Línea 144: las primeras confidentes de los casos de violencia contra la mujer
Suena el teléfono a las 13 en una oficina en el microcentro. La que llama es una mujer de 53 años que, luego de cuatro décadas de secreto y negación, se anima a contarle su madre que a sus 13 su padre la violó. Como él ya murió, y no está para defenderse, la madre no le cree. Y entonces hoy llama solo porque necesita alguien que la escuche. "No me quiso decir su nombre ni dejar datos de contacto. Le pasé la dirección de un lugar cerca de su casa donde pueden brindarle asistencia psicológica", cuenta Laura, la operadora de la línea 144 que la atendió.
La central de llamadas especializada en violencia de género de la Ciudad estuvo hiperactiva esta semana. El martes pasado, día en que Thelma Fardin denunció que Juan Darthés la violó cuando tenía 16 años , recibió un 33% más de llamados. Al día siguiente, aumentaron un 83%. Una cantidad inusitada de contactos de ese día fueron por hechos de violencia sexual, que no acostumbran recibir: crecieron 1700%. De eslogan a desahogo colectivo, la consigna #MiráCómoNosPonemos desencadenó una ola de denuncias y revelaciones en los principales centros de atención a mujeres, en las redes sociales y en los medios. Una olla que se destapó y parece recién haber comenzado.
La línea 144 funciona las 24 horas de los 365 días del año y está habituada a prepararse para fechas especiales en las que saben que recibirán más llamados, como cuando se producen las marchas de #NiUnaMenoso cada noviembre, al conmemorarse el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer . Pero las cifras de esta semana sorprendieron hasta a las propias trabajadoras. Con una particularidad: un gran porcentaje de los llamados fueron de mujeres mayores que, por primera vez, contaron una situación de abuso sexual que sufrieron . "Fue impactante hasta para nosotras como trabajadoras. Este caso [por el de Fardin] logró que muchas mujeres pudieran desinhibirse, traer un abuso de su historia al presente y contarlo como si hubiese sido ayer, aunque tal vez fue hace 50 años", explica Cristina Marrón, licenciada en Trabajo social y coordinadora del equipo de la 144.
Vista rápidamente, la central de la línea parece un call center más. Tiene ocho cubículos azules, una pantalla que indica a quién le ingresa una llamada y mujeres que hablan con auriculares. Solo que aquí no hay competencia, las métricas no determinan el sueldo y no hay límite de tiempo para las llamadas: duran lo que haga falta. Muchas veces, si la mujer quiere dejar sus datos de contacto se hacen seguimientos. Los papeles con datos útiles pegados en cada cubículo indican dónde se entrega el botón antipánico, cuál es el número de atención al suicida y los centros de salud donde se realizan interrupciones voluntarias del embarazo, entre otros.
Unas 29 operadoras, todas mujeres, realizan turnos de entre seis y ocho horas que cubren las 24 horas de los 365 días del año. Todas fueron capacitadas en materia de violencia de género. La mayoría son psicólogas, abogadas y trabajadores sociales.
"En realidad nunca te curtís", cuenta Emilia, una operadora de 58 años para la que siempre hay llamadas que conmueven más que otras y que varían según la experiencia de vida de quien atiende. "Me conmueve darme cuenta de que hay personas que están con una soledad existencial muy grande. Pero te corrés de ese lugar, o lo conversás con tus compañeras después", señala. Hace cuatro años que trabaja aquí. Hoy siente que con sus compañeras está haciendo historia. "Estamos aportando a un paradigma de cambio tan grande que nos emocionamos mucho. Los últimos días atendimos una cantidad de llamados de mujeres que nos contaron historias de vida calladas desde hace 10, 20, 30 o 40 años. Historias aberrantes que no se me podrían ocurrir nunca. Pero igual sentís que podés ser un hilo que puede servir para que esa mujer pueda comenzar un camino de salida", dice.
Las operadoras reciben todo tipo de llamados. "Desde mujeres que llaman escondidas abajo de la mesa con el tipo rompiendo la puerta del otro lado hasta las que llaman diciendo 'mi novio me pidió la contraseña del Facebook y no sé qué hacer'. Las profesionales acompañan no importa cuál sea la situación", explica Agustina Señorans, subsecretaria de Promoción Social del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat del gobierno porteño.
Según cuenta Emilia, los llamados van "desde alguien que cree que esto es el 147 y me pide que saque escombros hasta gente que últimamente llamó para defender a Juan Darthés".
Según informan, la mayoría de las mujeres que se contacta tiene entre 30 y 40 años y se comunica por primera vez. Generalmente, cuentan, los llamados suceden por la mañana cuando los hijos se van al colegio y los maridos a trabajar. Las comunicaciones que describen como con más violencia son las que se suelen dar los viernes a la noche cuando empieza a correr el alcohol.
La línea 144 no toma denuncias. Está para brindar asesoramiento, información y contención. Lo que no implica que, una vez en confianza y con el componente de anonimato requerido, un llamado que comenzó con un pedido de información termine en la radicación de una denuncia. "Es una línea a la que podés llamar y en la que una mujer te va a poner la oreja el tiempo que sea necesario para averiguar cómo estás, hacer una valoración del riesgo y decirte cuál es el próximo paso. Es la puerta de entrada al Estado", explica Señorans.
Redes
Las derivaciones dependen de cada caso pero pueden ser desde contactar a la policía para enviar un móvil si hay riesgo (aunque siempre se aconseja llamar al 911 para emergencias), explicar en qué lugares se pueden radicar denuncias o derivar a los Centros Integrales de la Mujer, donde hay equipos profesionales que brindan contención psicoemocional, social y asesoramiento jurídico.
Agustina es una de las operadoras más jóvenes, tiene 26 años. Hace poco recibió el llamado de una mujer de 70 años que se animó a contar que fue abusada. "Me dijo: 'Sos la única a la que se lo voy a contar, ni a mi familia'. Es muy fuerte escuchar esas cosas". Desde su experiencia, las mujeres más grandes revelan situaciones personales calladas durante años y las más jóvenes se manejan más en red: llaman para consultar por una amiga o una prima que ven mal. También perciben otros tipos de violencia más allá de la física.
Agustina disfruta trabajar en la línea 144. "Es como estar en la trinchera, trabajando con el primer contacto que va a tener una mujer que está sufriendo. Es una responsabilidad enorme", cuenta.
Para Marrón siempre es una gran satisfacción enterarse de que una mujer que atendieron por teléfono termina yendo al Centro Integral de la Mujer y radicando una denuncia. "Todo lo que va a pasar después es un mundo que tal vez yo, como operadora, nunca me entere. Pero ya es muy gratificante que agradezcan tanto por haber sido escuchadas. Es ahí donde se produce ese momento empático de mujer a mujer que se acompañan. Ahí uno piensa, valió la pena que llamaras".
"Creo en el poder de la palabra"
"No creo en el escrache por el escrache, caer en eso es muy peligroso, no creo en la violencia, sino en el poder de la palabra", dijo ayer a Clarín la actriz Thelma Fardin, que denunció a Juan Darthés por violación cuando ella tenía 16 años. A él se refirió también en la nota: "Este tipo tenía un rol y abusó de ese rol. Y si el adulto que te tiene que cuidar es el que te hace daño es tremendo".
Más leídas de Sociedad
Tenía 69 años. Murió el dueño de una avícola en un accidente: chocó a una camioneta, perdió el control de su moto y derrapó
Vivió hace 202 millones de años. Cómo era el antiguo reptil marino del tamaño de dos autobuses cuyo fósil fue hallado en una playa de Reino Unido
El presidente de la Asociación Médica del Hospital de Clínicas advirtió sobre el recorte de presupuesto