La tolerancia social favorece a los narcos
El narcomenudeo es el factor de riesgo más importante en las ciudades argentinas. Las estadísticas oficiales sobre homicidios en las calles porteñas señalan que en los asentamientos, especialmente en las villas 1-11-14 y en la 31, se registra la mayor cantidad de asesinatos. En esos territorios hay visibles escaramuzas por el control de los puestos de venta de drogas. Algo similar ocurre en Rosario, señalada como una de las ciudades con más cantidad de homicidios, pero si se visualizan los móviles de esos crímenes se encuentra casi siempre la mano de Los Monos o de alguna de las bandas que pelean allí por la sucesión del negocio narco. Toda esa violencia es sostenida por el aumento del mercado de drogas.
Los narcos se ven favorecidos por la tolerancia social -verificada en informes de la Sedronar- al consumo de sustancias ilegales. Su negocio se expande. Pero la misma sociedad que naturaliza la compañía callejera de la marihuana reclama a la vez terminar con el narcotráfico. Entonces se da la paradoja de observarse el aumento de las cifras de incautaciones sin notarse una disminución de la oferta de drogas. Si el mercado continúa en aumento, los grupos narcos se harán más fuertes y peligrosos. Es una lógica comercial inapelable.
La venta minorista de drogas no es considerada por buena parte de los jueces un eslabón importante de la cadena de comercialización narco. Por eso muchas veces se deja actuar a esas bandas supuestamente menores en importancia. Cada tribunal quiere conseguir la foto de captura de un jefe de cartel internacional. Y no es eso lo que hay en la Argentina, donde los pequeños clanes narcos son autónomos entre sí y representan el peligro real para los vecinos. La estadística expone que es tiempo de ocuparse del narcomenudeo.