Las Cañitas: los vecinos se quejan por los ruidos de una obra que el Ejército inició durante la cuarentena
En el medio de la cuarentena por la pandemia del coronavirus,el Ejército inició una obra en el barrio porteño de Las Cañitas. Si bien la habilitación de la construcción está en regla, los vecinos denuncian que el ruido de los martillos y el taladro perjudica la convivencia y los afecta psicológicamente.
Te sentís rehén del propio Estado que te pone límites, te encierra, pero no te defiende frente a los agentes que te agreden, como es esta obra en construcción
"En el edificio aledaño hay chicos con discapacidades y recién nacidos, es muy complicado y se dificulta todo", cuenta uno de los vecinos del inmueble a LA NACION. Los residentes del edificio lindero coinciden en que la angustia es muy grande y que se sienten desbordados por los ruidos, que inician temprano por la mañana y terminan recién a las 18. Se estima que hay alrededor de 75 familias afectadas por la situación. "Es complicado para los padres con hijos realizar las charlas de la escuela por Zoom, mientras los tipos martillan y meten gente", agrega el vecino, para quien la gota que rebalsó el vaso fue el viernes pasado, cuando los obreros de la obra prendieron fuego para hacer un asado.
Se trata de una remodelación de un complejo de departamentos ubicado en Báez 650 que pertenece al Ejército. La licitación de la obra pública fue adjudicada el 9 de marzo en el Boletín Oficial por un monto de $46.400.000 a la empresa Lurovy, que tramitó las habilitaciones correspondientes de circulación y de obra, por lo que está autorizada a continuar los trabajos incluso durante la cuarentena más estricta.
Al tratarse de una obra pública contratada por el Estado, la actividad está autorizada. "¿Esta obra es esencial? Están remodelando los departamentos, yo también tengo que pintar mi casa, para eso. Es bastante injusto", razona un vecino de la zona.
Durante las primeras semanas del confinamiento, la obra trabajaba de 7 a 19 de lunes a sábados, pero luego de reiteradas quejas y denuncias, los vecinos lograron que se deje de construir los sábados y que los ruidos iniciaran a partir de las 8.30. Otras de las quejas radica en que el camión para llevar escombros estaciona en la mitad de la calle e imposibilita el tránsito de peatones. Además, denuncian que no figura un cartel de obra en la entrada y que no cumplen con los horarios de descanso, ni con la distancia obligatoria.
"La obra comenzó el mismo día que inició la cuarentena, el 20 de marzo", recuerda Gladys Zugcic, la administradora del edificio aledaño. "Me comuniqué con los administradores del barrio militar para llegar a un ordenamiento. No podemos ir por el lado de la Justicia, porque la obra está autorizada. Como tienen que terminarla para diciembre, no les importa nada", indica. Si bien lograron algunas mejoras, la administradora cuenta que agotaron las instancias de diálogo. "Vimos que no había un eco positivo en las conversaciones. Yo administro 35 edificios, muchos tienen obras linderas y con todos llegamos a un acuerdo, excepto con esta obra", explica.
La semana pasada, los vecinos junto a la administradora iniciaron dos denuncias al Gobierno de la Ciudad. "Pudimos hacer una denuncia de que la obra está sin protección, porque comenzaron a sacar ventanas sin protección", afirma Zugcic. Incluso la semana pasada una inspectora del Gobierno porteño asistió al lugar, pero confirmó que la obra está habilitada. "Te sentís rehén del propio Estado que te pone límites, te encierra, pero no te defiende frente a los agentes que te agreden, como es esta obra en construcción", añade.
Ante la situación, la administradora contó que buscarán presentar un amparo legal. "No puedo entender que ni el Estado ni el Gobierno de la Ciudad nos asista", observa Zugcic.
La respuesta del Ejército
Fuentes del ejército explicaron a LA NACION que la empresa contratista debe terminar las obras para diciembre de este año, porque se trata de viviendas que deben estar aptas para ser ocupadas por familias militares a fin de año. "Trabajan contrarreloj", sostuvieron.
Si bien aseguraron que es "lógico y entendible" el malestar de los vecinos, advirtieron que del otro lado de la obra hay familias militares que están sufriendo los mismos ruidos. "La empresa tiene un contrato y tiene que cumplirlo. Los horarios son los autorizados y está todo en regla", añadieron. Además, explicaron que la empresa tramitó las habilitaciones correspondientes de circulación, posee Programa de Seguridad e Higiene aprobado, y aplica todos los protocolos establecidos entre la Cámara Argentina de la Construcción y la UOCRA.
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