: "En base a las partidas de defunción extendidas durante los años de la fiebre amarilla, pueden estudiar la población afectada. También salen a la luz en otras planillas qué sacramentos se recibían y cuáles no. Junto con la historia de las colectividades en la ciudad".
Cuatro empleados del organismo atenderán, de 9.30 a 16, a las personas que deseen rastrear información en la colección de libros parroquiales o en la biblioteca especializada en derecho civil, de familia y cuestiones registrales. "Será útil a estudiantes de Abogacía, estudiosos de la materia y oficiales públicos", explicó Centanaro.
El museo recrea los antiguos despachos del Registro Civil con escritorios, una máquina de escribir Remington, libros de asiento y chequeras de los bancos Nación y Ciudad. Entre las curiosidades expuestas en las vitrinas, aparece la tapa de La Nación correspondiente al 16 de agosto de 1940, que da cuenta de la colocación de la piedra fundamental del edificio de Uruguay.
"La ciudad fue el ámbito de desarrollo de varios protagonistas de la historia nacional. Mi idea fue compartir con la gente la información que tenemos sobre ella", señaló García Arecha.