Un secuestro que conmovió a Uruguay. Liberan a la hija de un banquero

MONTEVIDEO (De nuestro corresponsal).- Tuvieron un inesperado y atípico final los veinte días que duró el cautiverio de Valentina Simon Ferrari. La chica, hija del gerente general del banco privado más importante del Uruguay, el ABN-Amro, volvió a pie a su casa temprano en la mañana. Y, poco después, su secuestrador, un abogado, quedó detenido, tras ingresar en la comisaría por voluntad propia y confesar todo.

El letrado, que también es escribano (y, según fuentes de la causa, lleva un apellido de alcurnia, que no fue difundido), está separado y tiene cuatro hijos, se hallaba declarando anoche ante el juez. Dijo que "por estar en situación de insolvencia económica" se animó a encarar el operativo. El 18 del mes pasado chocó con su camioneta a Valentina, que salía de su casa para el colegio en una motocicleta; la golpeó y la metió en la parte de atrás del vehículo, desde donde ella pudo enviar mensajes de texto por celular para avisar que había sido secuestrada.

La llevó a una casa en Punta Carretas -cerca de la rambla- y la dejó en el sótano. La trató bien, le dio alimentos y ropa e incluso le hizo un regalo, dijeron las fuentes.

Mientras, pedía a la familia un rescate de 2.300.000 dólares, que luego redujo a un millón y medio. Lo hizo por correo electrónico y hasta por medio de avisos fúnebres en un diario. Uno de ellos rezaba: "Publicar 550 [550.000 dólares] de esta oración para propagar los beneficios del gran Santo Expedito".

La policía rastreó esos pedidos hasta identificar al autor. Anteanoche detuvo a los padres del abogado para interrogarlos; según los informantes, con un doble objetivo: obtener información sobre el paradero de la chica y "presionar" al secuestrador.

El abogado, finalmente, cargó a Valentina en un auto y la dejó en la rambla y la avenida Bolivia, en Carrasco. Luego se entregó y dijo ser el único partícipe del hecho.

Eric Simon, el padre de la chica, dijo que su hija está bien (la revisó el médico familiar) y aseguró que no pagó rescate alguno.