La sucursal volvió ayer a atender al público
Hubo pocos clientes y nuevos empleados
Con nuevos empleados, una celosa custodia y muy pocos clientes dispuestos a cumplir allí con algún trámite de rutina -incluso cerca de 40 se agruparon para hacer un reclamo en común-, la sucursal de Acassuso del Banco Río reabrió ayer sus puertas al público.
Seis días después del atraco sufrido a manos de delincuentes que el viernes último saquearon parte del tesoro y 145 cajas de seguridad del lugar, los nueve empleados que fueron tomados como rehenes siguen con licencia, aún sin fecha de regreso.
Lo cierto es que, en medio de la quietud que poco a poco parecen recuperar las calles cercanas al sitio donde ocurrió el atraco, en Avenida del Libertador 15.998, hubo quien salió en defensa de los empleados del banco tomados como rehenes y que, según fuentes de la investigación, también están bajo la mira de la Justicia.
"Repudiamos totalmente los dichos de que empleados de este banco están sospechados de haber participado del robo. Es una locura, porque son personas honradas, respetuosas y trabajadoras", sostuvo el prosecretario gremial de la Asociación Bancaria, Eduardo Negro.
El hombre también contó cómo es la situación de los habituales empleados de la sucursal que, desde el día del hecho permanecen recluidos, con asistencia médica y psicológica, según indicaron. "Por una cuestión de seguridad, estarán sin trabajar hasta tanto ellos lo crean necesario. Personalmente, me comuniqué con varios de ellos y mientras algunos están con temor, otros quieren reintegrarse en lo inmediato a sus labores", comentó Negro.
"Shock emocional"
En tanto, Juan Pablo Franco, gerente de comunicaciones del Banco Río, indicó que "los empleados vivieron una situación muy delicada, una suerte de shock emocional. Por ahora, se les ha recomendado que no trabajaran y ratificamos la absoluta confianza en todos los empleados de nuestra dotación".
Más allá de estas cuestiones, los clientes decidieron reunirse para alzar su reclamo grupal, primero, ante las autoridades del banco y, luego, ante el Ministerio del Interior de la Nación. "El banco tiene responsabilidad en el episodio y también queremos respuestas del Ministerio, porque acá sucedió algo muy extraño. En realidad, no teníamos seguridad", sostuvo un cliente que prefirió resguardar su nombre.
Este confió que, anteayer, cerca de 40 damnificados se reunieron en un bar de La Lucila con un fin concreto: organizarse para hacer reclamos en grupo ante distintos organismos. Incluso, no descartan la posibilidad de iniciar acciones legales en el caso de que el banco se mantenga firme en su posición de no pagar más de 50.000 dólares por cada caja de seguridad robada.
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