La muerte de Débora Pérez Volpin: qué declaró la anestesista
La anestesista Nélida Inés Puente, una de las imputadas en la causa por la muerte de la periodista y legisladora porteña, Débora Pérez Volpin , declaró hoy. La médica, de 62 años, apuntó contra el endoscopista, Diego Bailolenkier.
LA NACION accedió a la declaración completa, que consta de 10 páginas, donde Puente relató que fue la primera en darse cuenta de que algo estaba mal aquella tarde del 6 de febrero pasado. "Ella pensó que se le había salido el dedal, para ello tocó la panza de la paciente y buscó tomar su mano. Allí notó que la panza estaba dura y al destaparla la vió ‘inflada’. Entonces, en ese momento, le advirtió de ello a su colega (aclaró que fue anómalo y repentino, la paciente ingresó normal, sin hinchazón alguna)", dice el acta de la declaración que lleva la firma del juez Carlos Manuel Bruniard.
La profesional aclaró después que al colocar la anestesia antes de que comience la endoscopía, tocó la mandíbula de la paciente y controló la respiración con la mano. Cuando observó el oxímetro y advirtió la desaturación (baja), la destapó y ya estaba inflada. Por eso, volvió a tocarla y se dio cuenta de que ya no respiraba. Allí se colocó en la cabecera de la paciente y vio que ya estaba cianótica (de color azul), según declaró.
Luego aseguró que fue ella la que le sugirió a Bailolenkier que sacara el endoscopio y que tomó el laringoscopio. Explicó que la paciente no tenía previamente una anatomía que impidiera intubarla, pero notó que en ese momento estaba hinchada y con sangre y secreciones. Por eso debió aspirar (había sangrado negro y eso hacía imposible visualizar las dos cuerdas vocales para poder intubar). "Resaltó que si no logran ver las cuerdas vocales no pueden intubar, porque corrían el riesgo de ir para otro lado. La sangre era negra y se llenaba constantemente", detalla el informe de su declaración.
Ante la consulta de si el endoscopista no había visto la lesión que le provocó el sangrado, Puente contestó que "cuando retiró el endoscopio Bialolenkier no le dijo nada sobre una posible lesión y/o diagnóstico sobre que ocurrió. Por ello, infirió inicialmente que podría tratarse de una reacción alérgica".
Luego el magistrado contrapuso sus dichos con la declaración del endoscopista, que aseguró que él no perforó y que actuó perfectamente. Que no sabe el porqué de la desaturación y que todo lo que ocurrió fue a consecuencia de la actividad de los demás profesionales. A esto, la anestesista respondió: "La paciente desatura, ya estaba inflada (hasta ese momento sólo había colocado monitores y cánula nasal), cuando le sacó el mordillo la paciente ya tenía aire, su piel crepitaba. Y eso se lo hice notar. Esto era evidente para cualquier persona".
Ante la consulta de qué produjo la lesión en el esófago, que desencadenó todo el proceso que derivó en la muerte de la periodista, dijo que no sabía, pero "sí puede afirmar que no era preexistente (habría una hemorragia visible previa al estudio)". Mientras ella estuvo en la sala, aseguró, sólo le puso la máscara laríngea y Botto la entubó. "Ningún otro elemento pudo haber llegado hasta la zona de la lesión más que el equipo endoscópico", sostuvo.
En otro fragmento de la declaración se refirió al endoscopio que entregó el Sanatorio La Trinidad a la justicia. "Aclaró que la valija secuestrada y que aquí se le exhibe con la caña endoscópica era nueva, estaba sin uso y no puede afirmar si es o no la misma que se utilizó durante el procedimiento dado que todos los equipos son iguales. No lo reconoció. Dado que no trabaja con ese instrumental´, no conoce su funcionamiento, pero para su opinión la caña (y su estuche) es un ‘endoscopio casi nuevo’. Aclaró que el estuche donde se guarda la caña se coloca y saca 10 veces al día y este estuche estaba nuevo", dice el acta de la declaración.
Qué dijo ayer el endoscopista
Ayer, el endoscopista declaró también en el Juzgado Criminal y Correccional N° 57 por más de tres horas. Según pudo saber este medio, Bialolenkier presentó un escrito y luego respondió preguntas. En todo momento aseguró que su accionar durante la endoscopía fue el correcto y cargó las responsabilidades sobre la anestesista.
Sin embargo, no pudo explicar qué fue lo que desencadenó el proceso que derivó en la muerte de la legisladora porteña.
Tras las declaraciones, el juez tiene diez días hábiles para definir la situación procesal del endoscopista y la anestesista. Las opciones son: el procesamiento, el sobreseimiento o la falta de mérito. La figura legal que podría recaerles es la de homicidio culposo en grado de coautor.
En tanto, Diego Pirota, el abogado que representa a la familia de Pérez Volpin, dijo a LA NACION: "El endoscopista nunca logró responder a la prueba de cargo que pesa en su contra; por un lado, reconoce que Débora ingresó 'sana' al quirófano, y por el otro, no logra explicar el por qué la dejó al borde de la muerte".
"Trató de exponer aún más a la anestesista en la causa al referir que las lesiones en el cuerpo de Débora sólo pudieron ser producidas por ella", aseguró Pirota y cerró: "Su declaración resultó un mar de contradicciones con la prueba de la causa".