La inteligencia artificial, eje de un encuentro en el Planetario
Con el marco del domo del Planetario de la Ciudad de Buenos Aires, y a sala llena –unos 250 asistentes–, se completó hoy por la mañana uno de los esfuerzos pioneros destinados a crear conciencia sobre las posibilidades, desafíos, riesgos y oportunidades de eso que, a falta de una denominación mejor, redondeamos con la frase "inteligencia artificial". Se lo denominó Algoritmolandia, y fue organizado por el Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (Intal), organismo que depende del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y cuyos contenidos son reflejo de un volumen que reúne los artículos de 40 expertos en casi 400 páginas.
En el renovado Planetario, fueron diez los analistas que echaron luz sobre una de las revoluciones tecnológicas más disruptivas de las historia. Habría tal vez que remontarse al nacimiento de la agricultura para enfrentar cambios de las mismas dimensiones. Suena exagerado, y tal vez por eso buena parte de la clase dirigente sigue observando el mundo como si estuviéramos a mediados del siglo XX, sin algoritmos de inteligencia artificial , sin robots, sin supercomputadoras de bolsillo. Sin Internet ni Big Data.
Algoritmolandia, desde el puntapié inicial, se propuso poner este tema (nada menos que las máquinas pensantes) en la agenda pública de América Latina. "Sí, la idea de fondo –dijo a LA NACION Gustavo Béliz, director del Intal– es ponerlo en la agenda, y también enfatizar la necesidad de que América Latina tenga una estrategia nacional a mediano y largo plazo que analice todos estos elementos, desde la inclusión social hasta la formación de recursos humanos; incluso cuestiones éticas".
A Béliz lo obsesiona el mapa que ha mostrado minutos antes, durante su presentación, que abrió la jornada. El gráfico es por demás elocuente: la única región del planeta donde no hay políticas públicas relacionadas con la inteligencia artificial es América Latina. Incluso en Kenia, que está en el continente más pobre del mundo, África, ya están planteándose estos asuntos.
"Creo que es una obligación de todo gobierno el tratar de anticiparse a lo que ocurrirá en el futuro. No a largo plazo, insisto, porque eso es imposible, pero al menos en los próximos cuatro o cinco años", dice Kristina Persson, ex Ministra de Futuro del gobierno sueco. Así como suena, Ministra de Futuro. Fue la tercera oradora de la mañana, que no sólo narró las conclusiones a las que arribaron sus equipos de trabajo (apostar al conocimiento, desarmar los silos estancos dentro los gobiernos, tener un Estado creativo), sino también el dato que más llama la atención en estas tierras lejanas en las que el modelo sueco parece no tener fisuras. El Ministerio del Futuro duró en ese país solo dos años. "Nosotros también tenemos problemas", resume, resignada, Persson, en diálogo con LA NACION.
–Los silos, esos que hay que empezar a desmontar para adaptarse al futuro, están en la Argentina hechos no de chapa, sino de acero forjado.
–En Suecia tenemos el mismo problema –responde Persson, y, extravagante como pueda sonar, concluye:– Estamos ahora esperando las elecciones, en dos semanas, para que algo de esto cambie.
Sí, suena demasiado familiar. Pero es que, de cierto modo, los cambios disruptivos ("es un cambio paradigmático", reflexiona Béliz, al hablar con LA NACION) allanan súbita e inesperadamente el terreno. Pero, incluso en ese escenario, América Latina está en un franco atraso sobre el que, esta reunión de hoy en el Planetario, intentó alertar. La agenda fue densa y rica. Los otros oradores fueron el economista, gerente del Sector de Integración y Comercio del BID, Antoni Estevadeordal; Nicolas Miailhe, presidente de la iniciativa The Future Sociedy (La Sociedad del Futuro), de la Universidad de Harvard; Débora Schapira, académica de las universidades nacionales de San Martín y Tres de Febrero; Kate Punder, ex asesora del gobierno de Australia para temas de economía digital; Eduardo Plastino, de Accenture Brasil (una de las charlas más destacadas, porque analizó el impacto de la inteligencia artificial sobre las economías latinoamericanas, nada menos); Elsa Estévez, del Departamento de Ciencias e Ingeniería de la Computación de la Universidad Nacional del Sur; Daniel Herymann, director del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la Universidad de Buenos Aires, y Marcarlo Cabrol, gerente del Sector Social del BID.