La historia de una familia con dos mamás
Silvina y Mercedes relataron a lanacion.com las dificultades y limitaciones que atraviesan; recurrieron a un tratamiento de fertilidad y hoy luchan por los derechos de su hija de ocho años
Cuando falta sólo un día para que el proyecto que habilita el matrimonio entre personas del mismo sexo se debata en el Senado, temas como la crianza de los chicos vuelven a encender la polémica. Mercedes y Silvina, que están en pareja desde hace 16 años y tienen una hija de 8, buscan derribar prejuicios con el relato de sus vivencias cotidianas.
Estas dos mujeres luchan desde hace años por el reconocimiento de sus derechos y los de su hija. El amor que les brinda la pequeña las ayuda a no bajar los brazos.
En diálogo con lanacion.com, se mostraron convencidas de que mañana el Senado aprobará la ley y aseguraron que el voto positivo representará una salida a varios de los obstáculos que deben sortear debido a su condición sexual.
En la actualidad, su hija depende de las voluntades de los adultos que la rodean porque el Estado no contempla el caso de los hijos de parejas del mismo sexo en caso de separación o fallecimiento de alguna de las dos.
Su hija, a la que prefirieron mantener en el anonimato, fue concebida mediante un método de inseminación artificial e inscripta con el apellido de Silvina, que fue quien la gestó durante nueve meses.
Al no estar casadas, la niña no tiene garantizada la cuota alimentaria de su madre no biológica, la continuidad del vínculo, el acceso a una herencia o pensión y otras cuestiones de la vida cotidiana.
"Actualmente, no la puedo anotar en la obra social. Su pediatra atiende en la mía y tenemos que ir a un hospital público y quitarle el turno a otra gente. Tampoco la puedo retirar de la escuela si Silvina no me autoriza. Si ella se va del país por trabajo y le pasa algo, la nena queda absolutamente desprotegida", ejemplificó Mercedes.
Silvina y Mercedes se conocieron en 1994 en un contexto en el que el debate que hoy mantiene en vilo a la opinión pública era impensado. Ambas apostaron a su historia de amor y se animaron a construir una familia diferente.
El vínculo se fue tejiendo casi accidentalmente. Las presentó una amiga en común y empezaron a compartir salidas. Más tarde, la necesidad de mudarse de la casa familiar de una y abaratar los costos del alquiler de otra, les permitió compartir hogar y conocerse más.
Cuando la pareja estuvo consolidada, llegó la hora de enfrentar a los seres queridos. Silvina, de 41 años, contó a este medio que reconoció abiertamente su homosexualidad cuando hacía cinco que estaban juntas. "Nadie me preguntaba, pero se daba por hecho que ella era mi pareja y no una amiga. Nadie lo ponía en palabras", recordó.
"Todos reaccionaron distinto. Mi mamá lo aceptó, pero fue la más medida. Mi papá me sorprendió: compró un licor para festejar y le regaló un ramo de flores a Mercedes. A mi hermano se lo conté en un local de comidas rápidas. Con picardía, me pidió que me acercara y me dijo, casi al oído: «¿Sabés una cosa? Yo soy heterosexual ». Su salida me pareció brillante", relató Silvina.
A Mercedes le tocó encarar a sus amigos. Sus padres fallecieron cuando tenía 24 años y no tiene hermanos. "La mayoría lo aceptó con tolerancia e intentaron entender", comentó.
- ¿Cómo aparece la maternidad en este contexto? ¿Siempre estuvo presente en ustedes el deseo de ser mamás?
Silvina: En ambas había un claro deseo de ser madres. Tal vez en mi caso un poco resignado por la elección que había hecho. Empezamos a ver que todo esto era posible cuando vimos un programa de televisión que mostraba a parejas gays que usaban el método de la inseminación artificial o adoptaban. Es muy diferente la situación actual que la de hace diez años atrás. Nos costó encontrar un médico que tuviera cierta afinidad con la comunidad homosexual. Después nosotras fuimos las que retransmitimos a otras compañeras adónde había que acudir para no ser discriminadas.
Mercedes: Lo único que teníamos claro era que nosotras íbamos a ser visibles en cualquier lugar donde estuviera la nena. Nuestra familia nunca fue algo para avergonzarse ni ocultar. Siempre la pensamos como una alternativa más dentro de la amplia gama de modelos parentales.
Esta convicción estuvo presente en la elección del jardín maternal, primero, y de la escuela, más adelante.
Ambas recordaron con cariño la primera entrevista con la directora de ese jardín, una mujer que, sin contar con experiencias previas de otros niños con dos mamás, se mostró comprensiva desde el primer momento. De hecho, fue tan fuerte el vínculo que surgió entre ellas, que en la actualidad la mujer participa con su propia hija de las marchas organizadas por la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (Lgbt) para apoyar la ley.
Ese mismo espíritu encontraron en el colegio donde actualmente cursa la niña el nivel primario. "Buscamos una escuela laica, con papás y mamás progresistas y una dirección afín a esta ideología. A las entrevistas de admisión siempre fuimos desde la postura de que nosotras veníamos a ver si esa institución era la adecuada para nuestra hija, no si ellos nos aceptaban", explicó Mercedes.
Al día de hoy, el proyecto pedagógico y la comunidad de padres las acompaña sin poner distancia ni cuestionar el modelo de familia que decidieron llevar adelante.
Diálogo sincero. Una de las herramientas clave en la relación con su hija y en su inserción escolar fue abrir momentos de diálogo desde el principio.
"No hubo un día en que le revelamos la verdad. Lo encaramos desde muy chiquita, cuando empezó a acceder al lenguaje. Nunca planteamos están las familias y está la nuestra como algo antagónico", destacó Mercedes. "Nunca lo charlamos desde el lado de la carencia. «No es que vos no tenés un papá, vos tenés dos mamás»", graficó Silvina.
Esa sinceridad con la que decidieron manejarse con ella incidió en su manera de expresarse y contar lo que le pasa. Hoy, la pequeña se muestra abierta cada vez que sus compañeros de escuela le preguntan cómo nació y cómo es vivir con dos mamás.
La pareja comentó que sabe que vino al mundo gracias a los avances de la ciencia y responde todo lo que conoce del tema sin vueltas ni temor.
- ¿Qué piensan cuando desde algunos sectores opinan que la identidad sexual de los chicos se ve afectada cuando conviven con parejas homosexuales?
Mercedes: Me parece una carga embromada que los niños tengan que demostrar algo acerca de su sexualidad para tener derechos. Los niños de parejas heterosexuales no demuestran nada, sólo tienen la condición de niños, que es la única necesaria.
Silvina: Y si en el futuro fuera lesbiana, ¿qué? ¿Entonces no le vamos a dar derechos?
Mercedes: El día de mañana ella va a ser lo que quiera. Si no terminaría siendo una bandera de nuestra lucha y nosotras no buscamos que sea así.
Esta nota forma parte de una serie de artículos que se publican en lanacion.com sobre la discusión alrededor del matrimonio homosexual